El ministro de Economía, Luis Caputo, empieza a acercarse al ojo de la tormenta. Salvo para Javier Milei, que lo ve como un rockstar, para la mayoría de los agentes del mercado financiero, de los empresarios, de los economistas ortodoxos y heterodoxos, de los fondos de Wall Street y hasta del FMI, el programa en marcha no cierra, se aleja de sus objetivos y en lugar de despejar interrogantes, los multiplica y empeora las expectativas. Se ha ido generando un consenso respecto a las inconsistencias del plan, que el ministro no logra despejar.
Crecen los interrogantes sobre la sostenibilidad del plan de Caputo
No sabe, no contesta
La inflación no baja como debería, el Banco Central empieza a perder reservas, la brecha cambiaria se agranda, las expectativas de devaluación aumentan y la recesión no afloja. El programa de Caputo no convence y recibe cada vez más cuestionamientos.
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