En sintonía con las características sustanciales del ciclo que él mismo impulsó junto a algunos colegas, Alexis Perepelycia desconoce qué es lo que esta noche ocurrirá en la nueva edición de All Free. Una edición de carácter celebratorio, la número 50, a la que llegaron luego de casi seis años en los que, incluso, editaron un disco (publicado en 2013 a través de Polvo Bureau) y, fundamentalmente, lograron ampliar la base ya no sólo de los músicos participantes, sino además de un público ávido por ir a presenciar ese espacio de encuentro donde se cocina lo imprevisto.

Con un primer encuentro realizado en junio de 2011, a lo largo de su medio centenar de encuentros el ciclo de improvisaciones libres All Free contó con la participación de artistas como Víctor Parma, Pablo Devadder, Franco Di Renzo, Juan Grandi, Leo Genovese, Mariano Sayago, Sebastián Mamet, Natalio Sued, Mu Sanchez, Carlo Seminara, Julio Kobryn y Federico Miyara. Además, claro, de sus activos impulsores: Leonardo “Pipo” Piantino, Nacho Esborraz, Maximiliano Vaccarini y el propio Perepelycia. Esta noche (a las 21 en Lúcuma, Zeballos 1165), la lista se ampliará con invitados de peso: Franco Fontanarrosa (que compartirá improvisaciones con Esborraz y Perepelycia) y el grupo Rulemares que los argentinos Luis Conde (vientos) y Pablo Díaz (batería) integran junto al chileno Ramiro Molina (guitarra). “No sé muy bien lo que puede pasar”, apunta entonces Perepelycia, cuya afirmación se aleja de la incertidumbre para instalarse en un marco de absoluto entusiasmo. Porque si hay algo que brilla en All Free es, precisamente, la imprevisibilidad.

Una característica que los organizadores sostuvieron como emblema y motor, conscientes de la necesidad de espacios para el desarrollo de una búsqueda musical que no encuentra cabida en los grandes medios de comunicación. “Llegamos a estas 50 ediciones sin proponérnoslo. Siempre nos encontramos no sólo gente con ganas de participar, mostrar su investigación con la música, la improvisación, los instrumentos, con nuevas formas de hacer música, sino también con el público. Sin alguien que lo reciba el producto no se termina de completar, uno lo puede pensar mucho en su laboratorio pero hasta que no lo comparte con el exterior queda en la etapa de procesado. Nos sentimos muy afortunados de que siga encontrando un huequito en la escena, un espacio”, resume el propio Perepelycia.

Y distingue: “El crecimiento logrado toma impulso en la aparición de nuevos talentos. Encontramos mucha sangre joven con muchas ganas de indagar, investigar en las distintas formas de hacer música, un poco saliéndose de los cánones. O buscando otros cánones, porque siempre se termina cayendo en alguno. Eso nos mantiene con ganas a los que venimos de antes. Y es una de las principales causas de que el ciclo haya podido perdurar”.

Durante seis años, All Free cimentó la cicrculación y el encuentro de improvisadores, apostando en simultáneo a la formación de nuevos públicos. Con esos preceptos alcanzó el medio centenar de ediciones, en un camino de crecimiento cuya historia sólo podrá seguir construyéndose mediante la apuesta a lo imprevisto.