Steve Bannon, exasesor de Donald Trump en la Casa Blanca y una de las figuras más influyentes de la ultraderecha estadounidense, ingresó este lunes a la prisión federal de Danbury, en el estado de Connecticut, para cumplir con una condena de prisión de cuatro meses por desacato al Congreso. Bannon se presentó ante las autoridades penitenciarias después de que el viernes pasado la Corte Suprema rechazara el pedido de suspender su ingreso a la cárcel mientras recurría una sentencia por desafiar una citación parlamentaria en la investigación sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
"Estoy orgulloso de ir a prisión si esto es lo que se necesita para enfrentar la tiranía", dijo Bannon en declaraciones a la prensa antes de entrar en el recinto penitenciario, rodeado de una decena de seguidores que pedían su liberación. Bannon también se declaró "un preso político" sugiriendo que está motivado políticamente, aunque sus dichos carecen de fundamento.
El ultraderechista, de 70 años, es uno de los dos miembros del círculo íntimo de Trump que afrontan un proceso judicial por no participar en la investigación parlamentaria. El segundo, el exasesor del exmandatario en la Casa Blanca Peter Navarro, ingresó en la cárcel en marzo para cumplir otra pena de cuatro meses.
Bannon fue condenado en 2022 por desafiar una citación parlamentaria que lo obligaba a comparecer ante un comité que investigaba el asalto al Capitolio de 2021, en el que simpatizantes de Trump irrumpieron en la sede parlamentaria para impedir la certificación de la victoria del presidente Joe Biden en las elecciones de noviembre.
El comité quería que Bannon testificara porque creía que tenía algún conocimiento previo sobre lo que iba a ocurrir ese 6 de enero de 2021, cuando miles de seguidores de Trump asaltaron la sede del Congreso. Por ejemplo, el día antes del asalto al Capitolio, Bannon habló con Trump por teléfono y posteriormente participó en un podcast de la ultraderecha en el que declaró: "Mañana se va a armar un desmadre".
En diciembre de 2020 Bannon, que seguía asesorando informalmente a Trump, le aconsejó que enfocara sus esfuerzos en el 6 de enero, fecha en que se debían certificar los resultados electorales, según el libro Peril de los periodistas Bob Woodward y Robert Costa. El exasesor trabajó en la campaña que llevó a Trump a la presidencia en 2016 y fue estratega jefe en la Casa Blanca desde que el magnate asumió el poder en enero de 2017 hasta agosto del mismo año.
Duró menos de siete meses en la Casa Blanca debido, en parte, a que su discurso para desmantelar a la clase política y terminar con las élites tuvo poca llegada en la administración de Trump, que pronto se llenó de millonarios. También chocó con los republicanos del Congreso por su oposición a recortar los impuestos a los más ricos.