Exorcismo - 5 puntos
The Exorcism, Estados Unidos, 2024
Dirección: Joshua John Miller
Guion: M. A. Fortin y Joshua John Miller
Duración: 94 minutos
Intérpretes: Russell Crowe, Ryan Simpkins, Sam Worthington, Adam Goldberg, Chloe Bailey, David Hyde Pierce.
Estreno en salas.
Parece que, basados en dos de sus trabajos más recientes, Russell Crowe podría ir camino a convertirse en el Liam Neeson de las películas de exorcismos. Es que, así como el actor irlandés se volvió un referente en las historias de venganza, con Exorcismo el neozelandés se anota su segundo protagónico en el género de las posesiones, tras el estreno el año pasado de El exorcista del Papa. Es cierto que solo un par de casos no alcanzan para hablar de una tendencia, pero habrá que estar atentos a ver si esta vez se cumple aquello de que “no hay dos sin tres”.
Exorcismo abraza las convenciones del género, como para que ningún fanático salga decepcionado por no haber visto lo mismo que estas películas muestran desde El exorcista, hace 50 años. Pero la mención a la obra de William Friedkin tiene más sentido en relación a esta película, que con otros de los productos genéricos basados en su fórmula. Es que son varios los puntos de contacto explícitos y deliberados que este trabajo dirigido por Joshua John Miller tiene con la otra. Con una ventaja: esta al menos tiene la mínima astucia de retorcerlos un poco.
Como hizo Friedkin, Exorcismo propone un juego de cine dentro del cine, haciendo que la acción transcurra durante el rodaje de otra película. El protagonista es Tony Miller, un actor en decadencia atormentado por varios traumas del pasado, que intenta volver al oficio mientras mantiene una compleja relación con su hija adolescente. De entrada, el set de la película que protagonizará replica al de El exorcista y el título de la misma es The Georgetown Proyect, cita directa al barrio de Washington donde se filmó la original. Ninguna de estas referencias es tan notoria como el hecho de que el director de Exorcismo es nada menos que el hijo de Jason Miller, el actor que interpretó al inolvidable padre Karras. Que el personaje de Crowe lleve el mismo apellido completa el círculo. A partir de eso, también resulta sugestivo el perfil manipulador y psicópata que Miller le da al personaje que ocupa el lugar de Friedkin en la ficción. ¿Chiste interno o vendetta familiar?
A diferencia de otros exponentes, Miller invierte los papeles que padres e hijos suelen ocupar en este tipo de películas. Al mismo tiempo, se permite ampliar el imaginario que en estos relatos se construye en torno a la Iglesia Católica y sus tradiciones. A partir de ese nuevo punto de vista, que incluye la revelación de los hechos abominables ocurridos en el seno de la institución, el director aporta una mirada más realista aunque sin prescindir del costado místico. Es cierto que no es mucho, pero los aficionados más analíticos quizás sepan apreciar la novedad, suerte de cambiar para que nada cambie. Eso, más el trabajo siempre intenso de Crowe, es lo mejor que Exorcismo tiene para ofrecer.