“No debe habérsele escapado la ironía de un libro sobre el color escrito por alguien que estaba quedándose ciego. Sin prisa, Jarman se va despidiendo de él, así como también de los libros, de su jardín y de las plantas, del pasado, del sexo, de sus amigos, de la vida. En la descripción de cada pigmento se deja oír el amor de quien sabe que no volverá a mezclarlos. En cada recuerdo, el reconocimiento de que han de perderse con él. Su lucidez ante la muerte, su falta de compasión, su humor implacable –el título de uno de sus últimos cuadros, expuesto hoy en la Tate Gallery, es “Ataxia, el sida es divertido”, haciendo alusión a la pérdida de coordinación motriz inducida por los medicamentos– hacen de la lectura de Croma una experiencia tan intensa como lacerante.”
Hugo Salas
(traductor)