Entre el falso documental, la autoparodia y la crítica al mundo del espectáculo, el largometraje Hasta Hacernos Fama puede leerse también como la concreción de un tenaz juego creativo, como el punto cúlmine de un proceso autoral desarrollado en la serie humorística Hasta Hacernos Pelota que Tomás y Nicolás Palma crecieron como autores y comediantes. Fue en ese ciclo donde los hermanos, acompañados siempre por Cristian Stamponi, lograron sumar a sus sketches a artistas de renombre, humoristas de referencia y figuras del jet set. En esencia, la materia prima que nutre a la película que esta noche (a las 20 y 22.30) tendrá su estreno en la Terraza de Plataforma Lavardén de Mendoza 1085.
Imposible de pensarse escindida de Hasta Hacernos Pelota, la película del trío juega con el registro del backstage creativo, con las discusiones y estrategias para que sus autores puedan dar con la fórmula que los empuje, lógicamente, al estrellato. Con ese fin pergeñan su acercamiento a nombres como Diego Capusotto, Julieta Ortega, Silvina Luna, Luis Machín, Pablo Ramos, Claudio Vilarruel, Guido Suller, Pablo Mikozzi y un extenso etcétera.
Con Cha Cha Cha como influencia primera, y la figura de Ricky Gervais, Sacha Baron Cohen o la serie BoJack Horseman como referencias cercanas, el trío apuesta a la dilución de las fronteras entre realidad y ficción. “Hay una sinceridad brutal, es un humor que no es muy gracioso, porque las personas se humillan entre sí. Y es también una crítica al mundo del espectáculo”, apunta Tomás Palma, y agrega: “Básicamente es la verdad: somos rosarinos que queremos romperte los huevos porque sos famoso y no tenés ganas, porque tenés éxito y un montón de trabajo. Entonces les pedimos que digan la verdad de manera exacerbada. Si bien la película es una gran sátira y hay cosas exageradas, hay verdad. Y la verdad es cruel y no calma”.
Con un fuerte componente autoparódico, el film no se aleja de su intención de contar una historia: la de jóvenes realizadores que buscan a toda costa una trascendencia que, al fin y al cabo, les permita desarrollar su trabajo en un mercado que no apuesta por nuevos valores. Con el humor como emblema, el film llegará a Buenos Aires el próximo viernes 16 (en Rockin' Food, en Palermo) y se distribuirá además para su venta entre los manteros que suelen ocupar las peatonales ante cada paro municipal. Y no, no hay allí chiste alguno, sino pura y perseverante autogestión.