“Parece mentira que yo diga que hay que fortalecer policías. Sí, hay que fortalecer policías”, se asombró el ex juez y criminólogo Eugenio Raúl Zaffaroni el viernes último en la conferencia magistral que dio al recibir el título de Doctor Honoris Causa otorgado por la Universidad Nacional de Salta (UNSa).
Zaffaroni habló sobre "Los desafíos actuales del derecho penal" ante un público expectante que lo aplaudió a poco de comenzar su exposición. Tras agradecer el reconocimiento, rompió el hielo con comentarios sobre la actualidad. "Es un momento difícil de nuestra historia”, “no sé muy bien qué es la izquierda ni la derecha. Sé muy bien que en nuestra América llevamos 500 años de colonialismo”. “Creo que la disyuntiva fundamental está entre soberanía e independencia”, dijo y arrancó aplausos.
Ya sobre el tema de su conferencia, hizo una crítica a la importación de teorías penales, como de la dogmática alemana, introducidas "en un contexto que no tiene nada que ver con ninguno de los contextos de los modelos alemanes que hemos traído", "la realidad del ejercicio del poder punitivo de América Latina no tiene nada que ver”.
Repasó la sobrepoblación penal en muchos países del continente, de hasta el 200 y 300%, y señaló que mientras tanto "el número de funcionarios no aumenta con respecto a los presos, por consiguiente tenemos muchas cárceles manejadas por bandas de presos”, con hechos de violencia.
“Tenemos debilitados nuestros estados”, afirmó. Hay una degradación del estado de derecho, pero eso no se convierte en poder de policía. Esto se debe a que el poder punitivo formal es sobrepasado por un poder punitivo informal “que ejercen las policías autonomizadas, las organizaciones delincuenciales”, entre otros. “El poder punitivo va saliendo de manos del estado, el estado no lo controla", a la par "cada uno de esos ejercicios de poder punitivo sirve para hacer recaudación fiscal al margen del estado”, entonces “el estado pierde el monopolio del poder punitivo y de la recaudación fiscal”. Encima, en ocasiones se derivan funciones de seguridad interna a las fuerzas armadas, que no tienen formación para eso, cometen errores y pierden el respeto de la población, “en consecuencia, tenemos un estado que perdió el monopolio del poder punitivo, el monopolio de la recaudación fiscal y ve debilitada su defensa nacional”.
En este punto Zaffaroni introdujo la cuestión de las policías, a quienes se les desconoce su derecho de trabajadores y se les paga mal, recordó. “Estamos haciendo todo lo contrario de lo que debería hacerse para tener una prevención (...) más o menos eficaz, que es tecnificar policías, pagarla bien y reconocerles su condición de trabajadores”, aseguró.
Conocer la realildad
Sobre la prevención, señaló que se debe establecer claramente qué delitos se quiere prevenir y relevar la realidad. Pero “En nuestro país no se invierte un solo peso en estudiar la realidad de los delitos, de los conflictos sobre todo violentos”, y si hay algún dato confiable respecto de homicidios es por lo que en algún momento se hizo en la Corte Suprema de Justicia de la Nación y que “se contagió el Ministerio Público de la provincia de Buenos Aires”. Con esos datos se verifica que "los homicidios en la ciudad de Buenos Aires en los últimos diez años han bajado un 50%”. “Además no es cierto que predomina el homicidio en ocasión de robo”, dado que alcanza solo el 15%, el resto son homicidios intrafamiliares y en conflictos vecinales.
“Si alguien quiere prevenir lo primero que tiene que hacer es mirar esos datos”. “Pero eso no se hace”, en vez, se repite lo que dice la “criminología mediática”, cuestionó. Y como respuesta efectista se busca criminalizar a menores de edad, lo que calificó de "Demencial, en el mundo no se ha hecho", recordo en este sentido que la última dictadura argentina "bajó la edad de responsabilidad a los 14 años” y a los dos años “tuvo que subirla de nuevo a los 16 porque hay una realidad, hay una cuestión de maduración psicológica", el adolescente no tiene madurez emocional.
Zaffaroni destacó que si bien tiene un porcetaje de homicidios más alto que el de Europa, donde ronda el 1% cada 100 mil habitantes, en Argentina, donde el índice se acerca al 4% por cada 100 mil habitantes, no pasa lo que en otros de Latinoamérica, donde el índice llega al 20%, como Brasil, Colombia, Venezuela, Centroamérica (menos Costa Rica) y México.
