El PRO tuvo una de las semanas más tensas de su historia, con peligro constante de ruptura. Mauricio Macri mostró sus cartas cuando comenzó a reclamarle a Javier Milei por la coparticipación porteña, mientras sus dirigentes cercanos le dirigían críticas por el cepo y la falta de gestión y hasta le ponían de nota menos de 3 en un informe de la Fundación Pensar. El choque interno lo tuvieron en la Asamblea Nacional del PRO, donde excluyeron a Patricia Bullrich de la conducción. Con esa última movida, Macri se aseguró de tener dirigentes propios manejando todos los resortes del partido. La ministra de Seguridad asegura que es un gesto inútil, porque ya perdió los votos a manos de Milei. Las dos corrientes seguirán chocando, pero se abren una serie de interrogantes sobre el futuro del PRO.

Detrás de todas las movidas, traiciones y conflictos hay un interrogante central, que recién tendrá respuesta el año que viene...

¿Qué pasa con los votantes del PRO?

Cada dirigente tiene su propia idea de lo que pasó/va a pasar y está actuando en consecuencia.

Para Bullrich, la pérdida de votantes a manos de Milei es irreversible. La única tabla de salvación es subirse como hizo ella al barco ganador y fusionar el PRO con La Libertad Avanza. No hacerlo, creen los bullrichistas, sería catastrófico: irían por separado a una elección donde LLA se quedaría con todo y el PRO sacaría cifras de vergüenza.

Para Macri, en cambio, la realidad no está tan sólida. Hay todavía espacio para la liquidez de un electorado que reaccionará a cómo le vaya al Gobierno actual con la economía: un éxito, forzaría a Macri a buscar un acuerdo. Un fracaso estrepitoso, solo consolidaría la estrategia de diferenciación que comenzó Macri. Por otro lado, el PRO tiene más estructura territorial que LLA y puede -en una elección nacional que se define por distritos, como son las legislativas- tener mejores resultados (se vio en 2023 que, cuando Milei no era candidato, su espacio hacía agua). Estas son las razones que llevaron a Macri a tomar otro camino, pero hay una más: si va a haber una alianza con LLA, Macri aspira a tener una fuerza ordenada, controlada y a subirse el precio para la negociación. No va a aceptar que la lapicera la maneje Karina Milei para cerrar las listas.

¿Cómo queda el liderazgo de Macri?

Todo lo que hizo Macri desde que asumió la presidencia del PRO refleja su obsesión por recuperar el control del partido, algo que perdió junto con la elección de 2019. Los siguientes cuatro años fueron una sucesión de intentos de jubilarlo y de que surgieran nuevos liderazgos, a los que Macri sofocó a su manera. Lo dijo en la primera reunión de la cúpula: su objetivo es un PRO nuevamente verticalizado y con un solo líder (él).

Pasado un mes, Macri ya tiene dirigentes propios en cada sector clave. Consiguió desplazar a la bullrichista Daniela Reich de la presidencia del PRO bonaerense y ahora ese lugar lo ocupa Cristian Ritondo, leal al ex presidente. La Asamblea Nacional la preside Martín Yeza, también alineado con Macri. Solo quedó Damián Arabia en el consejo directivo del PRO, pero el ex mandatario encontró una solución sencilla a esto: directamente, no lo invita a las reuniones de la cúpula. Es posible que falten todavía algunos ajustes más en los PRO provinciales (Tucumán, por ejemplo), pero Macri va logrando que el partido quede des-bullrichizado.

"Macri tiene un liderazgo consolidado", considera un dirigente histórico del PRO. "Salió fortalecido", agrega un senador que conoce de cerca los mecanismos del partido. "Se demostró que el 80 por ciento de los delegados le responden", indicó. Este es un primer paso, pero seguramente no el último que tendrá que dar el ex presidente, ahora jugado a diferenciar a su espacio de Milei.

Si Bullrich, por ejemplo, es candidata en CABA, es posible que Macri tenga que oponerle su propia candidatura. Es un escenario todavía lejano, pero ya hay dirigentes considerándolo. "¿Quién de los dos te imaginás que ganaría?", sonríen los macristas. Puede que solo sea una amenaza. O no.

¿Qué va a hacer Bullrich?

