En el PRO recibieron con frialdad el planteo del presidente de Javier Milei de que va a buscar una "fusión" entre su partido político y el de Mauricio Macri. Es sabido que el ex presidente rechaza la idea y vive como una amenaza los intentos de avanzar en un frente sin primero pasar por él. Claro que no ayuda que sectores de Karina Milei hablan de aliarse con "el PRO sin Macri". El ex mandatario no respondió al planteo presidencial, y en su entorno guardaron un estricto silencio. Solo uno de sus dirigentes de confianza le aclaró a Página/12 que en ningun caso van a aceptar esa idea: "Fusión no va a haber. El PRO no va a desaparecer. El presidente tiene una confusión".

En su raid de entrevistas con amigos con los que después comparte cenas y veladas de cine, Milei dejó algunas definiciones sobre el futuro que imagina para La Libertad Avanza y el PRO:“Yo creo que vamos camino a una fusión de las fuerzas y si hoy fuéramos fusionados a una elección, estaríamos sacando el 56 por ciento de los votos. Con lo cual, con la inflación más baja, la economía recuperándose y las calles en orden, estamos para hacer grandes cosas”, se imaginó un futuro promisorio.

También dijo que puede trabajar "sin problemas" con Macri porque no tiene “una visión ególatra de las cosas”.

Dedo en la llaga

Si bien las declaraciones de Milei podrían parecer en buenos términos con el PRO, en verdad funcionaro como un dedo en la llaga, o más bien, en la interna actual del partido que conduce Macri. El tema de la "fusión" entre el PRO y LLA fue el principal conflicto que desató una guerra abierta entre el ex presidente y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Después de su primer encuentro de cúpula, tras asumir en la presidencia del PRO, un grupo de gobernadores que habían compartido la conversación con el presidente salieron a expresar que estaban en desacuerdo con la idea de una fusión entre el PRO y LLA. El más vehemente fue el gobernador de Chubut, Nacho Torres, que dijo que si es llegaba a ocurrir, él se iba del PRO.

Cuando Macri mandó a descabezar el PRO bonaerense, proceso que terminó con Cristian Ritondo como su nuevo presidente, el caballito de batalla con el que reemplazaron a los dirigentes cercanos a Bullrich fue el de la "identidad del PRO". Ritondo hizo hincapié una y otra vez en que el PRO iba a recuperar su identidad, que iba a fortalecerse como partido. Es decir, un discurso antifusión y antidisolución.

Recelos

Macri conserva las apariencias en público con Milei y lo trata en buenos términos en las conversaciones privadas, pero tiene fuertes recelos: imagina que el presidente se quiere quedar con su partido y con su electorado (y que si no se mueve con astucia, ambas cosas pueden pasarle). De hecho, tiene un ejemplo muy a mano: en el pasado le ocurrió algo similar a Ricardo López Murphy con el PRO. Macri se quedó con su partido (Recrear) y con su electorado. Así que el ex presidente ya conoce la jugada: lo que no quiere es que ahora se la hagan a él. 

Para empeorar las codas: rumores llegaron ya a los oidos de Macri de que Karina Milei quiere conseguir una fusión con "el PRO sin Macri". El ariete para conseguir esto, imagina el ex presidente, no es otra que su antigua lugarteniente, Bullrich. Esto se daría mediante la fuga de dirigentes, una ruptura del PRO donde la ministra de Seguridad intente llevarse todo lo que pueda o algún otro método similar. Quizás por eso Macri está en plan purga de los cargos partidarios con todo dirigente que huela a Bullrich.

Desde LLA, todos los discursos que llegan a Macri, le hablan de una Karina Milei que no imagina otro escenario distinto al que ella manejará la lapicera en las listas. Es decir, no habrá -según los libertarios- listas donde se intercalan los macristas con los de Milei, sino que todo pasará por El Jefe, que no es precisamente Macri. El ex presidente ya destilaba desde el comienzo un desprecio especial por la hermana del presidente (en los mentideros políticos, se dice que la llama "La tarotista" o "La Pastelera", por su trabajo previo de vender tortas online) y este escenario no hace más que acrecentar las diferencias.

Ya Macri venía pensando que se habían agotado los gestos de buena voluntad con la aprobación de la Ley Bases y que el PRO comenzará a distanciarse de la deriva oficial. Esas declaraciones del presidente es probable que le confirmen este rumbo. Macri solo quiere negociar un acuerdo electoral (una alianza, no una fusión), si puede poner condiciones y decidir en una relación de pares con el oficialismo.

Bullrich, en cambio, ya está jugada a que el acuerdo ocurra a como de lugar.

Una reacción gélida

En este contexto, se entiende bien por qué, ante la propuesta arrojada por Milei, el entorno del ex presidente no hizo más que devolver una recepción muy fría y un estado general de silenzio stampa. Nadie quiso salir a comentar la idea del ex presidente, básicamente porque cayó pésimo y no están buscando confrontar en este momento. Así que prefirieron no decir nada, antes de tratarlo de desubicado.

No obstante, un dirigente con acceso a la mesa chica de Macri dijo a Página/12 lo que piensa la mayoría de su entorno: "Milei tiene una confusión entre frente electoral y fusión. Por ahora, es solo una idea de él. Fusión no va a haber. El PRO no va a desaparecer. Supongo que ellos no querrán que desaparezca LLA... A lo sumo, será un frente electoral. Si es que hay frente electoral, todavía falta mucho". Queda claro que la idea del presidente no tuvo precisamente una recepción con fuegos de artificio y descorche de champagne.