La Argentina, y en general el mundo, vive en tiempos de una frazada cada vez más corta. Las decisiones de los gobiernos no pueden satisfacer a todos los sectores. Pero los datos estadísticos nacionales hablan de una decisión clara en favor de un sector.
Mientras que el informe del Observatorio Social de la UCA estima que en el primer trimestre de este año la indigencia llegó al 17,5 por ciento (era de 9,6 por ciento en el tercer trimestre de 2023), el último informe de la Comisión de Valores arroja que en este mismo período las ganancias de las megaempresas alimentarias se sextuplicaron.
Según el informe Ganadores y Perdedores en los primeros meses del gobierno de Milei elaborado por Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), si se suman las tres empresas alimentarias que cotizan en bolsa (Arcor, Mastellone y Río de la Plata), las ganancias acumulan 75.632 millones de pesos en términos operativos (solo la actividad principal), con un incremento de 598 por ciento.
Si se incorpora la ganancia financiera, participación en sociedades y el pago del impuesto a las ganancias, entre otros conceptos, el resultado neto es de 201.336 millones de pesos, con un crecimiento de 1.331 por ciento. El informe no incluye a otras grandes empresas alimentarias que no cotizan en bolsa, como Molino Cañuelas, Quilmes, Molfino, Mondelez o Nestlé.
El incremento de las ganancias de las megaempresas alimentarias es mucho mayor que el registrado por las empresas del rubro bancario (945 por ciento) o hidrocarburífero (790 por ciento) y que el promedio de las 15 empresas analizadas (831 por ciento).
Todas están por encima de la inflación, que en ese mismo período fue del 273 por ciento. Ni que hablar respecto del salario privado, que cayó 12,1 por ciento en términos reales o que el público, que cayó 26,9 por ciento. Al mismo tiempo, el Salario Social Complementario (Potenciar Trabajo) se redujo un 40,9 por ciento.
Sálvese quien pueda
“La Argentina que viene es una Argentina muy desigual, de exclusión, violencia, del sálvese quien pueda. Desde el sector cooperativo bregamos para que haya una enorme reflexión sobre la enorme crisis social que esto genera. Nosotros somos la economía que incluye y hoy vemos un panorama negro. La libertad, si no tiene inclusión ni equidad, no es libertad, decía Alberdi”, opina Ricardo Garzia, secretario de la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), que integra la Mesa Agroalimentaria Argentina.
“Los precios de insumos para la producción (semillas, plantines, gasoil o nylons) se han disparado por la devaluación y por la especulación de las tres o cuatro empresas que manejan el 100 por ciento de estos materiales. Esto va acompañado de problemas climáticos, como inundaciones, con el agravante de que las familias no tienen la posibilidad de reinvertir en la producción y se están retirando del campo o están endeudadas a tasas altísimas. El reflejo de esto es la disparada de los precios de la verdura”, describe Zulma Molloja de la UTT.
¿Por qué unos ganan tanto y otros tan poco? ¿Es el libre mercado? El estudio del IPyPP es claro al respecto: “Los exorbitantes excedentes económicos que cosecharon las compañías alimenticias durante el primer trimestre fueron fruto del desmantelamiento de los mecanismos regulatorios vigentes hasta el año pasado, permitiendo a los grandes operadores del mercado captar amplios márgenes de rentabilidad por vía de la fijación oligopólica de precios en los alimentos que conforman la canasta básica familiar”.
Herencia monopólica
Para muestra hace falta un botón. La empresa Molinos Río de la Plata tiene el 79,4 por ciento de la oferta de fideos secos en grandes supermercados, el 82,1 por ciento en harinas (junto a Molinos Cañuelas) y está entre las tres empresas que concentran el 90,5 por ciento de las ventas de aceite (junto a Aceitera General Deheza y Molinos Cañuelas).
Entre las analizadas por IPyPP, fue la empresa que experimentó el mayor aumento en las ganancias operativas en el primer trimestre de 2024. Además, su rama de agronegocio Molinos Agro tuvo un resultado operativo de 1918 millones de pesos con un 189 por ciento de incremento.
El índice de Precios en Origen y Destino (IPOD), elaborado por el sector de Economías Regionales de Cámara Argentina de Mediana Empresa (CAME), muestra que luego de la devaluación de diciembre de 2023, los agroalimentos multiplicaron su precios por 3,5 veces del campo a la góndola. La participación del productor explicó el 26,3 por ciento de los precios de venta final.
No es casualidad que Molinos Río de La Plata halla multiplicado sideralmente sus ganancias mientras que los productores deben cerrar sus emprendimientos. Tampoco sorprende que el recientemente fallecido Goyo Perez Companc tuviera la cuarta fortuna familiar más grande de la Argentina, valuada en 4.200 millones de dólares, según la revista Forbes.
Si la ley Bases finalmente sale refrendada en Diputados, la familia Pérez Companc pagará menos impuestos por bienes personales y podrá repatriar sin demasiados costes el dinero en cuentas del exterior producto de la evasión o elusión fiscal.
Desalojo
“Es una bomba de tiempo. Esto hace que las familias productoras dejen los campos y se vayan a engrosar los bolsones de pobreza de los asentamientos. Lo que queda es un campo cada vez más concentrado y más especulativo, solo para exportación. Es un problema cíclico que se repite en gobiernos como éste, donde las políticas están claramente orientadas a que esto suceda”, explica Agustín Suárez, también de UTT.
Según el último informe de la UCA, en las ciudades donde el “mercado” desplaza a los pequeños productores de alimentos, la inseguridad alimentaria alcanza al 20,8 por ciento de los hogares y al 32,2 por ciento de los niños, niñas y adolescentes.
*Licenciado en Economía de la Universidad Torcuato Di Tella y master en Periodismo de la Universidad del País Vasco.