Victoria Villarruel tiene una estrategia, mejor dicho tiene una política de la voz que consiste en repetir su credo antidemocrático, con una voz que grita, aguda, sin detenerse y que se agudiza más como un clarín que una vuvuzela. Voz que acalla la del otro, dedicada a repetir amenazante, su “prontuario” de subversivo. Y es una lástima que lleve el mismo nombre que muchas hijas de militantes de las organizaciones r
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Victoria Villarruel y Wado de Pedro: la voz que no escucha
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