La voz de Ana Patané es tan personal como contundente: canta pero también dice, narra, siente; mientras interactúa con los arreglos. Ajeno al Tiempo es su disco homenaje, y bien propio, a las letras y canciones de Hermética. Suena nuevo, urgente, hermoso. Toda una oportunidad la de hoy, a las 21 en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085), donde Ana Patané, junto a Pablo Chihade, presentarán este disco luminoso.

“Escucho Hermética desde que soy muy chica, con 12 años más o menos. ¿Viste ese momento donde dejás de ser una niña y pasás a ser adolescente? O sea, a Hermética lo llevo muy fuerte en el corazón. A quien lo haya escuchado siendo chico, es algo que lo marcó, sí o sí. Las letras te hacían empezar a ver las cosas de otra manera, así que mi cariño hacia la banda siempre estuvo intacto”, comenta Ana Patané a Rosario/12.

“Luego de tantos años de escuchar los temas, los empecé a cantar de otra manera; eso es algo que hago siempre, escucho música, canto arriba, y se me ocurren cosas como voces y coros. Objetivamente, lo que pasó con este disco es que, durante la pandemia, escuché en YouTube una versión del tema ‘Gil trabajador’, hecha por Pablito Chihade, que ahora es mi compañero musical. Él lo había versionado en milonga, con guitarras y en forma instrumental. Inmediatamente, me puse a cantar arriba y me dije ‘esto es una genialidad’. Me puse en contacto con él, y ahí empezó un poco a tomar forma esta idea, la de hacer un disco, también junto con otros músicos”, agrega. En estas participaciones, figuran -además de Chihade- Noelia Sinkunas, Julián Hermida, Juanito el Cantor, Il Harmonica Trío, Tomás Palermo, y Lucy Patané (hermana de Ana, y productora del disco junto a Tomás Campion).

-Los arreglos dan una unidad al disco, y al mismo tiempo, es fascinante descubrir cómo está trabajada cada canción.

-El disco refleja un poco mi forma de vivir, rodeada de diversidad y de muchas personas, como una especie de poligamia musical. No llamé a una sola persona para hacer el disco, sino que fui contactando a diversos músicos y armando una comunidad. En todos, el requisito que siempre marcaba era que tuvieran un sentimiento, como el mío, por Hermética.

-Al escuchar esas letras, la relación con el presente y lo que está pasando, es inevitable.

-Sí, más que nunca en este momento. El nombre del disco, “Ajeno al Tiempo”, es atinado, porque me di cuenta, al reinterpretar letras escritas hace 30 años, que tienen total vigencia. Las canciones son, por eso, ajenas al tiempo. Y si bien es una frase con la que se encabeza uno de los temas más importantes de Hermética (“Tú eres su seguridad”), también tiene sentido con esto de que son temas escritos hace mucho tiempo, que solamente los escuchó la comunidad metalera, pero que cantados hoy y escuchados por otras personas, permiten decir: “¿Vieron que los metaleros no decían pavadas, ni hablaban solamente de destrucción?, ¿vieron que somos sensibles, observadores y reflexivos?

-No es un disco de tango, sino de rock; pero la relación está.

-Como yo definitivamente no soy muy escuchadora de tango, ese tinte tanguero vino por parte de los músicos, cada uno versionó libremente cada canción. Entiendo que están esas similitudes entre el tango y el metal, en la observación del entorno, en la poesía, y al describir también el dolor y el sufrimiento.

-Un disco que bien podría ser un diálogo con vos misma, con esa piba que descubría estas mismas canciones.

-Si le tendría que hablar a esa Ana, que estaba en la esquina escuchando Hermética con los amigos del barrio, le diría: “¡Bien!”. Porque esto no quedó solamente en juntarse en la esquina y decir qué mal que está todo, sino en hacer algo más, ¿no? La verdad que nunca me imaginé llegar a hacer esto, fue una idea chispa que se me ocurrió, y no pensé que iba a tener tanta repercusión. Me alegra muchísimo, me honra, siento que es una misión cumplida, la de llevar el mensaje de un género musical, al que muchas veces se mira con prejuicio, para que otras personas se animen a entender que se trata de otra cosa y que no es lo que piensan. Así que a esa Ana le digo “¡Vamos bien!” (risas). Lo que pasa es que me pegaron tanto esas letras, me sacudieron y me abrieron los ojos de una manera, que también por eso uno hace un homenaje. ¿Por qué homenajear al metal? Porque es un género con mucha fuerza, y a mucha gente nos hizo pensar; entonces, es también una forma de agradecimiento.

-La respuesta de la comunidad, metalera o no, se nota positiva, ¿no?

-En su mayoría es muy positiva. Yo no me imaginaba que fuera a ser tanto. Ahí también me siento agradecida; la comunidad metalera, vamos a llamarla así, lo recibió muy bien, muy agradecida; sobre todo hombres, que me dicen que se emocionan y lloran en los conciertos. Les toca una fibra muy sensible, que el metalero tiene, obviamente, porque si no, no se hubieran escrito estas letras. Por supuesto que hay un 1% que me bardea, me agrede, y me dice que arruiné los temas, que me cuelgo de las tripas de (Ricardo) Iorio, que soy una zurda, una feminista, y que Iorio me odiaría. Pero es un porcentaje muy bajo. La mayoría es gratitud, emoción y felicidad.