El miércoles pasado comenzaron a llegar noticias confusas sobre un golpe de estado en Bolivia. Las imágenes de los tanques en las calles trajeron la memoria de otros golpes. Hubo un rechazo rotundo desde los movimientos populares y gobiernos latinoamericanos. Hubo también posiciones controvertidas en varias organizaciones, entre ellas algunas feministas, que debilitaron las posibilidades de una movilización más eficaz. 

Diana Vargas y Adriana Guzmán analizan lo sucedido. Vargas recapitula los sucesos recientes: “El miércoles, desde las dos de la tarde hasta las seis, se ha vivido una desesperación, un caos, una incertidumbre, cuando los militares al mando del coronel Zúñiga han bajado en tanquetas, en tanques blindados, han rodeado y entrado a la Plaza Murillo, donde está la Casa del Pueblo, el Palacio Quemado -que era el Palacio de Gobierno antes-, y anunciaron un golpe de Estado. Dieron la orden a los militares de bloquear las entradas de la Plaza Murillo. En esos momentos el presidente y su gabinete llamaron al pueblo para que salga a las calles y defienda la democracia. La gente se ha movilizado, mucha gente ha ido a la Plaza Murillo a defender la democracia, a defender al gobierno, a defender la Plaza Murillo también, donde históricamente han pasado muchas de las masacres que hemos tenido en Bolivia", sostuvo.

"El presidente luego bajó a hablar con el coronel Zúñiga, le dio la orden de replegarse, pero no tuvo respuesta. Lo releva entonces de su cargo y posesiona a nuevos altos mandos, que aceptaron la orden. Detuvieron al Coronel Zúñiga, que ha dado las declaraciones como todo militar, como todo golpista en realidad, en las cuales afirma que sí quería dar un golpe de estado, porque el pueblo estaba cansado de la crisis”, explicó Vargas.

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¿Cuáles han sido las condiciones que permitieron que se concrete este golpe?

Diana Vargas: En Bolivia hay desde hace mucho tiempo una crisis, porque no hay gasolina, no han habido alimentos. Ha habido una alza de precios de los alimentos, por lo tanto la gente ha estado bloqueando, porque no tenía plata para comprar. Sobre esas bases el Coronel Zúñiga ha decidido dar el golpe de estado, al cual tenían que apoyar las fuerzas aéreas pero lo han dejado -es lo que él dice en su declaración-. La gente se desesperaba en los mercados para poder abastecerse, porque no sabía qué clase de golpe de estado íbamos a vivir, si un golpe militar clásico, como el último golpe militar que ha tenido Bolivia, o un golpe al pueblo, como en el 2019.

Analiza también Adriana Guzmán: “Este golpe se ha realizado en un país que ya tiene tres años de gobierno de Arce, y que ha entrado en una gran crisis económica. La falta de dólares, por ejemplo, ha creado una crisis para los empresarios, pero también para los pequeños comerciantes. La falta de dólares tiene que ver con el cierre de la exportación y de la producción de gas, porque supuestamente se han acabado los yacimientos de gas. Ya son como seis meses que no tenemos gas y gasolina, que hay contrabando, sobreprecios. No se ha podido controlar el tema de los combustibles, ni el tema del dólar. Por eso hay movilizaciones, y un malestar social permanente".

¿Cómo es el escenario actual a nivel político?

Adriana Guzmán: En términos políticos, hace seis meses que está en discusión quién va a ser el candidato del Movimiento al Socialismo (MAS). Mi visión es que Luis Arce ha intentado todas las formas, las electorales, las legales y las legislativas, para evitar que Evo Morales pueda ser candidato, pero no ha podido lograrlo. Ha convocado a un congreso paralelo del MAS, para ser elegido y no se ha dado. El Evo ha hecho el Congreso, donde ha sido elegido candidato. Arce ha tratado de anular ese congreso pero no lo logró. En la vía legislativa ha tratado de plantear una ley que impida que Evo sea candidato. Utilizó otros recursos que tampoco funcionaron. Hace un mes, él ha dicho en un discurso que si Evo Morales no dejaba de presionar y de movilizar al país, porque no se le estaba dejando ser candidato, si no dejaba de atacar a su gobierno, -cosas con las que no coincido porque no es cierto, Evo no ha estado movilizando para desestabilizarlo-, a él no le quedaba otra opción que dejar el gobierno en manos militares. 

