La familia actual incluye múltiples formas de unión. Hoy, una familia se constituye a partir del hijo. Se puede armar a partir de dos personas adultas de “género” femenino, masculino, o uno de ellos transexuales, sea femenino o masculino. Lo importante de todo esto, es que se haya inscripto a ese niño a su nombre y haya responsabilidad de sus cuidados. En los tiempos que corren se ha pasado de la familia tipo a diferentes tipos de familia, ya reguladas por la ciencia y el derecho. Las leyes corren detrás de nuevas formas de goce otorgando derechos igualitarios impensados poco tiempo atrás, no por ello menos valederos. Pero, ¿cómo pensar las nuevas familias en la subjetividad de la época? Donde la ciencia y la tecnología ofrecen a todas ellas mediante los nuevos métodos de reproducción asistida, una nueva posibilidad. La ciencia hoy, interviene sobre los cuerpos haciendo de lo imposible biológicamente algo posible, surgiendo de esta manera, nuevas maternidades y paternidades. Hoy la madre no es tan cierta ni el padre tan incierto. Durante mucho tiempo la maternidad parecía natural. Freud levanta el velo de lo que ser madre significa para un ser hablante. La maternidad es para Freud concebida como uno de los destinos de la sexualidad femenina: lo que permite culminar la indeterminación del Edipo femenino. Es por esto que muchos autores señalan que por un lado Freud equipara a la mujer con la madre y por el otro lado mantiene la pregunta ¿qué quiere una mujer? Tal vez esta contradicción se manifiesta en lo que deja de constatar como perturbación femenina en relación con la maternidad. Lacan sostiene, en Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina en cambio, que la maternidad está ligada a la castración. Las madres están todas sometidas a la castración. No ocurre lo mismo con las mujeres. Siguiendo el camino de Freud, Lacan aborda inicialmente en su enseñanza la maternidad como heredera de la castración. La manera en que un ser en falta se inscribe en el registro del tener como compensación de lo que no se tiene. Ante las novedades que se han abierto en esta nueva época que afectan cada vez más a los grupos humanos no podemos eludir los interrogantes que surgen para el psicoanálisis desde los efectos subjetivos de estos cambios. No para todos, pero basta con que sea para algunos. Nuestra clínica debe responder a ciertas modalidades que desafían usos y costumbres, deberes y derechos que antes parecían regular la función del lazo social. En la clínica, cada vez más nuestra práctica se ve afectada por los efectos subjetivos a partir de los supuestos beneficios que la ciencia ha provocado con su ilusión de que todo es posible. Es cierto que en muchos casos la tecnociencia contribuye a que aumente el mercado y el consumo: con las cirugías, medicamentos, electrónica, genética. Lacan aborda inicialmente la problemática femenina en torno a la articulación Edipo-castración como proceso simbólico que concluye en lo que denomina, Metáfora Sexual en las mujeres con la equivalencia niño=falo. Lo dice así: “De cualquier manera vuelve a encontrarse la cuestión de estructura que introdujo el enfoque de Freud, a saber que la relación de privación o de carencia de ser que simboliza el falo, se establece de manera derivada sobre la carencia de tener que engendra toda frustración particular o global de la demanda…” Si introducimos una perspectiva que contempla los cambios culturales, particularmente de la sociedad capitalista, es necesario señalar la profunda modificación que ha afectado la familia y los roles que en ella cuentan. Es sabido que Lacan ya señalaba la fantasía de maternidad en los hombres. ¿Podrá la ciencia hacer pasar esa fantasía a la realidad? ¿Qué consecuencia traerá esta impensable transformación? ¿Cómo pensar la familia considerándola a partir del núcleo irreductible que constituye la pareja parental, ya sea homo o hétero, imprescindible tanto para la sobrevivencia del niño como para la inscripción en un discurso establecido. ¿Cómo abordar el tema de este núcleo irreducible en los casos cada vez más frecuentes de las monoparentalidades? Como psicoanalistas debemos considerar la importancia de todo esto, sin buscar reglas generales sino abordar cada caso en su singularidad.

*Psicoanalista, Miembro EOL. Editorial. Directora y Editora del Nuevo Aperiódico Psicoanalítico, número 29, año 14.