Hace justo una semana, en este mismo espacio, se advertía sobre el desencuentro entre las recomendaciones de política financiera del FMI y un modelo económico, el actualmente vigente, imposibilitado de ponerlas en vigencia. Y en esa contradicción, lo paradójico es que el propio FMI termina poniendo en crisis al modelo del gobierno que apoya, generando desconfianza en las posibilidades de cumplimiento de los compromisos. Los acontecimientos de la última semana, y en particular de los últimos días, van confirmando que ese desenlace se percibe cada vez más cercano. Hasta los padres del modelo, Caputo y Bausili, parecieron dejarlo en evidencia, sin proponérselo, en su conferencia de prensa del viernes. 

El esquema tradicional del FMI de tasas de interés y de corrección cambiaria (devaluación) por arriba de la inflación, fue sustituido en la gestión actual por un brutal salto inicial del dólar para luego plancharlo en una "tablita" del dos por ciento mensual, y tasas de interés que pasaron a ser menores a la inflación actual. En el último staff report el FMI insistió en sus recomendaciones, y le agregó la necesidad de presentar en plazo perentorio un programa de salida del cepo, mediante desregulaciones paulatinas de las restricciones cambiarias. El equipo económio de Milei, sin embargo, insiste en su programa y en su propia modalidad para llegar al "equilibrio macroeconómico". 

¿Y en qué consiste? Le otorga un aditamento muy especial, que no está incluído en la receta del Fondo, y es la transferencia de todos los compromisos en pesos al Tesoro (ex Lebacs, ex Leliqs, ex pases, ahora todo convertido en Lecaps). Ya "limpio" el Banco Central de pagar intereses por esa deuda, "se elimina una segunda fuente de emisión". Ni maquinita de emitir ni pago de sumas multimillonarias (300 a 400 mil millones de pesos por mes) en intereses. Déficit cero, emisión cero y ya empiezan a saborear la miel de la inflación cero. 

Pero no es magia. Y la deuda que le pasan al Tesoro, que paga una tasa más alta que la del Banco Central, supera en intereses los 500 mil millones de pesos mensuales. ¿Puede el Tesoro afrontar esos pagos sin abandonar el déficit cero primario y financiero? Con más ajuste, dirán. ¿Qué queda por ajustar? Subir los impuestos a los que mas tienen, no le pasa por la cabeza al gobierno, pero tampoco pasa porque lo restringen las leyes Bases y Fiscal recién votadas. 

Pero no es todo, porque también está el Impuesto PAIS, que según el gobierno lo derogaría no bien se promulgue la Ley Bases. ¿Habrán medido las consecuencias? En mayo recaudó más de 560 mil millones de pesos, si se suprime es otro hueco por cubrir. 

"El Tesoro asume el doble compromiso, el del equilbrio y el de generar un ahorro para poder pagar los intereses", respondió Caputo el viernes. Y lo tendrá que responder muchas veces más desde la semana entrante, porque crece en el sistema financiero la sensación de que la deuda en pesos camina por un sendero cada vez más estrecho, y el precipicio que la espera al caer es el default.

"¿Te acordás cuando en agosto de 2019 el ministro Hernán Lacunza tuvo que defoltear la deuda en pesos?", le preguntó un analista financiero a este periodista durante la charla que mantuvieron este sábado. "¿Sabés cuál fue el argumento con el que se explicó cómo podía ser posible defoltear una deuda en tu propia moneda? Es que estamos comprometidos con el Fondo a la emisión cero, decían". La historia a veces enseña. Otras, no.