La tormenta tropical Beryl se internaba este viernes en el Golfo de México con destino a Texas, Estados Unidos, tras tocar tierra como huracán en la turística Riviera Maya de México, donde dejó únicamente daños materiales.
El huracán, que días atrás arrasó con Jamaica, se encuentra este sábado a 995 kilómetros de Corpus Christi, Texas, a donde se espera que llegue el domingo. Registra además vientos máximos sostenidos de 95 km/h, según el reporte más reciente del Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés).
El ciclón tocó territorio mexicano la madrugada de este viernes como huracán de categoría 2, con vientos de 175 km/h, que produjeron caída de árboles, postes y daños en techos de edificios, además de cortes de electricidad en al menos tres municipios del estado de Quintana Roo, según informó el sistema de Protección Civil.
"Al parecer no hay pérdidas de vidas, que es lo que más nos importa, el que nadie resulte afectado", informó el presidente Andrés Manuel López Obrador, en su habitual conferencia de prensa matinal. Horas después, autoridades confirmaron que tampoco hubo lesionados, ni daños en rutas o en el sistema de agua.
El servició eléctrico en el país azteca estaba restablecido al 70% y se esperaba su plena recuperación para el domingo, informó la jefa nacional de Protección Civil, Laura Velázquez.
Por otra parte, los aeropuertos de Cancún, Tulum y Cozumel, adonde millones de turistas arriban cada año para disfrutar de las playas de esta región caribeña, no sufrieron afectaciones en su infraestructura, detalló la funcionaria.
Lezama comentó que, según expertos del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), la razón del acotado impacto de Beryl respondería a que su núcleo llegó a la costa "desintegrado", lo que redujo la agresividad de sus vientos.
De acuerdo con el pronóstico de los meteorólogos, el ciclón ya no golpeará territorio mexicano, como se tenía previsto, dado que su trayectoria se desvió al noreste y volvería a tocar tierra como huracán en la costa de Texas.
Beryl es el primer huracán de la temporada del Atlántico, que va de principios de junio a finales de noviembre, e impresionó a los expertos por la intensidad que adquirió.
A su paso por el Caribe dejó al menos siete muertos: tres en Granada, donde el fenómeno tocó tierra el lunes; uno en San Vicente y las Granadinas, y tres en Venezuela, según autoridades locales.
Los servicios meteorológicos estadounidenses lo clasificaron durante su trayectoria como categoría 5, convirtiéndolo en el más precoz de esta potencia en los registros.
Científicos creen que el cambio climático, que provoca mayores temperaturas del agua, favorece estas tormentas y aumenta las probabilidades de que se intensifiquen rápidamente.
La Oficina de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) advirtió en mayo que la temporada de huracanes se perfila como extraordinaria, con la posibilidad de cuatro a siete huracanes de categoría 3 o más.