Este viernes 28 de junio a las 21, Marcelo “Cuino” Scornik actuará en Rondeman Abasto (Lavalle 3177). Será su reencuentro con los escenarios, al menos en calidad de protagonista. Es por eso que el recital ha sido llamado Vuelve el rock: 5 años después. “Nunca me fui. Pero estamos tratando de que todo tenga mucho humor”, advierte esta figura peculiar del rock argentino. “La última vez que toqué con esta formación sucedió casualmente en el mismo lugar en el que nos presentaremos. Entonces se me ocurrió, junto con la gente de la sala, poner el gancho de ‘5 años después’. Mi actividad principal no es tocar, sino componer. Pero de tanto en tanto me doy el gusto de hacerlo. Además, me acompañan muy buenos músicos con los que canto canciones que me parece que están buenísimas”.
Cuino y sus Amigos es el nombre de este quinteto, en el que, aparte de su frontman, destacan músicos como Marcelo Filippo y Tito Losavio (ex Man Ray). “Son músicos que ninguno es conocido por su actuación en alguna de las bandas ‘prime time’, por decirlo de alguna manera. Sin embargo, son todos ponderados dentro del ambiente musical”, describe. “Habrá un tecladista invitado, y algunas sorpresas que no quiero espoilear”. Lo que sí se atreve a adelantar Scornik es que hará hincapié en las canciones de su álbum ¡Basta Cuino!, a propósito de la celebración de sus 20 años, que se producirá en 2025. “La idea es hacer un gran aniversario. Por eso este show lo pienso como una especie de ‘pre aniversario’”, revela. “Es un disco para el que invité en su momento a lo más granado del rock nacional”.
¡Basta Cuino! cuenta con contribuciones de Charly García, Juanse, Andrés Calamaro, Vicentico, Adrián Dárgelos, Daniel Melingo, Hilda Lizarazu, Joaquín Levinton y Pipo Cipolatti. En los 17 temas que constituyen a ese repertorio participaron igualmente otros músicos argentinos que trascendieron hacia la inmortalidad, como Palo Pandolfo, Adrián Otero y Horacio Gamexane. “Todos ellos son amigos muy queridos a los que junté para que aparecieran en mi disco”, justifica sobre los colaboradores del único álbum firmado por él. Y, al parecer, su discografía se mantendrá así. “El disco, tal como lo conocimos durante toda nuestra existencia, prácticamente no existe más. Permanentemente grabo temas y están subidos a las plataformas. Nunca volví a juntar todo como un trabajo unificado”.
Antes que elegir convertirse en cantautor o en líder de una banda de rock, Cuino Scornik, desde los años 80, decidió ponerse al servicio de la canción. Pero en calidad de letrista. Oficio al que se dedicaron muy pocos en la escena musical argentina, de manera casi exclusiva, entre los que sobresale Roberto Jacoby. Tras haberle dado rienda suelta a ese don, se transformó en uno de los compositores no sólo más notables de habla hispana, sino también en uno de los más prolíficos y con mejor puntería al momento de cosechar hits. Aparte de su sociedad con Andrés Calamaro, que tiene entre sus frutos éxitos del calibre de “Mil horas”, “Estadio Azteca” y “El salmón”, este songrwriter nato de la escuela clásica hizo tándem asimismo con artistas de la talla de Estelares, Los Twist y Los Ratones Paranoicos.
De hecho, la última canción suya que apareció colgada en las plataformas digitales de música se titula “Jóvenes modernos”, y fue publicada originalmente por Los Ratones Paranoicos en 2001, en el álbum Los chicos quieren más. Dos décadas más tarde de su publicación, el proyecto Otra Cepa le propuso a su coautor interpretarla, versión que vio la luz en febrero último en las redes sociales. “Esa canción la compuse con Juanse para ese disco de Los Ratones Paranoicos”, explica Cuino. “Otra Cepa es una especie de agrupación de productores y sesionistas que tiene como costumbre agarrar un tema de otra persona y versionarlo. Les agradezco que tuvieran el gesto de invitarme a elegir con ellos una canción, y que además me permitieran cantarla”.
“Si era loco a los 12, a los 50 seré impune”, versa un pasaje una la letra que hoy parece aún más vigente. “Eso me sorprendió”, reconoce Cuino. “Es más actual ahora que cuando se hizo”. En sintonía con ese tema, el letrista y cantante supo compaginar su bagaje con el recambio generacional y de tendencias que experimentó la música local en los últimos años. Lo que testimonian sus composiciones para Zoe Gotusso, Santi Celli, Bandalos Chinos, Conociendo Rusia o el dúo de Juan Ingaramo e Ysy A en “Se corre la bola”. También se le pudo ver este año en el recital de Fonso en Niceto Club. “Lea Lopatín, de Turf, me llamó para trabajar con un músico que él estaba produciendo”, dice. “Así conocí a Fonso, con el que hicimos la canción ‘No me afecta’. Es una suerte trabajar con artistas de distintas edades”.
“Malos tiempos para la lírica” es uno de los hits que legó el grupo español de synth pop Golpes Bajos en su breve e intermitente historia. Sin embargo, a 41 años de su lanzamiento, ese título pareciera tener cada vez más vigor. Aunque Cuino no coincide con esa apreciación. “A través de la actividad compositiva me di cuenta de que hay gente talentosa para conocer”, certifica. “No creas que me resultó fácil adaptarme, porque soy un rockero muy fundamentalista. Y me cuesta abrirme. Mi condición para trabajar es que la gente tenga amor por lo que hace. Hay mucha calidad y exponentes que escriben bien. Los Winona Riders son una banda del carajo. Si bien los pibes vienen a mil por hora, la lírica en la Argentina goza de estupenda salud. Dedicarse a componer es una dosis de perseverancia, trabajo y, por qué no, buena fortuna”.