La Acrópolis de Atenas en Grecia, uno de los monumentos antiguos más visitados del mundo, empezó a ofrecer visitas privadas a 5.000 euros (unos 5.400 dólares), una cifra astronómica tomando en cuenta que el ticket habitual no pasa de los 30 euros.
Precisamente, se trata de recorridas fuera del horario oficial de apertura para grupos de máximo cinco personas, y que se pueden realizar a las 7 de la mañana o por la noche después de las 20, según lo detallado por el sitio oficial de este patrimonio.
"Este servicio solo está disponible para cuatro grupos de máximo cinco personas a la vez y puede contar con un guía privado" si el cliente lo desea, según la web Hellenic Heritage que presenta estas visitas con el nombre de "The Acropolis experience".
Una pareja rusa realizó el sábado la primera visita privada con su propio guía, después del horario de cierre oficial, según los medios griegos.
A partir del 12 de julio, la próxima fecha disponible que hay este martes en la web para una visita privada sin guía, las visitas privadas se realizarán los martes, viernes y sábado.
El recorrido puede efectuarse en inglés, francés, alemán, español, griego, portugués o ruso, y el objetivo es que los visitantes más exclusivos puedan evitar la multitud de turistas que asciende cada día al Partenón, situado en el centro histórico de Atenas.
Polémica por la organización de las visitas privadas
La iniciativa, que creó polémica cuando fue anunciada el año pasado, iba a introducirse el 1 de abril, pero el Ministerio de Cultura indicó que el lanzamiento había sido aplazado.
El sindicato de vigilantes de sitios arqueológicos griegos criticó "la manera en la que están organizadas estas visitas privadas, que se efectúan sin su participación", indicó su presidenta, Georgia Kondyli. "No tenemos ninguna información sobre la organización de estas visitas", añadió.
Inscrita en el patrimonio mundial de la UNESCO y construida en el siglo V antes de la era cristiana, la Acrópolis de Atenas recibe cada vez más visitantes, en parte debido a los turistas que llegan al país a bordo de cruceros.
El año pasado registró un récord de 4 millones de visitantes, un aumento de más de un 31% con respecto al año anterior, lo que obligó al organismo que gestiona el monumento a instaurar franjas horarias.