El enfermero alemán Niels Högel, condenado por asesinato en 2014, fue encontrado responsable de la muerte de al menos 106 personas en los hospitales de Delmenhorst y Oldemburgo, informó ayer la Fiscalía alemana tras concluir todos los análisis toxicológicos. La investigación indicó que se le puede atribuir la muerte de 68 personas en Delmenhorst y otros 38 casos en Oldemburgo. “Podrían ser más”, declaró el fiscal superior Martin Koziolek ante el ministerio fiscal en Oldemburgo. Algunas de las posibles víctimas del enfermero fueron incineradas, por lo que los investigadores no pudieron llevar a cabo las pruebas. Además, en cinco casos en Oldemburgo se deberá llevar a cabo aún nuevos análisis, indicaron las autoridades alemanas. Este informe, tras concluir los análisis toxicológicos, lo muestra como uno de los mayores asesinos en serie de la historia alemana.
Niels Högel cumple actualmente cadena perpetua por seis casos de asesinato o tentativa de asesinato, tras ser descubierto en 2005. La situación salió a la luz cuando una enfermera en Delmenhorst lo detuvo cuando quiso inyectarle a una paciente un medicamento no prescripto. Högel alegó un error. Pocos días después, otro colega notó que un paciente previamente estable había desarrollado palpitaciones irregulares y luego una severa arritmia cardíaca. Högel estaba en la habitación cuando hubo que resucitar al paciente y el otro enfermero que estaba ahí encontró cajas de medicinas vacías en el basurero, detalló el diario alemán Der Spiegel.
En 2015, el enfermero fue declarado culpable por la Justicia alemana de doble asesinato, dos intentos de asesinato y dos casos de lesiones graves a pacientes ingresados en la unidad de cuidados intensivos en el hospital de la ciudad de Delmenhorst, próxima a Bremen, en el norte del país, y condenado a cadena perpetua. En la cárcel, Högel se jactó ante otros convictos de haber matado a una cantidad no precisada de personas. “Cuando llegué a cincuenta dejé de contar”, les dijo a sus compañeros. Algunos de ellos lo contaron a sus abogados. La revelación llegó a oídos de la fiscalía, que retomó la investigación para aclarar la muerte de 174 pacientes en la clínica de Delmenhorst, todas ocurridas entre los años 2003 y 2005. Después de descubrir que todas las muertes habían ocurrido en un turno en el que trabajaba Niels Högel, las autoridades decidieron llevar nuevamente al enfermero ante un juez.
Ahora, el resultado de unas investigaciones de casi tres años muestra que sus crímenes alcanzan un número mucho mayor. En junio de 2016, los investigadores ya habían establecido la responsabilidad de Högel en un total de 33 muertes de pacientes en varios centros de salud en los que trabajó. “Este hombre es excepcional y único en la historia alemana”, ha indicado el jefe de la comisión de investigación, Arne Schimdt.
Niels Högel suministró medicamentos a los pacientes en el hospital de Delmenhorst, donde trabajó dos años en la unidad de cuidados intensivos, para desencadenar fallos cardíacos o un colapso circulatorio. A continuación, los reanimaba para parecer un héroe ante sus colegas. Sin embargo, esto no funcionaba siempre. Esta práctica también la llevó a cabo en su antiguo puesto de trabajo en el hospital de Oldemburgo, donde también habría matado a pacientes y donde trabajó desde 1999 hasta 2002.
Una comisión especial dentro de la policía trabajó durante meses para aclarar cuántas personas había asesinado. Para ello, los investigadores analizaron centenares de actas de pacientes y exhumaron más de 130 cadáveres en busca de rastros de las drogas que pudieron haberles provocado el colapso del sistema cardiovascular.
El hecho de que tantos pacientes perdieran la vida durante el turno de Niels Högel ya había sido objeto de conversaciones en los centros de salud en los que trabajaba. En concreto, en 2001, el número de muertes en la unidad de cuidados intensivos en Oldemburgo subió un 58 por ciento durante el turno del enfermero. Asimismo, de acuerdo con la fiscalía, en el caso de Delmenhorst había también indicios concretos de que mataba a sus pacientes, por el aumento exponencial de los fallecimientos por colapsos cardiovasculares en su turno. Por eso la fiscalía ampliará su investigación en contra de otras ocho personas, seis trabajadores de la clínica Delmenhorst y dos de una clínica en Oldenburg. Y puesto que quedó al desnudo que los fiscales no habían aplicado, en su momento, todo el rigor de la ley para investigar los crímenes, varios familiares de las víctimas acusan ahora a las autoridades de no haber investigado todos los indicios que existían sobre las muertes sin explicación que se registraron en ambas clínicas. Las autoridades judiciales abrieron una investigación contra los fiscales que eran responsables del caso, que se encuentran bajo la sospecha de haber cometido el delito de “obstrucción de la justicia”.
“Se podrían haber evitado los asesinatos”, afirmó a finales de agosto el presidente de la Policía de Oldemburgo, Johann Kühme. Los responsables de entonces deberían haber actuado más rápidamente y buscado apoyo. “En el hospital de Oldemburgo se conocían las irregularidades”, agregó el jefe policial. Sin embargo, en lugar de denunciarlo decidieron aceptar su renuncia e incluso le dieron una buena carta de recomendación.
Niels Högel mató a los pacientes con sobredosis de drogas, generalmente cuando estaban en cuidados intensivos. Pero, para los propios investigadores, la lista completa de víctimas no podrá establecerse con certeza. “¿Quién sabe cuántas víctimas podrán ser identificadas?”, se preguntó Thomas Sander, fiscal en Oldenburg. “El sospechoso no puede recordar cada caso, pero en más de treinta de ellos sí recordaba a los pacientes y su comportamiento”, dijo la fiscal de la misma ciudad Daniela Schiereck-Bohlemann.
En el juicio de 2015, cuando lo sentenciaron a prisión de por vida, el hombre admitió que a veces actuaba “por aburrimiento”. Dijo también que se sentía eufórico cuando lograba resucitar a un paciente y devastado cuando no lo conseguía.