Estados Unidos no dio marcha atrás ni relajó su decisión. El Departamento de Comercio estadounidense confirmó ayer la clausura de su mercado para el biodiesel argentino. Finalizada la visita del presidente Mauricio Macri a Nueva York, las autoridades norteamericanas comunicaron que el ingreso del combustibles estará alcanzado por aranceles permanentes de hasta 72,28 por ciento. El gobierno argentino ya conocía la determinación y, por eso, anunció que llevará el reclamo ante la Organización Mundial de Comercio. 

“El gobierno argentino no subsidia en forma alguna la producción o exportación de biodiésel. Los derechos de exportación aplicados al poroto de soja no constituyen de ninguna manera un subsidio en términos de las normas de comercio internacional”, expresó ayer la Cancillería a través de un comunicado donde cuestionó “la falta de voluntad de acuerdo por parte de la industria estadounidense, que se colocó en una postura que resultó inaceptable”. La decisión tomada por Washington fue impulsada por National Biodiesel Board (NBB). El encargado de argumentar la determinación fue el secretario de Comercio, Wilbur Ross, que esta semana quedó involucrado en el escándalo de Paradise Papers. 

La disputa es similar a la que un año atrás se cerró entre la Argentina y la Unión Europea en la OMC, a favor de la postura nacional. La reapertura del mercado europeo es una suerte de alivio para los productores ante el proteccionismo de EE.UU.