La justicia federal de Goya recibió el expediente de la desaparición de Loan en la madrugada de este martes. Quienes trabajaron la causa en las primeras horas están sorprendidos: la investigación es muy precaria, las pruebas muy débiles y no hay elementos para inclinarse por ninguna hipótesis, tal como anticipó Página/12, en exclusiva, en su edicion del lunes. Es más, la justicia federal acepta la causa “por razones de urgencia en la búsqueda”, no porque crea en la existencia de un delito federal. De manera que en cierto sentido se empezará de cero.
Primero, un punto clave: el análisis de los celulares que se movieron en la zona. Unos 3.000 usuarios transitaron la zona a la hora de la desaparición de Loan. La cantidad es relativamente alta, porque las antenas abarcan bastantes kilómetros, como suele ocurrir en lugares con pocos habitantes. Se buscará quiénes de todos esos usuarios tienen antecedentes en pedofilia u otros delitos similares. Tambien habrá una mirada sobre los que viven en los alrededores, siempre desde la misma óptica: antecedentes, perfiles vinculados a la pedofilia.
Segundo, por supuesto que es imprescindible analizar los celulares de quienes estuvieron en el almuerzo. Más que los diálogos, la geolocalización. Dónde estuvieron.
Tercero: se le pedirán informes a la policía correntina sobre los rastrillajes y es muy posible que se vuelvan a hacer, esta vez con fuerzas de seguridad nacionales. Es decir, la justicia federal no descarta que el niño haya tenido un accidente, que alguien se lo llevó para abusarlo y lo mató y, como posible, pero menos posible, la imputación que hicieron los fiscales: “captación con el objetivo de trata”.
La política, obviamente, mete la mano, con la insólita aparición de Patricia Bullrich con doce días de atraso. Es evidente que le conviene que no sea un caso de trata, que implica responsabilidad estatal, peor aún si se cruzó alguna frontera. Y, además, porque se desmantelaron todos los organismos orientados a combatir ese delito.
En la justicia federal
Aunque formalmente la jueza Cristina Pozzer Penso no aceptó todavía la competencia, ya empezaron a trabajar. Se había hecho de oficio, pero ahora de lleno. Por un lado el fiscal federal de Goya, Mariano de Guzmán y por el otro lado la Procuraduría especializada en trata, a cargo de Marcelo Colombo y Alejandra Mangano. Un integrante de ese equipo está en el terreno desde hace más de una semana.
Según fuentes federales, se aceptará la competencia porque no hay tiempo para debatir formalidades, es imperioso buscar al niño y existe la posibilidad de que se trate de delitos federales e interjurisdiccionales. “Hay que ver con el avance de la investigación. Tal vez llegue un momento en que nos declaremos incompetentes”, razonan en el fuero federal.
Cuando recibieron el expediente, los funcionarios federales quedaron impactados por la falta de evidencias. Al punto que libraron un pedido a la justicia correntina para que les entreguen “todo el material”, dado que no podían creer que hubiera tan poco. “No hay, ni por asomo, elementos como para sostener lo que sostuvieron los fiscales Juan Carlos Castillo y Guillermo Barry en la conferencia de prensa. No existen evidencias contundentes de lo que ellos calificaron como captación para trata”, señalo la fuente federal.
Los perros y la investigación
El mayor indicio de la acusación hasta ahora es el rastro odorífico marcado por dos perros en el Ford K de los detenidos y, en menor medida, en una camioneta Ford Ranger, pertenecientes al marino Carlos Pérez y la ex funcionaria María Caillava.
Página/12 consultó con varios entrenadores y todos coincidieron en algunos principios básicos:
- En un auto, las moléculas se conservan más, porque es un lugar cerrado y se impregnan en el tapizado. Sin embargo, el almuerzo fue el jueves 13 de junio y los perros marcaron los vehículos una semana más tarde, cuando ya habían transitado por muchos lugares, seguramente con las ventanas abiertas. De manera que el marcado no da certezas, es un indicio, pero tiene que encajar con otras evidencias. Si no, es de maxima debilidad. Hay que ver si la persona (en este caso) vomitó, si sangró, en esos casos es más detectable el rastro odorífico.
