“Esto es un gran acto de reflexión. Lo que necesita nuestra sociedad es un punto y aparte a la cultura del acoso”, dijo la periodista Nancy Pazos. Fue en el comienzo de la presentación de una denuncia pública de 19 mujeres contra el periodista especializado en internacionales Pedro Brieger por acoso sexual. Los casos, recolectados en un informe del colectivo Periodistas Argentinas, se dieron a conocer este martes en un acto convocado en un salón del Anexo del Senado.
Los hechos ocurrieron a lo largo de casi tres décadas y las afectadas son periodistas, académicas, alumnas, una empleada y hasta una vecina. “No es el objetivo de este informe el escrache”, dijo Pazos. Pero advirtió sobre complicidades y silencios que permitieron la impunidad durante tanto tiempo. “Encarna en una persona pero también desnuda responsabilidades institucionales de medios públicos y privados, instituciones académicas públicas y privadas, y todos y cada uno de los contextos y personas que silenciaron y naturalizaron estas violencias que son imposibles de soportar. Y eso es lo primero que queremos señalar: las afectadas perdieron cosas concretas. La maquinaria abusadora además de someter, despoja”, siguió, leyendo el documento.
Medidas para la erradicación de conductas abusivas
Mientras Brieger crecía en su carrera profesional y ganaba premios, las afectadas abandonaban lugares de trabajo y estudios, perdían oportunidades laborales y hasta decidían mudarse para evitar cruzarlo. Finalmente, desde el colectivo PA exigieron medidas de reparación “que garanticen la erradicación de estas conductas abusivas” y consideraron “imprescindible también” que Brieger pida disculpas públicas a las afectadas.
Varias de quienes fueron afectadas por las conductas de Brieger se tomaban de las manos. Se abrazaban. Lagrimeaban. El clima era de mucha emoción. Podían romper el cerco de silencio que protegió al comunicador tantos años. “Esto demuestra que no estamos solas”, dijo a este diario la periodista Cecilia Guardati, que trabajó en Télam pero ahora vive en España, cuyo testimonio forma parte del informe. “Lo importante es la voz colectiva”, señaló a Página/12 la periodista Gisela Busaniche, quien también contó que padeció el acoso del periodista cuando trabajaba como productora en la TV Pública. Hostigamiento, acoso sexual, hasta situaciones de exhibicionismo que incluyeron que Brieger se masturbara delante de colegas sin su consentimiento, son parte de un patrón de conducta que revela el informe de PA.
Los casos, estiman, pueden ser más. El tema salió a la luz cuando el periodista de Clarín Alfredo Alfie hizo un hilo en la red X el domingo 16 de junio, donde contó episodios de acoso padecidos por cinco mujeres en diferentes ámbitos de parte de Brieger, entre ellos una empleada administrativa de la Universidad de Belgrano y una estudiante de una maestría en la UNLP. Luego, se sumaron más. El documento de PA, titulado “La Cultura del acoso: punto y aparte”, condensa 19 testimonios. “Hasta ahora documentamos 19 casos y pusimos una pausa para redactar y hacer la presentación, pero seguimos recibiendo casos”, contó la periodista Agustina Kämpfer, otra afectada. También lo son Marcela Perelman, directora de Investigación del CELS, quien contó este lunes en X que en 2001 padeció una situación de acoso también de parte de Brieger, y la periodista Leticia Martínez que se desempeña en la TV Pública, El Destape y Futurock. “Un día fui a Caras y Caretas a hacerle una entrevista (él tenía un programa radial para un portal) y ahí en la redacción, mientras yo le hacía la entrevista, sacó su pene y se empezó a masturbar”, había contado Martínez.
Las medidas de reparación
Las medidas de reparación que reclaman, además del pedido de disculpas pública de Brieger, son:
-En aquellos medios de comunicación públicos y privados donde se produjeron los hechos relatados: espacios para campañas de prevención y erradicación del acoso.
-En aquellas universidades públicas y privadas donde las afectadas tuvieron que soportar las conductas acosadoras de Brieger: jornadas y campañas dedicadas a la prevención del acoso.
-En todos estos ámbitos: procedimientos claros y ampliamente informados para canalizar denuncias, a cargo de personas capacitadas para garantizar la no revictimización y la confidencialidad que requieren estos casos.
