Las luces de alarma se encendieron en el Partido Demócrata después de la más que dubitativa actuación de Joe Biden en el debate presidencial. El actual presidente fue superado por su contendiente republicano, el expresidente Donald Trump, que se mofó en cámara de su lentitud y de sus palabras por momentos ininteligibles.
Biden es el mandatario más longevo de la historia estadounidense. Llegó a la Casa Blanca con 78 (superó los 70 de Donald Trump en 2016), cumplirá 82 dos semanas después de las elecciones y aspira a gobernar hasta enero de 2028. Para entonces, tendrá 86 años.
Como todo presidente que va por la reelección no tuvo rivales en las primarias. Formalmente, todavía no ha sido investido como candidato, algo que se debe materializar en agosto en la Convención del Partido Demócrata en Chicago. De ese cónclave saldrá la fórmula demócrata, pero hay cada vez más dudas que de Biden siga en carrera.
La decisión de Biden y el rol de los delegados
En la Convención habrá 3934 delegados. Hacen falta el voto de 1968 para ungir al candidato. Un Biden sin competencia en unas primarias meramente testimoniales tiene 2491 delegados propios, cuyo voto es intransferible. El estatuto del partido señala que "los delegados elegidos para la convención nacional comprometidos con un candidato presidencial reflejarán en conciencia los sentimientos de quienes los eligieron".
Hace falta un paso previo para que se dé vuelta el voto de los delegados: que el candidato se retire. Si Biden explicita eso, se abre la puerta para que los delegados le den el voto mayoritario a otro nombre. Ahí se abre el dilema: el renunciamiento podría ser una demostración de que el el segundo presidente católico en la historia del país (el primero fue John Kennedy) no solamente no está apto para competir, sino que además no tendría las condiciones para ejecer el cargo en estos momentos.
Cada día que pasa las posibilidades de Biden disminuyen. Tras el impacto del debate, Biden se mostró confiado pero luego tuvo nuevos traspiés. Su declive fortalece a Trump, el magnate que arrastra una condena judicial y la marca de no haber reconocido su derrota en 2020 e instigado el inédito asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Nombres en danza
Si se consuma el escenario de la renuncia de Biden a la candidatura, el impacto sería menor en función de dos elementos combinados: que la decisión sea cuanto antes y que quien lo reemplace sea anunciado de inmediato y sea un nombre con posibilidades de triunfo.
A primera vista, surge Kamala Harris. Es la vicepresidenta y podría ser candidata por una cuestión de respetar la orden de sucesión. Es la primera mujer que llegó a ese cargo, es afroamericana e hija de inmigrantes de Jamaica e India. Además, sostiene una agenda progresista que contrasta con el ultraconservadurismo que rodea a Trump.
Otro nombre que toma fuerza es el de Gavin Newsom, gobernador de California desde 2019. Fue un férreo opositor a las restricciones estatales contra la interrupción voluntaria del embarazo, está a favor de los derechos de los inmigrantes y se mostró proclive a la legalización del cannabis en su estado.
Reagan e Eagleton
El caso Biden presenta dos antecedentes. Uno fue en 1984. Ronald Reagan aplastó a Walter Mondale (exvicepresidente de Jimmy Carter) al ser reelecto, pero hubo dudas sobre su candidatura con 73 años. Ya mostraba signos de fatiga y acarreaba las heridas por el intento de asesinato de 1981, cuando fue baleado por John Hinckley.
En uno de los debates con Mondale, el tema salió a discusión. Ante ese planteo, Reagan ofreció una salida memorable: "No haré del tema de la edad un tema de campaña. No explotaré con propósitos políticos la juventud e inexperiencia de mi rival".
El segundo caso fue más dramático. Sucedió en 1972. El senador Thomas Eagleton, de Missouri, fue la elección de George McGovern como compañero de fórmula para enfrentar a Richard Nixon. Eagleaton era depresivo y tenía un historial de internaciones psiquiátricas que incluyeron electroshocks. Dos semanas después de la Convención Demócrata, esa información salió a la luz. Eagleton renunció a la candidatura y se mantuvo en el Senado hasta 1987.
En días más se sabrá si Biden sigue el camino de Reagan en 1984 o si emula al senador Eaglaton.