El show político abruma al caso Loan. La testigo estrella de la ministra Patricia Bullrich y del gobernador Gustavo Valdés terminó detenida el viernes y este sábado fue trasladada al penal de Ezeiza. El mandatario provincial había dado por resuelto el caso la semana pasada, tras abrir una fiscalía amiga a las 12 de la noche y llevar a declarar a Laudelina Peña, tía de Loan, de la mano de un abogado, también amigo. Al dia siguiente, Valdés cantó victoria y lo mismo hizo Bullrich. A ambos les venía bien la versión de Laudelina: apenas un accidente de tránsito. No un caso de trata, al amparo del Estado. Pero la jueza ordenó apresar a Laudelina como coautora de sustracción de menor. O sea, la jueza y los fiscales creen que la hipótesis más probable es que Laudelina colaboró o al menos tapó a su marido, Antonio Benítez, para abusar del niño y, presuntamente, matarlo

La colaboración de Laudelina fue clave: tirar el botín en el camino cercano al naranjal para desviar la investigación. Una hermana de Benítez, Ana Isabel, ya había acusado a Antonio de violador. Las otras hipótesis --el menor entregado a otro para pedofilia o el atropellamiento-- no se terminaron de descartar, pero la jueza y los fiscales parecen apuntar a ese abuso intrafamiliar. 

La trama política atrasó todo: recién este lunes van a estar los estudios de las muestras de sangre y pelos encontrados en la camioneta y otros lugares y también los análisis más detallados de los celulares de los implicados. En todo el trayecto, el show político fue insólito

Mucho bombo, pocos dato

En los primeros días de la desaparición de Loan, Bullrich prefirió el marketing de la mano dura priorizando su viaje a El Salvador a visitar a Nayib Bukele. Después intentó disimular su ausencia anunciando que viajaba a Paraguay porque ella evaluó que se trataba de un caso de trata internacional: la hipótesis era que el niño se vendió en el exterior, vía Paraguay. 

A continuación, cambió de opinión: viajó a Corrientes sosteniendo que la policía y la justicia correntina fueron un desastre y que sus fuerzas de seguridad resolverían la desaparición. La ministra llegó a decir --sin el menor respeto por la familia-- que buscarían hasta en las panzas de animales. En medio del caos, salió a un (falso) rescate el gobernador con el testimonio de Laudelina. 

Tal vez lo más grotesco fue que la ministra hizo formar a los policías, prefectos y gendarmes y avanzó como una monarca creando la expectativa de un gran anuncio. Pero no hubo nada: “No tenemos información de Loan”, dijo textualmente el domingo pasado.

Contaminación política

Más allá de las hipótesis, lo adecuado era mantener el bajo perfil, el trabajo en silencio y, sobre todo, poner a los peritos a disposición desde el principio, esencialmente para hacer todo el trabajo de comunicaciones. Las cosas recién se están haciendo ahora, más de tres semanas después de la desaparición.

Esa demora hace que toda la investigación sea precaria, pero el viernes la jueza Cristina Pozzer Penso marcó un poco la cancha. Sostuvo que la testigo de Valdés y Bullrich fue partícipe “de una maniobra de sustracción y ocultamiento del menor de edad”. Lo más probable --la magistrada no lo dice-- es que haya mentido para ayudar a su marido y, en el mismo tenor, plantó el botín de Loan en las cercanías.

La conducta del gobernador y la ministra con el extraño testimonio de Laudelina no consistió en mantener la confidencialidad y la cautela. Salieron con bombos y platillos a afirmar que “se ha dado un gran paso en la resolución del caso Loan”. Bullrich acompañó a Valdés cantando victoria. Es más, el mismo domingo 30 viajó a 9 de julio para salir en la foto de la supuesta “resolución” y se creó una enorme expectativa de que ella, con los policías, prefectos y gendarmes formados a sus espaldas, iba a decir que se encontró una evidencia decisiva. Bullrich caminó hacia las cámaras y tuvo que limitarse a decir “todas las hipótesis siguen abiertas”. 

Desde el punto de vista institucional, irrumpió en un terreno que debían ocupar la jueza y los fiscales, más aun teniendo en cuenta que está decretado el secreto de sumario.

