Un ex político de la ciudad de San Petersburgo, quien fue detenido en el 2016, admitió que cometió actividades corruptas en la construcción de un estadio del Mundial de fútbol de Rusia 2018. Se trata del vicegobernador de esa ciudad, Marat Oganessian, quien reconoció que malversó cincuenta millones de rublos (cerca de 850.000 dólares) que estaban destinado a la construcción de una pantalla gigante para el estadio Krestovski, con capacidad para 69.000 personas, y que albergará durante el Mundial varios partidos, entre ellos una semifinal. Se estima que se gastaron 580 millones de euros, una cifra 5 veces mayor a la del presupuesto inicial.