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¿Cómo influye en este contexto la discusión por el litio?

Adriana Guzmán: Arce dijo que Evo estaba generando las condiciones para un golpe. Eso no es cierto. Él se ha desestabilizado solo, por su incapacidad en términos económicos, y por sus acuerdos con las empresas. Él ha entregado el litio, ha hecho contratos con empresas rusas y chinas, con capitales israelitas, sionistas. Son acuerdos hechos a largo plazo, es decir, el litio no va a producir ahorita para Bolivia, y ése es parte del vacío económico que está creando. En esa crisis profunda, la gente no está tan cerca de la organización política, no está cerca de lo que está pasando en el MAS, o de lo que está pasando en el país. La gente estás buscando qué comer. Dentro del MAS están tan fragmentadas las organizaciones, que hubiera sido muy difícil enfrentar un golpe si éste hubiera sido más potente.

¿Quién ha sido responsable del golpe, para vos? 

Adriana Guzmán: Si bien han estado las Fuerzas Armadas a la cabeza, hay una responsabilidad del gobierno, porque ha permitido que todo esto se genere, porque ha dejado que las Fuerzas Armadas entren a la Plaza Murillo, supuestamente respetando su mandato. Eso es lo que han planteado los militares. Hagamos una junta militar con Luis Arce a la cabeza. No ha sido claro su posicionamiento frente a estas declaraciones.

¿Qué reflexionan las feministas frente a esto? 

Adriana Guzmán: Nosotras, como feministas comunitarias, creemos importantes decir que no hay intentos de golpe de Estado. Los militares no hacen intentos, hacen golpes. El 26 de junio ha habido un golpe en Bolivia, por más que haya durado poco. Se ha roto el orden democrático, constitucional, se han metido tanquetas a la Plaza Murillo, han habido heridos y represión. Eso para nosotros es un golpe.

Otras feministas han caracterizado la situación como "pelea de machos"...

Adriana Guzmán: Repiten el mismo discurso del 2019. Cinco años después, los feminismos tenemos que tener la capacidad de hacer autocrítica y de construir otra mirada que sea estructural y que no siga la lógica reduccionista del patriarcado. El patriarcado es una estructura. Bolivia es un territorio con muchos recursos. Ha estado en disputa el gas, el petróleo, en el año 2003. El golpe del 2019 ha tenido que ver también con el litio. Hay una disputa estructural, porque además, Bolivia es un país con una gran población. Los pueblos originarios indígenas somos el 63%. Este conflicto permanente, estructural, no puede reducirse a una contradicción machista. Pero el feminismo liberal, colonialista, que no ve a los pueblos originarios, que no ve la importancia del territorio para los pueblos, que no ve toda esta estructura que para nosotros es patriarcal, colonial, racista, reduce todo el análisis al machismo. Es muy típico del feminismo eurocéntrico. 

"Si bien hay una discusión dentro del MAS entre quién va a ser el candidato, si Evo o Arce, o si otro que no sea Evo, el país no solamente es el MAS. El país son intereses económicos capitalistas, que están intentando apropiarse de los minerales, del gas, del petróleo, del agua, y frente a ello están los pueblos que defienden el territorio. El golpe de estado, tenía como objetivo preservar y profundizar un orden de entrega, privatización, control de los territorios y los bienes comunes. También asegurar la impunidad, liberando a las y los golpistas del 2019. Se logró frenar la respuesta militar, pero la crisis continúa. Los pueblos siguen enfrentando a las políticas extractivistas, coloniales y su dimensión militarista. Las feministas comunitarias, populares, son parte de las rebeldías ancestrales ante el poder, en todas sus expresiones", señala Guzmán.

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