Tareg Hamedi pasó de ser un esforzado estudiante de atletismo a convertirse en héroe nacional y millonario tras conseguir la segunda medalla de plata olímpica para Arabia Saudita en la competición de kárate celebrada en Tokio hace tres años.

Las medallas olímpicas siguen siendo una rareza para los atletas del mundo árabe, pero los que consiguen subir al podio pueden esperar lujosas recompensas, desde automóviles de lujo a concesiones de tierras, además de un buen empujón a sus balances bancarios.

Mientras el mundo del deporte debate la decisión de la Asociación Mundial de Atletismo de conceder 50.000 dólares a los medallistas de oro de atletismo en los Juegos Olímpicos de París, los atletas de la región pueden estar seguros de que recibirán una paga mucho mayor si consiguen subir al podio en Francia.

En Tokio, Hamedi se quedó sin la primera medalla de oro de su país en circunstancias controvertidas, cuando noqueó a su oponente con una patada alta no permitida en la final y fue descalificado.

El príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, dijo a Hamedi que era un medallista de oro a los ojos de su país y el luchador fue recompensado con el premio completo de 5 millones de riales (1,33 millones de dólares) prometido a los ganadores de títulos olímpicos.

Ofrecer enormes incentivos económicos a los ganadores de medallas no es algo desconocido en otros lugares –el esgrimista hongkonés Cheung Ka Long se embolsó 5 millones de dólares hongkoneses (640.311 dólares estadounidenses) por su oro en Tokio–, pero conceder honores a los campeones tiene una larga historia en el mundo árabe.

Los medallistas olímpicos pueden esperar que calles, escuelas y puentes lleven su nombre y no son sólo los países del golfo Pérsico, ricos en petróleo, los que ofrecen lujosos regalos y recompensas monetarias.

En Argelia, es costumbre que el presidente del país honre a los campeones olímpicos con regalos que van desde automóviles de lujo hasta apartamentos.

El ganador de una medalla de oro en Marruecos recibe dos millones de dirhams (200.000 dólares), mientras que el Comité Olímpico Nacional de Egipto, de acuerdo con los patrocinadores, ha elevado el valor de una medalla de oro a cinco millones de libras egipcias (105.218 dólares) para París.

Todo el equipo nacional de fútbol iraquí que se clasificó para los Juegos Olímpicos de París recibió recientemente terrenos y bonificaciones económicas del primer ministro.

Qatar lleva mucho tiempo utilizando incentivos económicos para atraer a atletas de otros países a competir por este Estado rico en gas, y se cree que las recompensas por conseguir medallas son generosas, aunque no se hagan públicas.

El levantador de pesas de origen egipcio Fares Ibrahim Hassouna cambió de país para ganar la primera medalla de oro olímpica de Qatar en los Juegos de Tokio en 2021, en un movimiento que no sentó nada bien en la Federación Egipcia de Halterofilia.

"Derrochan dinero en él como hacen los clubes de fútbol con los jugadores", dijo entonces el jefe de la federación, Mahmoud Mahgoub.