"Juro por Apolo médico, por Asclepios, Hygia y Panacea, así como por todos los dioses y diosas, poniéndolos por testigos, dar cumplimiento en la medida de mis fuerzas y de acuerdo con mi criterio a este juramento y compromiso. Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo…Si el Juramento cumpliere íntegro, viva feliz y recoja los frutos de mi arte y sea honrado por todos los hombres y por la más remota posteridad. Pero si soy transgresor y perjuro, avéngame lo contrario."
Estos son algunos tramos del antiguo “juramento hipocrático”. Fue redactado por Hipócrates cinco siglos antes del nacimiento de Cristo. Hipócrates es el padre de la medicina moderna. El primer manuscrito del juramento se conserva en la Biblioteca San Marco en Venecia. El texto tuvo varias revisiones, como señala José Antonio Remis en “Pasado y presente del Juramento Hipocrático. Análisis de su vigencia” (2009).
Hoy el Juramento que realizan los médicos para ejercer su profesión ha cambiado del redactado por Hipócrates. Sin embargo resulta apropiado en esta oportunidad traer a la actualidad la figura de Panacea. Según la mitología griega, Asclepios, el Dios de la salud hijo de Apolo y de la mortal Epione, tuvo varios hijos, entre ellos Panacea. Su propio nombre puede interpretarse “la que todo lo cura”. Se dice que Panacea tenía una poción con la que curaba a todos los enfermos más allá de la dolencia que sufrieran. Aun siendo considerada una “diosa menor”, su efectividad curativa le garantizó un lugar de privilegio en el juramento hipocrático. Según Carlos Adanero en “¿Quién es Panacea?” (2011), “la palabra panacea se convirtió en parte de nuestro vocabulario y al mencionarla como la 'búsqueda de la panacea' nos referimos a la búsqueda de la solución perfecta de un determinado problema o de una enfermedad”.
El presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo, tras la sanción del paquete fiscal, la Ley Bases y sobre todo el RIGI, señalan que han encontrado el camino para encontrarse con la diosa Panacea. La poción que todo lo cura para Milei es, vía RIGI, la Inversión Extranjera Directa (IED). ¿Será cierto o estará haciendo un ejercicio ilegal de la profesión? La búsqueda premeditada de la recesión económica con datos absolutamente alarmantes, caída en el primer trimestre del 5,1 por ciento del PBI, del 13,7 en la actividad manufacturera, del 19,7 en la construcción, según el Informe de Avance del nivel de Actividad (INDEC Junio 2024) son una clara señal de una aguda ya no recesión sino, aun peor, de una depresión económica.
Milei sostiene que vendrá en el próximo tiempo, sin precisar qué tiempo, una reactivación apalancada por la inversión extranjera directa. Hay un primer análisis para entrarle al tema, que es precisar si los determinantes de la IED son de carácter exógeno o endógeno, o si se relacionan mutuamente. Veamos el contexto exógeno, la situación internacional. Variados documentos de economía internacional vienen a señalar que el mundo, desde la crisis de 2008, ha comenzado una etapa de ralentización de la globalización, frenando abruptamente el intercambio comercial. Algunos definen este proceso con el nombre de Slowbalization, definida como una ralentización progresiva del proceso globalizador.
Entre otras cuestiones que han provocado esta situación suele señalarse los conflictos geopolíticos entre Estados Unidos y China, el aumento de barreras comerciales y la indiscutible tendencia mundial hacia el proteccionismo. Al respecto, la Subgerente del FMI Gita Gopinath en su discurso en el 2° Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Economía (11/12/2023) dijo: “Estamos al borde de una Segunda Guerra Fría. El historiador Niall Ferguson sostiene que ya estamos en ella”. Aunque sin señalarlo expresamente, reconoce que Estados Unidos sigue los lineamientos del llamado “Nuevo Consenso de Washington" explicitado por Jack Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, como se explica en “A contramano del mundo BsAs12, 15/12/2024). Gopinath nos dice que “las crecientes tensiones entre las dos economías más grandes del mundo, Estados Unidos y China, han cambiado las reglas de las relaciones económicas internacionales. Estados Unidos llama al friend-shoring, o “deslocalización entre aliados”, la Unión Europea a la “reducción del riesgo”, y China a la “autonomía”. En criollo, los bloques comerciales mundiales priorizan intercambiar con sus socios comerciales por razones de cercanía geográfica o afinidad política ideológica.
