Remontar la historia de la bossa nova es emprender un fascinante regreso hacia las raíces de un género que en su proyección atravesó tiempo y latitudes sin sacrificar capacidad de frescura y vocación expansiva. Es también zambullirse en la década de los 50 del siglo pasado, los años del desarrollismo, el long-play y la clase media como categoría cultural. En ese afán, el recuerdo de Johnny Alf, uno de los precursores de la bossa nova y para muchos un secreto bien guardado, es oportuno. En eso anda un cuarteto que, como la bossa nova misma, tiene tanto de Brasil cuanto del resto del mundo. Este jueves a las 20 y 22.30 y el viernes a las 22.45, en Bebop Club, el gran violonchelista y arreglador Jacques Morelenbaum y el guitarrista Nelson Faria, sigilos de calidad y calidez brasileñas, serán los invitados del dúo que integran el pianista argentino-brasileño-lusitano Pablo Lapidusas y la cantante ítalo-británica Celeste Caramanna.

“Desbunde, Looking for Johnny Alf”, se llama el espectáculo que recorre y reelabora la obra del gran pianista, cantante y compositor carioca, el que tocaba el samba más lento y con una marcación rítmica diferente, entre otras cosas incorporando recursos melódicos y armónicos traídos de la música norteamericana. Pianista de particular destreza, compositor sensible y cantante moroso y emocionalmente ubicuo, Alf nació en Río de Janeiro en 1929 bajo el Alfredo José Da Silva. En su estilo, que traía mucho de las canciones norteamericanas de Tim Pan Aley, con las que paraba la olla actuando en locales de Río de Janeiro, y del bolero que andaba por el aire, está el germen de lo que a fines de los ’50 sería la bossa nova. Aunque esa combinación resultaba incomprensible para los nacionalistas brasileños encabezados por el crítico Tinhorão, que por entonces sostenía que “la bossa nova vive hasta hoy el mismo drama de tantos niños de Copacabana: no sabe quién es el padre”, hoy no es necesario pedir una prueba de ADN para darse cuenta de que Johnny Alf supo andar por ahí.

Con sensibilidad y agudeza, Lapidusas, pianista nacido en Argentina, criado en Brasil y residente desde hace años en Lisboa, se ciñe a esa herencia para actualizar la historia al frente del cuarteto. Con siete discos al frente de distintas formaciones, las colaboraciones de Lapidusas se desarrollan habitualmente a 360 grados, entre Hermeto Pascoal, Cesar Camargo Mariano, Edu Lobo, Hamilton de Holanda, la cantante portuguesa Maria João, el contrabajista israelí Ehud Ettun y la orquesta de cámara canadiense I Musici, por ejemplo. “Poder traer este espectáculo a la Argentina me hace muy feliz”, asegura el pianista a Página/12. “Pocos se acuerdan y muchos ni siquiera saben quién fue Johnny Alf y la enorme importancia que tuvo para lo que sería, años después de sus primeros acordes al Piano, la bossa nova”, apunta. “Hicimos nueve funciones de ‘Desbunde, Looking for Johnny Alf’, en Rio, San Pablo, Brasilia, Campinas y Minas. A pesar del riesgo que implica presentar una música casi desconocida logramos un ida y vuelta maravilloso con el público”, agrega Lapidusas.

“Creo que al público de Buenos Aires le va a encantar este concierto”, intuye Morelenbaum en la continuidad de la charla. “Abordar esas canciones con músicos de la calidad de Nelson Faria, Pablo Lapidusas y la voz encantadora, precisa y emocional de Celeste Caramanna, es un gusto enorme”, agrega el violonchelista y arreglador, arquitecto sonoro de figuras como Caetano Veloso, Gilberto Gil y Sting, entre muchos otros. Para Nelson Faria, se trata de un reencuentro con la música de Alf, que es también un regreso a su niñez. “Alf compuso canciones que fueron verdaderos himnos de la música brasileña, como ‘Rapaz de Bem’, ‘Ilusão a toa’, ‘Céu e mar’, ‘Eu e a brisa’ y tantas otras. Sus canciones me acompañan desde la infancia. Mi familia siempre escuchó bossa nova y Johnny Alf era una presencia indispensable en el tocadiscos de mi casa”, interviene Faria. “Me siento extremadamente feliz y honrado de haber sido invitado a ser parte en este tributo”, agrega el guitarrista.

“Este es un proyecto importantísimo, porque Johnny Alf es uno de los compositores más calificados de la primera época de la bossa nova. Tenía todo, como músico y personaje. Fue en los albores, lo que sería (Antonio Carlos) Jobim en la madurez del género”, continua Morelenbaum y concluye: “Yo toqué durante diez años en la banda de Jobim, y recuerdo cómo él frecuentemente mencionaba la obra de Johnny Alf y tocaba sus canciones, que le encantaban. Al punto que lo llamaba ‘Genialf’”.