-Pidieron además que se legisle sobre este tipo de conductas abusivas.
El Convenio 190 de la OIT
La ministra de Mujeres y Diversidades de la provincia de Buenos Aires, Estela Díaz y la diputada de Unión x la Patria y presidenta de la comisión de Mujeres y Diversidades de la Cámara baja, Mónica Macha, acompañaron la presentación. También delegadas del Sindicato de Prensa de Buenos Aires. “Es escalofriante escuchar sobre todo cuánta impunidad durante tantos años y un comportamiento de acosador serial de semejantes características y cómo ha usado su prestigio para garantizarse impunidad”, reflexionó ante este diario la ministra Díaz.
La funcionaria recordó que en el país está vigente el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contra la violencia y el acoso laboral, que es ley para la Argentina y “claramente establece modos de abordaje y procedimiento frente a estas situaciones”, además de la Ley 26.485 de protección integral contra la violencia hacia las mujeres, que incluye la violencia laboral. “Así que herramientas legales hay, el tema es que necesitamos la voluntad política y social para que las instituciones lo tomen como tal y se cambien las prácticas. Como dijeron, hay que construir para la cultura del acoso un punto y parte”, indicó Díaz.
La diputada Macha destacó a este diario la construcción “desde una lógica feminista” de la organización PA para ofrecer un espacio donde las denuncias puedan ser expresas “permitiendo así una acción reparadora para todas las compañeras que durante tantos años vivieron con este dolor”. Y consideró “fundamental” que Brieger pida disculpas y de esa forma “asuma su responsabilidad por el daño en la vida y en la salud física y psíquica de tantas mujeres en sus carreras, en su integridad”.
La reacción de empleadores
La semana pasada, luego de que se conocieran las acusaciones contra Brieger, el periodista de internacionales fue apartado del aire en el canal C5N y del programa Marca de Radio que conduce Eduardo Aliverti por Radio La Red. El miércoles de la semana pasada, Brieger no se presentó a su última clase de Sociología de Medio Oriente en la Universidad de Buenos Aires. Sí lo hicieron, sin embargo, su profesor adjunto Enrique Herszkowich y las autoridades de la Facultad de Ciencias Sociales: Rodrigo Salgado, director de la carrera de Sociología; Sandra Giménez, secretaria académica; y Malena Magnasco, titular de la Secretaría de Géneros y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Sociales. Los directivos comunicaron a los estudiantes que la Facultad había puesto en marcha mecanismos institucionales para casos similares.
Nancy Pazos abrió la lectura del informe. Luego, distintas mujeres leyeron los testimonios que dan cuenta de los acosos sufridos, aunque ninguna de ellas le puso voz a su propia historia para preservar la identidad de quienes eligieron esa alternativa.
“En el año 2010, la periodista Agustina Kämpfer expresó públicamente en un programa de televisión que el periodista Pedro Brieger, flamante ganador del premio Martín Fierro, era “un acosador”. Nadie la escuchó.Se refería así a una personalidad pública que en el ámbito periodístico y académico había acumulado posiciones y prestigio. Catorce años después y a partir de una nota de Alejandro Alfie que daba cuenta de un juicio laboral que Brieger había ganado, la periodista Cecilia Guardatti comentó el posteo de esa noticia en las redes sociales: denunció su conducta acosadora. Esta vez, alguien escuchó. Alfie publicó luego de investigar una serie de tuits donde citó cinco casos de profesionales afectadas por Brieger. A partir de esa publicación, se quebró el silencio”, señala el documento de PA.
Los testimonios coinciden en que Brieger se aprovechaba de la asimetría de poder. No solo era docente o colega con más experiencia, sino que llegaba a duplicar en edad a las afectadas por sus conductas de acoso u hostigamiento. “La máquina abusadora que describen estos testimonios tiene un mecanismo: Se activa por sorpresa, busca producir asco y humillación, enmudece y coloca a la afectada en una situación de degradación y culpa. ¿Qué hice yo para merecer esto?. El mecanismo incluye que luego, al contarlo a otros —aquellos que son los responsables de poner límites o pueden ayudar a construirlos— no se dimensiona el daño, se naturaliza esa conducta y no se hace pública, lo cual permitiría a otras prevenirse y al responsable de esa conducta, limitarse”, puntualiza el informe de PA.