Este viernes, en la sala Artlab (Roseti 93), ubicada en el barrio porteño de Chacarita, comienza un nuevo ciclo musical. Se trata de “Mother House, Father Techno”, y, tal como lo sugiere su nombre, se encuentra dedicado a los dos estilos fundacionales de la música electrónica orientada a la pista de baile. La propuesta, amén de la curaduría, correrá por cuenta de los locales DJ Valence y del histórico Miguel Silver. Pero en este debut no estarán solos. Luego de amenizar la previa, los anfitriones del evento tendrán como invitado al productor y DJ estadounidense K’ Alexi Shelby: ícono del Chicago House. Lo que augura una noche memorable, a partir de las 22 hs, debido a que pocos embajadores de la movida manufacturada en la llamada “Ciudad de los vientos” tuvieron la oportunidad de subirse a las bandejas de esta urbe.
A propósito del Chicago House, el pasado 31 de marzo se cumplieron 10 años de la muerte del padrino del género: Frankie Knuckles. En 2002, Su Santidad de la música dance brindó uno de los mejores sets de los que se tenga recuerdo en Buenos Aires, como parte de la edición argentina del festival Creamfields. El creador del himno “Your Love” y Ron Hardy, también prócer de ese sonido, se convirtieron en los referentes de Shelby, tras descubrirlos, a los 14 años, en templos del house del calibre de Music Box y The Warehouse. No sólo eso: la dupla más tarde apadrinó su carrera, que tuvo en “My Medusa” (1989) uno de sus éxitos seminales. A ese hito, le sucedieron otros tracks contundentes, entre los que destacaron “Don't Cha Want It?” y “2 Girls & A Guy”, este último para el mítico sello Trax Records.
Si bien se suele hablar de esa escena con cierto dejo nostálgico, para el artista se mantiene muy activa. Incluso en 2024. “Está genial. Me encanta toda la explosión afro que sucede ahora porque sigue dejando huella”, afirma el DJ desde su Chicago natal. “Terry Hunter dijo que Joe Smooth está entre sus referencias. Me alegra que un DJ joven, que se encuentra en la cima, tenga esa deferencia para con un veterano”. Lo único que extraña de los viejos tiempos era el rol que ocupaba el DJ. “El verdadero DJ está arriba. No me refiero a lo más alto del escenario, sino a su condición de médium entre la música y el público. Lo del nacimiento del ‘DJ Superstar’ se produjo luego. Y cuanto más fácil se hace, peor se pone. Pero siempre estuvimos nosotros para hacerle resistencia a eso, porque es bastante irritante ver lo que pasó”.
Sin embargo, por más que en Chicago, Detroit y Nueva York se establecieron las bases de la cultura de la música dance, de la mano de las colectividades afrodescendientes y gays, hoy la electrónica tiene un arraigo europeo. “Cuando comenzamos, esta música no era glamorosa”, evoca el exponente conocido asimismo como Mr. K-Alexi. “Había autos llamativos y muchos de nosotros nos vestíamos igual que los raperos. Incluso nuestras historias eran parecidas a las de ellos. Pasó mucho tiempo hasta que los artistas de hip hop llegaron a MTV. Pero ese tipo de canales no nos dieron cabida. Ni siquiera al día de hoy. Debido a ese origen en común, al hip hop lo tendrían llamar también ‘música dance’. Término que, por cierto, detesto porque suena muy banal. La música house no sólo se hizo sólo para bailar. Transmitimos lo que sentimos”.
Pese a que es común que se refieran a Shelby mediante adjetivos como “sobreviviente” y “leyenda”, el productor, compositor y DJ dice con orgullo que supo balancear el sonido de su glorioso pasado con la impronta de su actual presente musical. De lo que puede dar fe el track autobiográfico “I’m From Chicago”, firmado junto a Tony Lovelesss y lanzado en junio pasado. “Antes de que apareciera esa cantidad de nombres extraños que se le ponen a la música, yo ya estaba explorando los límites del house y generando su diálogo con estilos como el techno”, advierte el artista previo a su segundo desembarco porteño. “Lo que no cambió en mi recorrido es la capacidad que tengo para inspirarme: el coronavirus, el clima político, la vida misma o todo aquello que excite a la mente pueden servir de disparador para crear un track”.
Así como la mayoría de los DJs de su generación, este pionero, antes que pactar con las corporaciones, apostó por la autogestión. Al punto de que fundó su propio sello: Klassik, por el que lanzó buena parte de su obra, al igual que la de amigos y de la nueva camada de productores y DJs de Chicago. “Los que están en el poder no quieren cambios, no les gustan las novedades y desconfían de gente como yo, que tiene el control de sus acciones”, afirma quien oficialmente sacó 7 álbumes, cerca de 60 singles y varios EPs. “Sigo siendo fiel a mis raíces. Si me googleás, podrás comprobarlo. No olvido de dónde vengo, pero no por eso quedé atrapado en el pasado. Lo que me enorgullece. En mi sello, quiero creatividad. Me encanta apoyar a gente joven que esté buscando su identidad. Aunque sea en un remix. Ése es el desafío”.
Al consultarle acerca de la manera en que entiende en esta época la pista de baile, K’ (se pronuncia “Kaay”) no duda en contestar: “Sin cerrar los ojos, tengo que verme bailando ahí. A un colega solía decirle: ‘Un DJ tiene que poner a bailar a otro DJ’. Me parece que la clave está en eso, en disfrutar el momento. Toma tu foto o tu video para tus redes sociales, pero no pierdas tu tiempo con el teléfono toda la noche. No quiero que cuando vuelvas a tu casa tu ropa siga estando igual. Te quiero sudado, te quiero sonriendo, te quiero ver feliz”. Y además añade: “Al principio, me costó aceptar la era digital y la influencia de la tecnología. Por suerte, ya no tengo que cargar con todos esos vinilos. Pesaban mucho. Hoy mis sets tienen mayor calidad, y estoy más preparado para lo que vendrá. Ésta es mi mejor versión de mí”.