porqué mi nombre no soy yo
entre diciembre y noviembre olvida, por poco tiempo, convicciones férreas y abraza impudicias materiales, químicas y morales; suelda con agua sus inconexas almas a un mismo deteriorado cuerpo; juega, astillándose mediante marcas que de a poco le opacan la esencia, a un extraño tetris de porcelana cuyas reglas consisten, básicamente, en impedir cualquier forma de encastre
de ti no escaparás, no engañarás al que engaña a los demás, y ese eres tú
asediado por espantos de cuatro colores entre circuitos eléctricos que han determinado su fagocitación, a expensas del transcurrir que no ha sabido adecuarse, juega a una fantasmagoría sin tridimensión en la que reinan aparecidos resurrectos a partir de sus ojos, pac-man de la epifanía, la fruta no habrá de ser la parte más deseada
sigo organizando ahora el gran festín del aburrimiento que siempre doy para mí
todos pueden venir, se van a divertir, como yo
yo, héroe, asesino o semidios, un azaroso hongo titilante entre laberintos azules, mapa estelar esculpido en nafta, la bomba de la tapa de un disco, artefacto de mecha corta capaz de burlar cualquier corte de suministro mediante armonías rotas, enteras y existenciales porque hoy nací
en un desierto sin sol y las naves que me llevan aún eran vírgenes de mí
errantes fantasmas sobre puntos evanescentes abducían a los desprevenidos hacia el sótano del bar de la sede de un club, Totoras, Santa Fe, principio de los ‘80, siglo 20; era el arribo del pac-man y la fascinación desplegaba de una forma nunca antes vista por mí su eterna cola de pavo real; colapso, aura y armonía a caballo de una pulsión de inmediatez enfermiza
las horas del presente instantáneo
Javier Martínez y el pac-man arribaron a mi vida mientras padecía todas las dificultades, facilidades, bondades, mezquindades y amonestaciones obvias de la adolescencia
no es historia, ni mirar hacia atrás, no, es ginebra, amigos, nada más
pd
la ventana me sirve para mirar un edificio con gente que desayuna, se peina o fuma, en la rutina de continuar
salgan al sol, idiotas
@dr.homs