“Queda usted debidamente notificado/a”, concluye el mail de despido del ochenta y cinco por ciento de las trabajadoras de la subsecretaria de Protección contra la violencia de Género. El comunicado lo recibieron un grupo de trabajadoras el 28 de junio, y allí el Gobierno nacional les notifica que a partir del primero del mes siguiente no les renovará el contrato. 

“Es imposible garantizar la continuidad de la línea 144, creada a fin de dar cumplimiento a la Ley 26.485 de Protección integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar las Violencias contra las mujeres en ámbitos interpersonales”, dice el comunicado de las trabajadoras que consideran que los despidos se producen de una forma violenta, y advierten sobre  las consecuencias de la decisión. 

Puntualmente hace referencia al funcionamiento de la línea que atiende llamados de todo el país. A veces, señalan, las estadísticas enfrían una experiencia que está cerca de las llamas: la escucha y el asesoramiento a personas en situación de violencia. 

“Además de llorar por las compañeras que perdieron el trabajo, lloramos por todas las personas que no van a tener acceso a informarse, que las acompañemos a salir de esas situaciones", comenta una trabajadora de la línea 144. "Yo creo que no se puede terminar de explicar la función que tenemos, pero la persona que llamó y algo movimos- a veces levantar a fiscales a las tres de la mañana- sabe, lo sabe ella y yo”, dice quien trabaja en ese lugar desde hace una década. Nacida en la provincia de Buenos Aires y profesional de la salud, prefiere dejar su nombre en el anonimato por miedo a ser despedida.

Durante muchos años, ella participó de la Red de Asistencia en los Vagones del tren: recorrían Lomas de Zamora, la Matanza, Moreno, San Martín y Pilar, asesorando mujeres en situaciones de violencia. Diez años de territorio, y ahora se encuentra con un Estado que desconoce el entramado que se supo construir, de prevención y acompañamiento.

En diálogo con Buenos Aires/12, señala: “Las compañeras están golpeadas, a veces están muy angustiadas, acaban de salir corriendo de su casa con lo que tienen puesto. Hay veces donde pueden llevarse algunos de sus hijos, otras incluso tienen que salir y escapar por sus vidas. Llaman llorando completamente en crisis porque dejaron a sus hijos en la casa con el agresor, para poder salir lo más rápido posible y salvar su vida. Entonces hay que poder cuidarlas y también poder relevar la información necesaria para pensar en conjunto las mejores estrategias”. 

Los detalles lejos de formar parte de un morbo, ilustran lo que acaba de perderse; esa escucha que ha salvado y asesorado a tantas mujeres en todo el país, a las tantas pasajeras del Sarmiento que se subían a un vagón y se bajaban con información y contención.

Quizás ser operadora de la línea de atención directa sea uno de los trabajos más duros para realizar: “es muy complejo pero lo hacemos con mucho amor, porque alguien lo tiene que hacer, porque lo elegimos. Para nosotras es importantísima cada intervención, cada articulación. Desde la línea siempre les indicamos a las personas que se comunican dónde tienen que dirigirse, a donde las hemos derivado. Hay horarios de mucha concentración de llamadas y nunca terminamos de ser suficiente cantidad de profesionales a disposición para poder abordar toda la cantidad de llamadas que ingresan”.

Una de las grandes trabas a la hora de hacer una denuncia surge con la cantidad de veces que una víctima tiene que contar su situación. La revictimización continúa siendo un pendiente para erradicar del sistema. “Hacer una denuncia es un momento muy complejo, en donde si una no elige tal vez las palabras que sean consideradas adecuadas por quien toma esa denuncia, pueden esas palabras no representar la gravedad de la situación", asegura la trabajadora bonaerense, que agrega: "Nosotras las asesoramos para que se lleven anotadas las mejores formas para denunciar". 

La gacetilla del ex Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, denuncia que también el Equipo interdisciplinario de la Dirección de Abordaje Integral de Casos de Femicidios, Travesiticidios, Transfeminicidios y Delitos contra la integridad sexual, queda reducido a dos trabajadoras. Esta área es clave para la reparación económica para hijos e hijas de femicidios. Y la lista de vaciamientos continúa.

“Somos nosotras, quienes tomamos la responsabilidad de impulsar esa estrategia de hablar con la institución, con los profesionales que estén con posibilidades de brindar acompañamiento en cada lugar, para asegurarnos transmitirles el nivel de urgencia”, explican las trabajadoras que quedan en el espacio. 

Un trabajo de riesgo, comprometido y pendiente. La operadora concluye con su tarea cotidiana pensando que tras recibir un llamado, es que quizás sea la única oportunidad que tenga para hacer todo lo que esté a su alcance. "Cuando mi turno termina yo me voy, la vida de esa persona continúa y mis compañeras siguen trabajando las 24 horas, porque tratamos de estar al tanto en los equipos del territorio como mis compañeros en la línea 144”, asegura.