- Los marcados al aire libre, en el campo, después de la lluvia -ocho milímetros- y que haya pisado mucha gente, son más débiles aún. Todo depende mucho de los perros, los instructores, el nivel de entrenamiento. Pero la prueba es también débil. “Las partículas son volátiles. Juega el viento, la presión atmosférica, la cantidad de gente que pasó por el lugar. Es más sencillo en el caso de una persona fallecida, porque hay un proceso de deterioro del cuerpo". La periodista de C5N, Mariela López Brown, le preguntó a los fiscales por qué habían permitido tanto tránsito desde el primer día, y los funcionarios no tuvieron respuesta.
- En todos los casos, la clave está en el equipo perro-instructor. A veces, el perro quiere congraciarse con el instructor y marca insistentemente. También juega el ansia de protagonismo del instructor. Por eso, lo central son las demás pruebas que confirmen lo marcado por el perro.
Empezar otra vez
Con la falta de evidencias que tiene la causa a 13 días, la justicia federal está abierta a todas las hipótesis:
- Que alguien se llevó a Loan para un abuso sexual y luego haya derivado en un homicidio porque el niño reconocería al autor o el lugar donde ocurrió, lo que también identificaría al autor. En esa línea, se trabajarán las antenas de celulares, que en el caso de la zona donde ocurrió, abarcan varios kilómetros. Un primer rastreo indica que habrá que trabajar unos 3.000 celulares, una cifra manejable para los técnicos. Será necesario un análisis de quiénes son esas personas, si hay quien tiene antecedentes relacionados con delitos contra la integridad sexual.
- En la misma línea, deberá analizarse a todos los que viven cerca, no sólo a los que participaron del almuerzo.
- Resulta intolerable que a 12 días no se hayan trabajado los celulares de los propios detenidos. Ni los mensajes ni la geolocalización. O sea, determinar dónde estuvieron en base al impacto en las antenas.
- La justicia federal no descarta la hipótesis del accidente, o sea que Loan se haya caído en un espejo de agua, un pozo, un pantano y no se lo haya podido encontrar en los rastrillajes. Por lo tanto, se le pedirá un informe a la policía correntina y es posible que se ordenen nuevos rastrillajes, esta vez realizados por fuerzas federales. Los efectivos, en calzoncillos, buscando en el pantano, evidenciaron mucha precariedad, más allá de que la búsqueda en ese escenario es muy difícil.
- El criminalista Raúl Torre ha mencionado una alternativa poco trabajada hasta el momento: que estando con uno de los adultos, el chico haya muerto accidentalmente y que hayan ocultado el cuerpo. No parece estar en el centro de la escena, pero es una hipótesis que no sale del radar.
- La hipótesis de que el niño fue secuestrado para venderlo no puede ser tampoco descartada. En la justicia federal creen que Loan, con cinco años, es demasiado grande para el tráfico de niños. En la mayoría de los casos esa siniestra venta se hace con bebés y, por lo general, entregados por familias muy deterioradas. Tampoco encaja un almuerzo con tanta gente como preámbulo a una operación delictiva de esa naturaleza. En esta hipótesis las miradas están puestas sobre el marino Pérez y su pareja María Caillava. Ambos van a declarar cuando la justicia federal los llame a indagatoria. Según su defensor, Ernesto González, los dos pueden explicar adónde fueron el jueves 13, viernes 14, sábado 14 y domingo 15.
La política mete la cola
El aparatoso desembarco de la ministra Bullrich en Goya exhibe el atraso de la intervención del gobierno en el caso. Si la investigación viene siendo catastrófica y lenta, también es responsabilidad de una cartera que no se volcó al esclarecimiento como debió hacerlo.
A la política no le cae nada bien la hipótesis de la trata porque exhibe el fracaso de su gestión y también la porosidad de las fronteras. Pero, además, queda patentizado el desmantelamiento de todos los equipos dedicados a la prevención y al combate contra la trata. Lo que mejor le viene a la administración Milei es que se haya tratado de un conflicto interfamiliar como sugirió (sin ninguna prueba) el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Sea como fuere, ahora la pelota pasa a todo el aparato federal, la justicia y las fuerzas de seguridad. No encontrar a Loan -es muy difícil que sea con vida, aunque no pueden perderse las esperanzas- pesará como un agujero en una gestión que por ahora no tiene como centro la seguridad o la vida cotidiana de los ciudadanos, sino el show y la persecución de opositores.