Con preocupación, la funcionaria del FMI reconoce que “los lineamientos geopolíticos determinan los flujos comerciales y de inversión” y señala que la fragmentación del comercio mundial es un hecho insoslayable: “Las fuerzas que contribuyeron a estimular la hiperglobalización se desvanecieron”. A su pesar admite que los aranceles y medidas restrictivas para el comercio se han profundizado. “El pasado año se impusieron unas tres mil medidas comerciales restrictivas, casi el triple que en 2019”. Con respecto a la IED, señala que “la fragmentación de la IED en un mundo dividido en dos bloques que giren en torno a Estados Unidos y China, podría dar como resultado pérdidas mundiales a largo plazo. Al igual que en el caso del comercio, las pérdidas son mayores en las regiones menos avanzadas".
El Monitor de Tendencias de Inversión Global N°46 de la UNCTAD de enero de 2024, nos dice que excepto algunas economías europeas, los flujos globales de IED fueron en 2023 18 por ciento menores que en 2022. En América Latina la financiación de proyectos internacionales se desplomó en 40 por ciento respecto al 2022 con una sola excepción, México, país que aprovechó su cercanía con Estados Unidos y la limitación a las importaciones chinas impuestas por los estadounidenses. Aunque en las paradojas de la economía internacional el principal aporte de IED a México es la propia China, salteando de alguna forma las restricciones estadounidenses.
Para la UNCTAD, 2024 será de un modesto comportamiento de la IED, en virtud, entre otras variables, de la fragmentación de la economía mundial y los conflictos geopolíticos.
A esta altura parece razonable admitir que las condiciones exógenas son un determinante insoslayable. ¿Y las endógenas? Norberto Crovetto en La Ambigüedad de la Inversión Extranjera (Revista Mestiza) señala que al analizar la inversión extranjera deben observarse tres cuestiones. Uno es el efecto de la inversión sobre la economía considerada como un todo, el segundo su impacto en la estructura productiva y finalmente su dinámica en el tiempo. Al analizar punto por punto, Crovetto resalta que la inversión produce una expansión de la capacidad de producción, aunque aclara, no necesariamente demanda de empleo, por cuanto las maquinarias pueden ser ahorradoras de mano de obra, lo que en la perspectiva marxista se llama aumento en la composición orgánica del capital. En segundo lugar, el autor señala que no resulta indiferente de qué tipo de inversión estemos hablando es decir si son de carácter productivo o de carácter financiero. Finalmente con especial énfasis resalta si el aumento de la capacidad de producción será sostenible en el tiempo o no. Para ello debe realizarse un acabado “balance de divisas”, es decir, para no caer en una situación gravosa en donde la propia dinámica inversora genere más importaciones que exportaciones.
Si no se considera adecuadamente el balance de divisas, dice Crovetto, el nivel de actividad alcanzado por la IED, puede perderse el empleo generado por la inversión. La Ley Bases y en particular el RIGI es una cabal demostración de esta advertencia. La inversión inicial puede generar ingresos de corto plazo, pero al no tener que liquidar exportaciones y no pagar derecho de exportación por treinta años, generara un desbalance de divisas en el mediano plazo.
La panacea prometida por Milei tiene serias dificultades de cumplir sus objetivos sanadores, por cuestiones geopolíticas de carácter mundial y por dificultades de carácter endógeno. El RIGI es un atajo de corto plazo que no logrará consolidar un vector de crecimiento y empleo, pese a rifar vastos recursos naturales.
Milei no cumplirá el Juramento hipocrático. Al contrario: agravará al paciente.