La música es al cine como el cine es a la música; allí hay un diálogo de toda la vida. Paisajes Animados es el film/disco basado en Kabusacki 13: The Legendary Landscapes, de Fernando Kabusacki, quien acompañará con música en vivo la proyección: hoy a las 19 en Cine Lumière (Vélez Sarsfield 1027), con entrada libre y gratuita. Con producción de Kabusacki, Gabriel Yuvone y Pablo Rodríguez Jáuregui, Paisajes Animados comparte ilustraciones de Mónica Peralta, María Verónica Ramírez, Max Cachimba, Luis Lleonart, Bk & Basta, Pablo Rodríguez Jáuregui; a partir de las animaciones de Gabriel Yuvone, Diego Rolle y Pablo Rodríguez Jáuregui.

“En algunos temas voy a tocar en vivo sobre la proyección, intercalando con la música del mismo disco; así como dice el título del disco de The Durutti Column: The Guitar and Other Machines, con la guitarra eléctrica y otras máquinas. Como todos mis discos, The Legendary Landscapes surge de improvisaciones en el estudio, todo es muy espontáneo. Yo trabajo la música como un pintor, por eso mis discos son irreproducibles en vivo; sí vamos a reproducir algunas sonoridades, pero será una situación fresca y única”, comenta Fernando Kabusacki a Rosario/12.

-Entre vos y Pablo Rodríguez Jáuregui hay un vínculo que bien podría pensarse como el de Lennon y McCartney.

-(risas) Yo he tocado con mucha gente, pero en realidad soy bastante cerrado y fiel a la gente con la que un día me encontré; o sea, no soy tan abierto como a veces parece, como si tocara con todos. Tengo mis asociaciones y mis amistades musicales, como es el caso con Pablo, y creo que va a seguir así toda la vida. Con Pablo es hermoso, nos encontramos en los años ‘90 y todavía, mucho tiempo después, seguimos haciendo cosas como el primer día. Del mismo modo con Gabriel (Yuvone), es alguien con quien toqué en un grupo en el ’86 y ‘87, y lo respeto y quiero mucho.

-Cuando musicalizás películas mudas, vos decís que la partitura es la película; en el caso de los animadores, el guion pasaría a ser tu propia música.

-Así es, el otro leyendo a uno y uno leyendo al otro. Yo creo que Pablo lee la música como si fuera un script o un guion de la animación que va a hacer. Pasó algo muy curioso con el tema que él ilustró, que se llama “Un abrazo”. Yo grabé la música instrumental de ese tema, una melodía con la guitarra, y le puse ese título; pero se lo puse como algo, digamos, abstracto. Luego se lo mandé a León Gieco para que le agregue alguna voz, y le mandé un mp3 sin nombre. Cuando él me envía su audio, lo hace con un texto que se llama “Un abrazo”. Me pareció mágica esa lectura que hizo León, sobre qué trataba la música, y sin saberlo. Después pasó algo más gracioso, cuando Pablo me mandó la animación terminada, con el abrazo de Lennon con su madre, se lo mandé a León y él inmediatamente me respondió, diciendo: “No lo puedo creer, ¡mirá justo donde estoy!: Óptica Lennon” (risas). Esas casualidades, que parecen tonterías, para mí son muy importantes, son puntos de encuentro de procesos creativos entre gente con la que uno congenia.

-En tus discos destaca una colaboración siempre desde el diálogo, en donde invitás a participar de un concepto que siempre es compartido.

-Cuando le propongo a alguien que participe, no le digo qué tiene que hacer; sería como invitar a amigos a un asado y decirles de qué querés que hablen. Cada uno aporta lo que le parece a la conversación y al diálogo; por ejemplo, me encuentro con Lisandro Aristimuño, él agarra el bajo, hace lo que a él le parece y está buenísimo. Como las veces que Charly (García) participó en mis discos, ¿qué le voy a decir a Charly? Obviamente, que haga lo que le parezca. Nunca es algo dirigido, por lo menos ésa es mi forma de hacer discos.

-A la vez, siento cada composición como sensaciones donde sumergirse y reposar.

-Son como aires musicales, que están en cada uno de nosotros. Es como cuando decís “río Paraná” y conectás con un montón de cosas. Son paisajes musicales, aires, donde hay momentos con aires de Dire Straits, de Brian Eno o de Talking Heads, son como lugares en los cuales uno puede, como vos decís, reposar; así como yo reposo en mis compañeros de aventuras, confiando en que lo que ellos hacen está buenísimo. Ese reposo es muy reconfortante, ¡y más en estos días! (risas).

-A propósito de esos aires, no es casual que Pablo te dibuje en un tren/submarino amarillo, la idea del viaje me parece sustancial, sea por tu música diversa pero también porque sos alguien itinerante.

-Tal vez por incapacidad, nunca me sentí músico de un género determinado, siempre me sentí un poquito viajando o circulando por los intersticios entre los géneros. Y también siento que es muy importante para los músicos, en caso que se pueda, viajar; al interior o al conurbano, donde fuimos la semana pasada con Francisco Bochatón. Porque no me refiero a ir a triunfar a Nueva York, sino a tocar en Totoras, Acebal, Villa Constitución, Córdoba, San Juan, Mendoza. Moverse, en la medida y en el vehículo que se pueda. Yo tengo la suerte de viajar al exterior, pero voy donde la música me lleve; por eso, el tren/submarino me parece importante, para recordarnos a todos, y a los artistas y a los músicos en particular, que tenemos que movernos y llevar nuestra música, como el antiguo trovador, que iba por los pueblos; para estar en contacto con la gente, y llevar nuestra forma de ver el mundo y nuestra forma de ver el arte a otros lugares, porque la gente lo necesita.