Asimismo, cuestionó que se creen leyes para delitos determinados, como si las penas pudieran ser disuasivas. “Detrás de eso está la configuración de un ídolo, de un falso dios que es el poder punitivo”. La creencia de que el poder punitivo “puede resolver cualquier cosa, todo lo que no nos gusta lo metemos en un tipo penal y eso queda resuelto”, advirtió.
“El poder punitivo es un acto de poder político”, recordó, “si no lo contenemos dentro de límites mínimamente racionales, si se pierde el control jurídico mínimamente racional del poder punitivo, este se escapa, se desboca y acaba en un genocidio”.
En América ocurre que se desboca para lo caótico, “y a veces llega al extremo de hacer desaparecer la función policial, como ha sucedido en El Salvador, se corre el riesgo de que suceda en Ecuador, como de alguna manera sucedió en Rosario. Cuidado con ese riesgo”, alertó. En esta parte volvió a abogar por el fortalecimiento de las policías.
Y llamó la atención sobre el poder de los medios de comunicación masiva: “Estamos sometidos a una dictadura mediática, ese es el problema que tenemos”. "Estamos controlados por una enorme tecnología de manipulación psicológica masiva. Este es el grave riesgo, no es que nos esté controlando el Gran Hermano, te cambian la cabeza, ese es el problema, inventan una realidad que no existe”. “Ese es uno de los mayores riesgos”, siguió alertando.
Sobre los desafíos del derecho penal invitó: “Hay que hacer una dogmática adecuada a nuestra realidad”. Hay que preparar a los jueces. "Nuestra legislación en gran parte cada vez se vuelve más inconstitucional. Nuestro objetivo es darle eficacia a los principios constitucionales y a los principios del derecho internacional. Todo esto no va a ser gratuito, pero va a ser lindo”, aseguró casi sobre el final.
Reconocimiento, memoria, justicia y resistencia
El reconocimiento a Raúl Zaffaroni fue una iniciativa del director de la Especialidad y Maestría en Derechos Humanos, el abogado Rodrigo Sola.
“Esta ceremonia es al mismo tiempo un acto de reconocimiento y un acto de ejercicio de la memoria, un acto de justicia y un acto de resistencia”, dijo Sola en la apertura del acto. "Es un acto de reconocimiento a su extensa trayectoria”, a los lugares que ocupó y los principios que defendió. Es ejercicio de la memoria, “recordar su compromiso con la justicia”, su defensa de las libertades individuales y colectivas, “su sensibilidad con los sectores más vulnerabilizados, explotados, expropiados, discriminados, con los pueblos indígenas, con los campesinos, los trabajadores, las trabajadoras, mujeres, colectivos de la diversidad sexual, los privados de la libertad”, la Pachamama.
Es además "un acto de justicia con su compromiso por una sociedad más justa , más solidaria e inclusiva” y, “como contracara, es un acto de desagravio también por los embates y ofensas que pueda haber recibido por ese accionar coherente, militante” en el respeto y promoción de los derechos humanos.
“Y finalmente, es un acto de resistencia, también de resistencia nuestra, porque en este momento en que se habilita la posibilidad de cuestionar los consensos que tenemos como sociedad", a través de este acto, con lo que la figura de Zaffaroni representa, “los valores que encarna y nosotros compartimos, como comunidad universitaria reivindicamos también nuestro compromiso con los derechos humanos por la memoria, la verdad y la justicia, con el Nunca Más, con la democracia y sus instituciones, con los procesos de lucha por la vida digna, por la defensa de las garantías”, con los derechos de los pueblos indígenas, de la Madre Tierra, "con el respeto por la diversidad, con la educación universitaria pública y gratuita inclusiva y de calidad”.
Por su parte, el rector de la Universidad, Daniel Hoyos, destacó: "La Universidad Nacional de Salta celebra el estado social democrático de derecho, que no puede ser confundido ni reducido al derecho que respalda una libertad ciega ante las injustas desigualdades económicas y sociales”.
Y trajo un dato curioso: 2003 la UNSa apoyó la postulación de Zaffaroni para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Veinte años después otorgar el honoris causa da la oportunidad de "no solo de renovar su reconocimiento" sino que también constituye "un reconocimiento a nuestra propia institución y al papel que asume con valentía en la defensa de los valores que la sostienen”, afirmó el rector.
Además del rector, el acto estuvo encabezado por el vicerrector, Nicolás Innamorato, y la decana de la Facultad de Humanidades, Mercedes Vázquez. Entre la asistencia se destacaron las organizaciones de derechos humanos de la provincia.