La palabra adolescencia reúne una variedad de significaciones. Una de ellas está construida en torno a una franja de edad cronológica que se fue modificando a lo largo de las civilizaciones y que hoy día traspasa las dos décadas; otra es la comportamental o psicológica, que varía según los semblantes vigentes de cada época; y también tenemos la interpretación biológica del criterio médico.

Hoy por hoy, existe un mercado específico para el consumo de los adolescentes que comprende: vestimenta, tatuajes, gadgets de uso virtual y material pornográfico.

El psicoanalista Jacques-Alain Miller destacó la incidencia del mundo virtual en las vivencias del adolescente actual sobre el ejercicio autoerótico del saber, que ya no necesita ir a buscarlo en el otro pues la máquina misma se lo provee. Miller usa la fórmula lacaniana “el saber en el bolsillo”, en tanto el sujeto no tiene necesidad de pasar por una estrategia con el deseo del Otro. Hoy hay una erótica del saber que es diferente de la erótica del saber que prevalecía antiguamente, porque aquella pasaba por la experiencia del lazo al otro.

También es destacable que el tipo de socialización sintomática que practican los adolescentes no es por identificación a Ideales sino copiarse con sus pares en modos de goce consumiendo alcohol, drogas, marcándose el cuerpo con tatuajes y piercing y, en mejores ocasiones, juntándose en plazas para cantar con rima compitiendo en duelo entre bandas. (Freestyle).

Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, no habló de adolescencia sino de pubertad para referirse a un estado de conmoción, de metamorfosis y de transformación subjetiva del púber en relación a su ser sexuado.

Es decir que, más allá de los cambios funcionales hormonales y orgánicos manifestados por el crecimiento disarmónico del cuerpo, la aparición del vello púbico en la zonas genitales, el púber es aquel que despierta del sueño de su niñez de una manera brusca y traumática, pues enfrenta al otro sexo y no sabe qué hacer con él.

En el púber también se modifica la imagen del cuerpo y es común que lo pase mirándose al espejo, intentando acomodarse a su nueva imagen. Porque a diferencia de los animales que poseen el instinto que los empuja al apareamiento, los seres humanos no contamos con un programa biológico que determine nuestra vida erótica.

Entonces la pubertad es uno de esos momentos de la existencia en donde el ser hablante se encuentra con la conmoción de la falta de encaje armónico con el Otro sexo. De allí que resulta habitual que en los lugares de encuentro los varones se agrupen por un lado y las chicas por el otro.

En esos momentos de su existencia, el sujeto no se siente niño y tampoco adulto, su cuerpo le resulta desconocido pues experimenta sensaciones extrañas e incontrolables, el goce masturbatorio se aviva y suele explorar vía internet movido por su curiosidad sexual. Y, como ni la anatomía ni el género dan respuesta al goce del cuerpo, el jovencito en su proceso de sexuación sólo podrá autorizarse de sí mismo.

*Psicoanalista. Miembro de la EOL Sección Rosario y de la AMP. Fragmento del artículo ¿Qué es la adolescencia? Publicado en su último libro “Niños amos de padres alterados. El GPS del síntoma” Homo Sapiens Ediciones.