Lejos de traer tranquilidad a los mercados, la aparición del ministro de economía Luis Caputo junto con el presidente del Banco Central (BCRA) Santiago Bausili a última hora del viernes 28 de junio fue seguida por un rally alcista en los dólares financieros. Caputo sabe de mesas, no de mesas de dinero, de mesas como estas: él fue uno de los cuatro integrantes de aquella mesaza que, también un día 28, pero de diciembre del 2017, acompañó al entonces ministro de Hacienda Nicolás Dujovne anunciar la meta de 50 por ciento de inflación para 2018. Terminó siendo un 150 por ciento más alta.

Ahora anunciaron que nada cambia: sigue el cepo, el peso, el crawl, el blend, y la mudanza de deuda del BCRA al Tesoro, pero esto último con un aclamado “cambio de régimen monetario”, que no es más que seguir con lo que vienen haciendo, con un nuevo instrumento, las Letras de Regulación Monetaria (Leremo). Siendo la única novedad, careció de clarificación. Hicieron gala de no poder dar precisiones porque aún tenían que hablar con los bancos, los cuales se enteraron que serían convocados para el lunes a la mañana. Llegó el lunes y siguieron las imprecisiones. Caputo y Bausili, como si fueran siameses, hacen todo de a dos: el Tesoro colocará deuda pero la tasa la definirá el BCRA. Ferreres calificó la propuesta como un plan Bonex a los bancos. A Cositorto le hubiera venido bárbaro meterles un bono a sus acreedores.

El gobierno es un vendedor de ilusiones. En la presentación evocaron otra vez que íbamos a una hiper, y que ahora están dando crédito a 30 años. Es desopilante que profesionales sigan repitiendo la tesis del presidente de tomar una variación diaria en una devaluación y anualizarla. Un razonamiento aborrecido por la rama de la estadística. Bausili tuvo el pudor de citarlo a Milei como autor de dicho razonamiento. Pero lo de Milei no tiene cura, se cree merecedor del Premio Nobel por “convertirse en el caso más brillante de la historia de la humanidad”. Es una nueva teoría económica, el crecimiento liderado por sus charlas: “Justamente, mis charlas resultan ser un potente atractor de inversiones que son la base de solución de los problemas de empleo, pobreza e indigencia”. Cositorto también vendía charlas.

La exageración de la falsa hiper fue acompañada con la exageración del crédito a 30 años, referido dos veces en la exposición, la segunda vez fue cuando el presidente del BCRA quiso traer tranquilidad contando que los bancos están siempre descalzados, porque toman depósitos a la vista “y prestan a treinta años”, cuando en realidad es insignificante el porcentaje de créditos hipotecarios. Dicha política efectista la inició el banco cuyos dueños también lo son del hotel de Bariloche donde Milei habló para empresarios en la campaña, y del hotel porteño donde cerró la misma e, insólitamente, gobernó durante su primer mes como presidente.

Lejos de haber recuperación, el PIB cayó 5,1 por ciento el primer trimestre. Los critican todos los economistas neoliberales. No les cree el mercado, las calificadoras de riesgo, ni el FMI. Ellos fingen cordura.