En el mediodía de éste sábado, la justicia federal no había recibido la supuesta declaración de la tía, Laudelina, que habría dicho que la pareja de María Victoria Caillava y Carlos Pérez, en su camioneta, atropellaron sin intención a Loan, subieron el cuerpo al vehículo y lo arrojaron o enterraron no se sabe adónde. Esa declaración es producto de una furibunda interna entre el gobernador Gustavo Valdés y la ministra Patricia Bullrich. La funcionaria fue lapidaria con la policía de Corrientes y ahora el gobernador salió a la cancha a exhibir que fueron ellos, los correntinos, los que esclarecieron el caso. En verdad, nada está terminado. Ni remotamente.

Fuentes de la justicia federal le dijeron a Página/12 a las 13 de este sábado que “está confirmado que Laudelina hizo una denuncia ayer a la noche en la justicia provincial. Los fiscales provinciales aún no nos enviaron nada, a pesar de que el caso está en la justicia federal, porque ellos mismos se declararon incompetentes. Estamos haciendo medidas urgentes para chequear la veracidad de esos dichos”.

Desde hace días, la policía correntina viene deslizando la hipótesis de que pudo haber un atropellamiento y que luego Caillava y Pérez escondieron el cuerpo. Fue el motivo por el que se hizo un allanamiento en un pequeño campo del matrimonio, cuatro hectáreas, en las que se buscó en los pozos ciegos. No hubo resultado. La otra posibilidad -siempre planteada por los correntinos- era que Loan se hubiese caído o lo haya arrojado a una laguna, con posterior intervención de la fauna. Por eso Bullrich habló de los animales y las radiografías. La hipótesis de los correntinos -accidente y ocultamiento del cuerpo- fue publicada por Página/12 en nota de este cronista, hace cinco días, con asesoramiento del criminalista Raúl Torre.

Parece evidente que Laudelina hizo la declaración ante los fiscales correntinos, que la convencieron, pese a que ellos habían declinado la competencia. Pero la guerra entre Valdés y Bullrich se hizo abierta, de manera que la Policía y la justicia correntina siguieron actuando, a espaldas de la justicia federal.

Desde ya que el caso no está solucionado ni mucho menos. No queda claro por qué Laudelina encubrió a Caillava y Pérez y, sobre todo, dónde está el cuerpo del niño, si la versión es cierta.

Para los correntinos las pistas que fundaron la hipótesis del atropellamiento fueron que los perros marcaron los autos y una declaración de Caillava sobre la camioneta. Los policías se preguntaron por qué la mujer se refirió a la Ranger si nadie le preguntó. De manera que nunca descartaron esa posibilidad. En principio, en la camioneta no hay rastros, pero habrá que ver si efectivamente el vehículo fue lavado.

Todo indica que ahora la pelea entre los provinciales y los federales tendrá que tener una resolución. Es posible que los correntinos le entreguen las cosas al fiscal y a la jueza, colgándose a sí mismos la resolución del caso. Pero para eso hay todavía un largo trecho por recorrer.