El equipo económico se reunió con los bancos para bajar a tierra la propuesta de reemplazar los pases pasivos por Letras del Tesoro. Se trató de un encuentro que ocurrió este lunes por la mañana y que durante el resto del día replicó con turbulencia en los activos bursátiles. La estrategia monetaria y la lógica de las medidas que buscan implementarse no terminan entenderse: el mercado lo único que ve es que el tipo de cambio oficial no se sostiene, que las reservas van en baja y que más temprano que tarde ocurrirá una devaluación.

El encuentro de los titulares del Ministerio de Economía y del Banco Central con los representantes de las entidades financieras no consiguió despejar las dudas que vienen acumulándose durante las últimas semanas. Las declaraciones del gobierno del viernes pasado sobre una segunda etapa del programa macroeconómico concentrado en emisión cero despertaron nuevos temores y se reflejaron este lunes con una volatilidad impactante.

El dólar blue superó los 1400 pesos, al igual que el dólar mep y el contado con liquidación, los cuales subieron a un ritmo de casi 5 por ciento en la jornada. Las acciones de la bolsa porteña registraron fuertes bajas y las firmas argentinas en Nueva York llegaron a perder hasta casi 10 por ciento. El impacto se observó tanto en acciones financieras como en las dedicadas a la energía.

La falta de confianza en la estrategia económica se observó también en el precio de los bonos soberanos en moneda extranjera. Algunos títulos bajaron cerca del 4 por ciento y el riesgo país superó nuevamente los 1510 puntos. Se trata de una corrida de activos que había comenzado en forma progresiva las últimas semanas y que este lunes tuvo un punto álgido.

El equipo económico intentó el viernes pasado a través de una conferencia de prensa trasladar tranquilidad pero dejó flotando más dudas que certezas. En las reuniones de negociación entre el equipo económico y los bancos de este lunes la situación de intranquilidad continuó en aumento.

La idea oficial es cambiar la composición de los pasivos remunerados del Banco Central para transformar sus pases pasivos en Letras de Reprogramación Monetaria del Tesoro. Se trataría de letras que igualmente estarían administradas por la autoridad monetaria, aunque el interés sería pagado por el Tesoro. La pregunta es sencilla y directa. ¿Si el Tesoro no tiene suficiente superávit, cómo se realizarán los pagos de esta deuda? Casi todos responden que el único camino posible (para no entrar en una situación de impago) es con emisión.

En términos de montos, el equipo económico busca desarmar cerca de 18 billones de pesos en pasivos remunerados, de los cuales 12 billones estarían en manos de entidades públicas y 6 billones en bancos privados

En una primera lectura, aunque todavía sin precisiones técnicas de la instrumentación de la propuesta, parece que el cambio que pretende el gobierno es contable. Se modifican los nombres de los instrumentos financieros. El próximo jueves podrían aprobarse en la reunión de directorio del Banco Central algunas normas para avanzar en esta estrategia.

Claudio Cesario, titular de la Cámara de Bancos Argentinos, detalló que “Letra de Reprogramación Monetaria la emitirá el Tesoro pero los pesos resultantes estarán depositados en el Banco Central, que es como siempre quien “garantiza” la liquidez del sistema. O sea que lo que va a haber es una cuenta de respaldo de la emisión de la Letra. El Tesoro no va a gastar ese dinero, sino que lo va a tener depositado en el Banco Central".

Al mismo tiempo, el empresario mencionó lo que dijo el Ministro de Economía sobre las cuestiones cambiarias, que actualmente son las que preocupan principalmente a los inversores. “Caputo explicó el tema cambiario, dijo que el dólar blend 80-20 sigue, que la salida del cepo va a ser cuando las condiciones estén dadas, que el crawling del 2 por ciento va a seguir así, que no hay ningún apuro por salir de las condiciones de cepo que hoy hay, porque hay que salir bien y no a las apuradas”, planteó.

En este último punto es dónde se acumula el grueso de los interrogantes. Porque son cada vez menos los economistas que consideran que el dólar oficial puede subir a un ritmo que es la mitad de la inflación y que la brecha cambiaria cerca del 50 por ciento pueda mantenerse sin terminar en una nueva ronda de devaluación, la cual acelere la inflación y vuelva a impactar en la actividad.