El plan de ajuste económico que el Gobierno de Javier Milei aplicó en los primeros días de gestión, y que sigue profundizando mes a mes, golpeó de lleno a los trabajadores y trabajadoras de casas particulares: según un informe del Departamento de Control de Gestión de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo, entre noviembre de 2023 y marzo de 2024 se perdieron 15.037 empleos en el sector.
De acuerdo con ese relevamiento, en marzo de este año figuraban activos 615.181 trabajadores y trabajadoras de casas particulares, 15.037 menos respecto de noviembre último (630.218). Si el número de marzo se compara con el pico máximo de formalización del sector, enero de 2020 (646.000 puestos registrados), la baja fue de 30.819 empleos.
El número de empleadores afiliados de casas particulares con personas trabajadoras declaradas, en tanto, se contrajo en 13.042 unidades: en noviembre eran 526.179 y en marzo 513.137. Si se compara con el pico de 2020, se eliminaron del registro 23.061 unidades.
El sector formal del empleo doméstico ya venía muy golpeado por la pandemia y es el que más dificultades tuvo para recuperarse: desde marzo del 2020 se perdieron más de 250.000 puestos, que si bien luego comenzaron a recuperarse lo hicieron de forma más lenta que en el resto de las actividades económicas.
Según un informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), el trabajo doméstico remunerado es la rama de actividad con las tasas más altas de informalidad (78%) y feminización (98%) de Argentina.
Además, presenta una de las peores remuneraciones de todo el mercado de trabajo: en julio, los salarios formales son de $284.794 para personal con retiro y de $316.688 para personal sin retiro, mientras que en el caso de los trabajadores y trabajadoras informales la situación es mucho más precaria.