Desde que aceptó el cargo en el Gobierno nacional, Macri viene castigando a su ex lugarteniente. La apuró para que dejara la presidencia del PRO, lugar que ocupó él. Y luego fue quitándole a sus dirigentes cada lugar que pudo. La única consecuencia, hasta ahora, fue la ruptura de los bloques de Diputados y Senado bonaerense, donde los bullrichistas armaron la bancada "PRO Libertad". Ese sector está por sufrir más retaliaciones: Ritondo va a accionar para que no puedan usar el sello del partido y para quitarle comisiones y cargos que detentaban en organismos descentralizados.

Lo último de esta retahíla de represalias fue impedirle a Bullrich asumir la presidencia de la Asamblea nacional. Esto había sido acordado cuando se armó la lista única que llevó a Macri a la presidencia del PRO. Sin embargo, algunas acciones de Bullrich (la ruptura de esos bloques, el echar a un hombre de Ritondo de su ministerio y acusarlo de corrupción), llevaron a Macri a tomar la decisión de no cumplir su promesa. Eso llevó al escándalo de la Asamblea del jueves pasado, donde los bullrichistas se retiraron airados.

¿Qué va a hacer Bullrich a partir de esto? Un contraataque posible sería extender lo que ya hizo en el Congreso bonaerense a los bloques nacionales y de la Legislatura porteña. En este último lugar, una ruptura sería especialmente dañina para el jefe de Gobierno Jorge Macri. Bullrich se podría llevar entre cuatro y seis legisladores de un bloque de 15. El poder de daño parece ser menor en Diputados: el PRO tiene un bloque de 37. Ritondo esta semana lanzó un proyecto por la coparticipación que firmaron 22. Se negaron solo cuatro diputados de Bullrich: Damián Arabia, Fernando Iglesias, Patricia Vázquez y Hernán Lombardi. Lo más llamativo: Gerardo "Jerry" Milman -en otro tiempo mano derecha de Bullrich- quedó del lado de Ritondo y firmó el proyecto. Puede que no le haya gustado que la dirigente le haya soltado la mano cuando cayó en desgracia en la campaña de 2023.

¿Va a romper estos bloques Bullrich? La respuesta la dio ella ese mismo día: "Ni loca. Nos quedamos", dijo. Así que por el momento no ejecutará esa jugada. Habrá convivencia en conflicto.

Cerca de la ministra confirman que, de momento, no está pensando otro contraataque. "De nuestra parte no vamos a atacar. Vamos a defender nuestra postura y diferenciarnos cuando no estemos de acuerdo. Por ahora, no más que eso", dicen. La palabra más importante es "por ahora".

Los macristas creen que es probable que, tarde o temprano, Bullrich complete su conversión libertaria y se vaya al partido de Milei. "Pero por ahora no le conviene. Lo que tiene para ofrecerle a Milei es el PRO. Si se van con tan poco, queda expuesta", analizan en el macrismo.

¿Adónde va Larreta?

Hay otro sector del PRO que quedó olvidado en esta disputa: el de Larreta. Su posición la expresó en la Asamblea la senadora Guadalupe Tagliaferri. Dijo que no estaban de acuerdo ni con la fusión que propone Bullrich, ni con una alianza electoral con LLA que considera Macri. Así que Tagliaferri se abstuvo. Larreta está por la tercera posición.

El ex jefe de Gobierno cree que hay que hacer oposición en serio a Milei y pelear otro electorado, el moderado. "No va a formar parte de ningún esquema de alianzas. Pero por ahora no tiene a donde irse", se sinceran en el partido. No obstante, Larreta sigue tejiendo alianzas con Elisa Carrió y Martín Lousteau. Algo es probable que salga de allí.

¿Se rompe el PRO?

La respuesta en el presente que dan todos los sectores es: ahora no.

No obstante, es difícil imaginar que esta división se sostenga eternamente. Habrá -como ya hubo- votaciones divididas, donde los bullrichistas jugarán con LLA y, tal vez, en algunos casos el PRO, no. Habrá nuevas disputas públicas: Bullrich le encomendó a sus dirigentes ser la piedra en el zapato de Macri.

Pero, después de todo eso, a la hora de las definiciones, no se puede descartar una ruptura. En 2025 o en 2027. Se traducirá en la salida de un sector, imaginan algunos. O de varios sectores, si se van los bullrichistas y los larretistas. Las posibilidades de extinción del PRO por pérdida de votantes son un aliciente para que todos los sectores intenten medidas desesperadas. Después de 20 años, el PRO dejaría de ser lo que alguna vez fue. Milei lo hizo.