Sin cerrar puertas

Pozzer Penso y los fiscales federales Alejandra Mangano y Marcelo Colombo, especializados en casos de trata, y el fiscal Mariano de Guzmán, de Goya, parecen no cerrar la alternativa de que el marino retirado Carlos Guido Pérez y su esposa, la ex funcionaria María Victoria Caillava, tuvieran que ver en la desaparición de Loan. Esa es la razón por la que continúan examinando la casa, aunque sería torpe que un marino, con experiencia, esconda un cuerpo en su propia vivienda. Eso sería totalmente incriminante. Se ve que la magistrada no lo descarta del todo. 

La lógica indica que, en el escenario de 9 de Julio y sus alrededores, un cuerpo se escondería en una de las lagunas aledañas. Lo cierto es que el rastro de Loan detectado por los perros en los vehículos de Caillava y Pérez, sumado a algunos extraños mensajes y movimientos de la pareja, los ponen en la mira y no los sacará de la situación de sospechosos y detenidos hasta que se terminen las pericias. 

Este sábado, el diario Clarín publicó que Pérez tuvo relación con Contrainteligencia de la Armada y estuvo en bases relacionadas con el espionaje de esa fuerza. En la Marina aseguran que el ex marino es contador y que siempre estuvo en lo que llaman "Intendencia"; es decir, administración. El informe que envió Defensa a la jueza consigna sin embargo que Pérez estuvo en Almirante Zar, Trelew, durante un año: 2005.  Esa fue la base militar donde se continuaron desarrollando tareas de inteligencia y espionaje ilegal hasta 2006, cuando se abrió una causa que terminó con 13 marinos condenados. Más allá de esto, la pertenencia a una fuerza armada o de seguridad le da un cierto lugar que hace pensar en una capacidad de ocultamiento distinto al resto de los comensales del 13 de junio.

Pero lo cierto es que al acusar a Laudelina, la jueza lo hizo por sustracción; o sea que la magistrada parece decir que al niño se lo llevaron, no que hubo un atropellamiento. Los rastros encontrados en la camioneta --manchas rojas, pelos y abollamiento-- fueron analizados por el laboratorio de la Policía Federal y los resultados estarán este lunes.

Alternativas de la sustracción

La jueza no precisó en la detención de Laudelina cuál fue el móvil de la sustracción. Los fiscales observaron que es necesario no perder de vista  “que el hecho podría haber sucedido en un contexto de criminalidad organizada”.

O sea, que se abren dos posibilidades:

  1. Sustracción para un abuso sexual y muerte.
  2. Sustracción para entregar, a cambio de dinero, a una red de pedofilia. La venta para adopción parece menos probable, por la edad de Loan.

El perfil de los participantes de aquel almuerzo no parece corresponder a personas que tengan muchos contactos. Incluso no se sabía que Loan iba a llegar a aquel encuentro. De manera que está claro que, si hubo sustracción, surgió en ese momento, al ver la oportunidad ante un niño desprotegido. No hubo planificación. Los fiscales, desde el primer día, creen que el abuso fue el móvil más probable.

El show debe continuar

Bullrich hizo público que viajaría a Paraguay porque la clave estaba, según ella, en la colaboración de la policía guaraní. Fue show puro y duro. Por un lado, se dijo que el viaje ya estaba previsto y, por otro, era una invasión al terreno judicial: no hubo ningún pedido de que se buscara a Loan en el país vecino.

Y las invasiones institucionales continuaron. Que el caso caminaba hacia el esclarecimiento porque todo indicaba que el matrimonio del ex marino y la ex funcionaria lo habían atropellado, que buscaría con aparatos en la panza de animales, que no es seguro que sea trata, que los celulares tienen conversaciones borradas y así sucesivamente. El show reemplazó a una investigación seria, eficiente y confidencial, al punto que las pericias recién estarán en la semana que empieza este lunes.

A casi un mes, la desaparición de Loan quema. En Corrientes, el gobernador está acechado por el caso, con marchas nutridas algunos días y menos nutridas en otros. La interna política correntina también juega su papel. Y Bullrich --junto al presidente Javier Milei-- se llamaron a silencio para tapar el fracaso. La ministra consolida el perfil de que su mayor eficacia consiste en mandar policías, prefectos y gendarmes a pegarle o dispararle a quienes protestan. Antes fue Santiago Maldonado o Rafael Nahuel, ahora los que se oponen al ajuste.