Me despojo de la actitud servicial constante, sobre todo ante el hombre. Pagamos las boletas, servimos la mesa, hacemos las compras, cocinamos, lavamos. ¡Basta! Distribución de las tareas por igual. Tiro a la hoguera la idea de que las hijas mujeres hacen las tareas del hogar mientras los hijos varones miran. Si desde cero no les mostramos un mundo diferente, no sucederá nunca el cambio ideológico estructural.
Desecho la idea implantada de que para vernos bellas tenemos que sacarnos las arrugas, taparnos los rollitos, lucir perfectas. No aceptemos creernos esa mentira, somos bellas por muchas otras cosas que nada tienen que ver con lo que se ve con los ojos.
* Música de Desierto y Agua, dúo de folklore electrónico.