En La gaviota, obra escrita por Anton Chejov en 1896, se entrelazan amores desairados sobre un fondo de discusiones que tienen al teatro como eje. Así, en una casa de campo se reúnen una actriz que va entrando en decadencia, su hijo, un joven dramaturgo y director que no recibe la atención que él ambiciona, una actriz principiante que desea el éxito y un escritor exitoso que sueña con pasar inadvertido. Los caseros, por su parte, refuerzan la idea de que nadie está contento con su vida, ya que aspiran a trasladarse del campo a la ciudad. Traspolados los conflictos artísticos hacia el mundo del cine, ambientada la acción aquí y ahora, el actor, autor y director Lisandro Fiks acaba de estrenar su versión libre de este clásico, con el nombre de Qué hermoso era todo antes. Dirigido por él mismo, el destacado elenco que también integra Fiks, se completa con Romina Fernandes, Francisco Lumerman, Catherine Biquard, Guillermo Aragonés y Martina Zalazar. Las funciones tienen lugar los domingos en Moscú Teatro (Ramirez de Velasco 535).
Fiks tiene un recorrido artístico tan completo como variado. Comenzó a estudiar teatro y música en la misma época, rápidamente comenzó a ganarse la vida como contrabajista y se hizo conocido por su rol de Tito Richard Junquera en el grupo Los Amados, personaje que interpretó a lo largo de 14 años. Pero cuando profundizó sus estudios de teatro con Augusto Fernandes, (“Recién ahí entendí de qué se trataba todo”, cuenta en diálogo con Página/12) comenzó a escribir y a dirigir sin abandonar la actuación. “El teatro es la disciplina más bella y completa a nivel expresivo”, afirma Fiks, a la vez que asegura que no dejará de tocar. De hecho, hace unos años participó del concierto acústico de Attaque77 y hoy continúa tocando junto a Luciano Scaglione. Entre sus incursiones cinematográficas, se destaca su participación en Los dos Papas, película protagonizada por Anthony Hopkins y Jonathan Pryce.
-Ya hiciste varias adaptaciones, entre otras, de "Un enemigo del pueblo", de Ibsen y "De ratones y hombres", de Steinbeck. ¿Qué criterio usas para decidir las variaciones a realizar?
-Aun las obras que hablan sobre temas universales, todas fueron creadas por autores que escribieron para su época, para su presente. Yo intento mantener lo que considero la esencia de la obra y traerla a nuestra idiosincrasia y a nuestra actualidad. En este caso me tomé licencias sacando, por ejemplo, personajes periféricos porque me parece que responden a una costumbre teatral que ya no tenemos.
-¿A qué te referís?
-Con el paso del tiempo el teatro se fue achicando. Antes había compañías teatrales inmensas para las que se podía escribir pensando en muchos personajes. Hoy tenemos que ser austeros. Pero también observo que la gran cantidad de personajes distraen al público de hoy. Por eso compacto, sin abusar, algunos personajes y temas.
-¿Cuál es el tema principal que plantea Chejov en esta obra?
-El gran aporte que hace Chejov es hablar de la infelicidad de una burguesía que no tiene que salir a pelear para comer, que tiene tiempo para leer y para preguntarse sobre el sentido de la vida. En La Gaviota los personajes son conmovedores: ninguno es feliz, nadie vive donde quiere vivir, ni son amados por la persona que aman. Otros encuentran que el ocio es aburrido y todos sufren la crueldad del paso del tiempo.
-¿Cómo le encontraste el tono a la obra?
-Aunque el final es trágico, Chéjov la consideró una comedia en 4 actos y yo tomé esto como premisa fundamental. El transcurrir de la obra es una comedia, a pesar de que todos sufren. En cuanto al desenlace, me tomé la licencia de dejarlo abierto a la imaginación del espectador.
-¿Por qué decidiste hablar de cine y no de teatro?
-Desde el comienzo me imaginé a una pantalla como cuarta pared. Y me pareció que podía hacer un paralelismo entre el teatro y el cine, un arte que también está a la búsqueda de nuevas formas desde el cine de autor, un mundo donde hay presiones económicas desde las plataformas o desde la industria que produce el cine comercial.
-También el mundo del cine te dio pie para hablar de celos, de competencias…
-Sí, pero no lo hice para estigmatizar al cine, porque creo que la lucha de los egos, la hostilidad y la competencia están presentes en todas partes.
*Qué hermoso era todo antes, en Moscú Teatro, (Ramirez de Velasco 535), domingos a las 17 hs.