El recuerdo floral que exhibe la rotonda de Oroño y Pellegrini, dedicado a la memoria de Gerardo “Pichón” Escobar -desaparecido y asesinado en 2015-, llevó a Carla Ciarrochi a la realización de Un Jardín para Pichón, el documental de Lluvia Films que hoy a las 20.30, con entrada libre y gratuita, presenta El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120). “Llegar al final de tanto trabajo, luego de un par de años, desde que me senté a escribir el guion y después de pasar por un largo proceso de montaje, es muy satisfactorio y emocionante”, relata Carla Ciarrochi a Rosario/12.
-Durante el proceso de trabajo, ¿pudiste distanciarte y mantener la cabeza fría?
-Ese proceso no lo pude hacer, no lo hice; creo que, al contrario, me impliqué y me sensibilicé cada vez más. Sí pude tomar esta distancia cuando hice el trabajo de guion, en donde pude realmente trabajar desde la investigación y las entrevistas, para ir armando la historia y el recorte que quería darle. Creo que ése fue el trabajo más racional; pero a medida que iba conociendo a las personas, escuchando sus historias y conociendo la de Pichón, todo eso me acercó tanto a su vida, que su historia la pasé a sentir propia, así como siento el resto de los casos parecidos, de los pibes que nos roban, que nos llevan. Siento que son vidas que nos arrancan a todos nosotros, como sociedad, como ciudad y como pueblo. A Pichón lo siento como un hermano mío. Igualmente, creo que lo que me mantuvo con un poco de distancia es la sensación de responsabilidad que tenía, porque sentí que a esta historia había que contarla con cuidado y con mucha responsabilidad. Es una historia muy delicada, atravesada por la lucha y por lo luminoso que eso tiene, pero también por un dolor inconmensurable. Tenía que ser muy responsable en el modo de contarla, en el modo acercarme y en el modo de plasmarla en imágenes.
-¿Cuándo entendiste que podías hacer esta película, y qué relación juega, en este sentido, el relato periodístico que se hizo sobre el caso?
-El trabajo periodístico en su momento fue muy necesario y lo sigue siendo; el caso judicial, policial, también hay que contarlo, me parece fundamental. Yo me acerqué desde la memoria, tiré de ese hilo. Al principio, quería escribir un documental, pasar por esa experiencia. Ya había escrito algunos guiones de ficción, pero quería trabajar el documental, y tenía esta idea dando vueltas. La idea primaria era muy simple: yo veía el memorial que está en la rotonda de Oroño y Pellegrini, desde hace casi nueve años; un memorial hecho con plantines y flores por los amigos de Pichón. Yo sabía que él trabajaba en Parques y Paseos, que era jardinero, y que sus compañeros de trabajo mantenían, como lo hacen todavía, ese memorial. Me conmovió muchísimo que lo cuiden y lo pongan a la vista de todo el mundo; es un memorial que está vivo, es colorido, luminoso, mira a Tribunales, al río y al sol. Me conmovía ese gesto, porque lo que ellos pasaron, como el resto de las personas afectadas, es un dolor que no podemos ni adivinar. Siempre me generó mucha admiración y emoción ver cómo personas que pasan por una experiencia así, donde te matan a un amigo, teniendo dentro suyo toda la sensación de injusticia del mundo, sigan manteniendo un gesto de memoria tan luminoso. Yo tiré de ese hilo, es lo primero que fui a buscar. La idea que escribí era ese jardín: saber quiénes lo habían hecho y qué se abría a través de eso. Así empecé a conocer a las personas y a construir la historia. Creo que lo que cuenta esta historia es cómo se sostiene la memoria y cómo se lucha por justicia desde ese lugar; eso quería contar. Y ésa creo que es la gran diferencia con la noticia periodística.
-¿Encontraste datos que te llamaran particularmente la atención?
-Como se trata de un abordaje poético, además de la historia cruda fui a buscar el detalle, lo que cada persona vivió, sabe o experimentó; y eso es muy personal. Entonces, por ahí alguien te cuenta que ese día, cuando lo buscaban, llovía; es un detalle muy menor, pero para las personas que lo recuerdan es importante. Y estos detalles son los que a mí me arman la historia: la de las personas que hoy siguen recordándolo y que siguen luchando por justicia.
-Siento a tu película de manera acorde al gesto que significa el recordatorio de Oroño y Pellegrini.
-No hay que permitir que se olvide. Hay tantos intentos de que nos olvidemos de estos casos, de que los dejemos ir, que creo que tenemos que hacer el camino contrario. Cada uno con lo que pueda y desde su lugar: una película, una nota, una canción; y acompañar cuando vuelven a suceder casos nuevos, o cuando sea la marcha del Gatillo Fácil. Este mismo viernes, cuando presente la película, por la mañana se lee en Tribunales la sentencia de la apelación que hizo la familia de “Bocacha” (Carlos Orellano), un caso muy parecido al de Pichón; hay que estar con ellos y acompañarlos. No hay que darle el gusto a quienes son capaces de hacer estas cosas, porque me rompe bastante la cabeza pensar que esto existe, que hay personas capaces de arruinarle la vida a un pibe; y que están quienes encubren. La trama de encubrimiento es gigante. Estoy segura de que lo que más se busca es que esto se olvide, y no tenemos que darles ese gusto.
Un Jardín para Pichón -producción de Lluvia Films, con guion y dirección de Carla Ciarrochi- fue el proyecto ganador en la categoría Producción del Plan Fomento 2022 del Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe, y declarado de Interés Municipal por el Concejo Municipal en 2023. Cuenta con la participación de Virginia Giacosa en producción, Sebastián Pancheri y Federico Barbara en dirección de fotografía y cámaras, junto a un equipo técnico de jóvenes profesionales de la ciudad.