Se cierra un ciclo, el de la primera etapa del gobierno de Javier Milei. El presidente libertario, con su cuarentena de diputados y solo siete senadores, logró sancionar dos mega proyectos que privatizan ocho empresas públicas, eliminan derechos laborales, modifican y restituyen impuestos y fijan un régimen de inversiones para los próximos 30 años. No lo hizo solo --no podía--, sino que fue gracias al acompañamiento del radicalismo, los gobernadores (muchos de ellos peronistas) y la Coalición Cívica. El PRO, que viene atravesando una guerra interna entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich, defendió las leyes como si fueran propias: ahí no hubo rupturas. El gobierno aprendió, ironizan con malicia en la oposición dialoguista, a negociar con la "casta política": negoció, cedió e intercambió favores a cambio de sancionar su Ley Bases y paquete fiscal con más votos aún de la votación de abril.
La votación arrancó pasada la 1 de la mañana, pero ya a las once de la noche el gobierno nacional había comenzado a descorchar el champán. Y es que fue recién a esa hora que, tras varios sustos y negociaciones, el grupo de radicales rebeldes que amenazaban con hacer tambalear la restitución de Ganancias se había ordenado. Los sin techo, como Karina Banfi y Roxana Reyes, venían encabezando una revuelta que amenazaba con extenderse al resto de un bloque que necesitaba agarrarse de cualquier excusa para no acompañar --por segunda vez-- una medida impopular de la cual no se verían directamente beneficiados. Era un dominó: los más ariscos eran dos o tres pero amenazaba con volcarse sobre un sector del radicalismo enojado con el gobierno que podría terminar poniendo en peligro la principal fuente de recaudación con la que contaba Milei (y de los gobernadores que le habían prometido su apoyo).
Finalmente, con la intervención de la mendocina Pamela Verasay y Alejandro Cacace (el secretario parlamentario de la UCR que se echó al hombro las negociaciones de la Ley Bases en los últimos seis meses), el oficialismo se hizo con el número para reimponer Ganancias. Y no solo eso, sino que sumó cuatro votos más que en abril. Con 136 votos a favor, 113 en contra y 4 abstenciones, el presidente Milei --que siendo diputado votó para eliminar la cuarta categoría-- bajó el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias de 15 salarios mínimos (más de 3,5 millones de pesos) a 1,8 millones de pesos.
El gobierno logró, tras garantizarle a algunos díscolos que financiaría las obras paradas de los municipios radicales, que hubiera pocas fugas de la UCR. Solo votaron en contra los radicales de la línea Manes --como Facundo Carbajal o Pablo Juliano--, varios de Evolución enemistados ya con el gobierno --como Carla Carriza o Danya Tavela-- y Martín Tetaz. Guillermo Francos, que el miércoles se había reunido con varias de ellas, había logrado desactivar la furia de Reyes --que, en tanto santacruceña, también se oponía por como afectaría a los sectores petroleros de su provincia-- y que se abstuviera. Banfi votó también a favor. Acompañaron, además, toda la dirigencia PRO - se sumaron dos diputados que habían estado ausentes en la primera votación: Álvaro González y Gerardo Milman-- y las bancadas provinciales. Todas excepto las patagónicas: hubo diputados que habían acompañado en abril, como Agustín Domingo (Juntos Somos Río Negro), que, tras el rechazo del Senado, terminaron plegándose a la estrategia de la "Patagonia Rebelde" (Miguel Ángel Pichetto dixit).
Diferente fue el caso de Bienes Personales, en donde los radicales enojados sí aprovecharon para expresar su molestia con el gobierno. La reforma de Bienes Personales terminó siendo aprobada con 134 votos a favor, 118 en contra y 3 abstenciones, cuando en abril se había aprobado con 142 a favor y solo 106 en contra. ¿Qué pasó? Hubo siete radicales que se bajaron, enrostrándole a Milei que los hubiera llamado "degenerados fiscales" por querer aumentar un 8 por ciento las jubilaciones cuando él definía aumentar el piso de Bienes Personales y bajar las alícuotas para los más altos patrimonios (lo que tendrá un costo fiscal del 0,4 por ciento del PBI). Estos fueron muchos de los que habían votado en contra de Ganancias, como Carbajal, Coletta, Marcela Coli, Manes, entre otros.
Radiografía del voto peronista
La votación de Ganancias escenificó, por otro lado, la confirmación de la alianza de Raúl Jalil con el gobierno. Tres de los cuatro diputados que responden al gobernador catamarqueño votaron a favor de restituir el impuesto: Sebastián Nóblega ya lo había hecho en abril, pero el jueves se sumaron Fernanda Ávila y Dante López Rodríguez. La única que se abstuvo fue la esposa del gobernador, Silvana Ginocchio.
En Unión por la Patria ya se esperaban esta filtración, la misma Ginocchio se los había anticipado. Más allá de algunas recriminaciones cruzadas, sin embargo, nadie en el bloque planea salir a escrachar públicamente a nadie (como sucedió en el Senado luego de que algunos peronistas acompañaran el RIGI): "No estamos en condiciones de echar a nadie", suspiraba un dirigente peronista en Pasos Perdidos. La estrategia de UxP, que comanda Germán Martínez, es la de contener. A principio de año los tres tucumanos que responden a Osvaldo Jaldo habían abandonado el bloque para hacer mileísmo explícito --a cambio Tucumán fue una de las provincias más beneficiadas con fondos de la Nación--, pero eso fue todo: el objetivo es contener ahí el chorro y maniobrar unidos para cuando el escenario sea más amigable para con UxP. "Hoy somos la mancha venenosa", repiten.
UxP se negó a sumarse, por otro lado, a la avanzada lilita y radical de reclamar por el artículo 111 que había rechazado el Senado con dos tercios. El artículo se limita a instar al Poder Ejecutivo a que envíe un proyecto que reduzca un 2 por ciento el gasto tributario: la oposición dialoguista pretendían esgrimirlo como una bandera (mínima) para incomodar al oficialismo (al que le estaban votando sus dos leyes), pero finalmente hasta la propia Libertad Avanza decidió votar a favor del punto. Sin el acompañamiento de UxP, sin embargo, la votación terminó 148 a favor y 107 en contra: no llegó a los tercios y terminó siendo rechazado.
La Ley Bases: la tercera es la vencida
Tres veces se debatió la Ley Bases en la Cámara de Diputado: primero en febrero, cuando la sesión se cayó (entonces arrastraba una veintena de privatizaciones), después en abril (entonces había once privatizaciones) y, finalmente, el jueves pasado, cuando se terminó de sancionar luego de ratificar las modificaciones que se habían realizado en el Senado (que quitaban Aerolíneas Argentinas, Correo Argentino y Radio y Televisión Argentina del listado). Fue con 147 votos a favor, 107 en contra y 2 abstenciones. Los únicos que votaron en contra fueron los 99 diputados de UxP, los 5 del FIT, los dos socialistas santafesinos y Natalia Sota. El resto de la oposición, toda, le votó a Milei la ley (la primera) que le redactó Federico Sturzenegger. Y vendrán más.