Podría decirse que el libro comienza a escribirse en los albores de este siglo, en torno a una Mesa de Café que se intituló “Dudemos del Progreso”, más precisamente según la memoria de una de sus fundadoras Elsa Emmanuele el 4 de octubre de 2001. El bar La Sede fue testigo de esa Mesa que perduró por años y que reunió a contertulios entre los que se contaban Pedro Ferretti, quien suscribe (autor del prólogo también), y otro de sus fundadores, José Luis Comas, que ya no está entre nosotros. Dudemos del progreso, ahora editado por Laborde, está dedicado In Memoriam de Luis Díaz Molano y Leopoldo (Poli) Laborde.

El libro cuenta con los textos de Alberto Kreimer y Elsa Emmanuele que se preguntan “¿A qué llamamos progreso?” para internarse en los conceptos de Walter Benjamin. Así como la colaboración también de Diego García que cierra el libro escribiendo sobre “Diálogos, telones y café”.

Dudemos del progresa recuerda aquella época y en especial, esa Mesa de Café que fue lugar de encuentro y de diversión intelectual y gastronómica, con chistes, anécdotas y discusiones en las que cada uno defendía sus ideas con vehemencia y pasión. Época del 2001 en que cerraban los Bancos, no se podían retirar los dineros, y –obviamente- los ahorristas armaban lío sin cesar. Una marca imborrable ha dejado en la memoria colectiva ese tumulto de principios del milenio en este rincón del mundo.

Un libro que quizás tenga cierto toque melancólico por un lado, pero también lleva la intención de no olvidar fácilmente un momento traumático de la vida del país y sobre todo recordar las ideas que imperaban en esos tiempos. Y la vitalidad que había que oponer a momentos oscuros.

Emmanuele y García subrayan “Foucault se nos presenta como un poeta del saber, un investigador de pura cepa, un cartógrafo”… lleno de interrogantes. Así lo expresan en el capítulo destinado a la pregunta ¿Por qué Foucault?

 

*Coordinación de Psicología en Rosario12.