El fenómeno del desarraigo afectó a las comunidades rurales de la provincia de Buenos Aires durante décadas. Ludmila, estudiante del Centro Educativo para la Producción Total (CEPT) de la localidad de Pablo Acosta, señala que históricamente los jóvenes del campo se veían obligados a trasladarse a la ciudad con sus madres para continuar con sus estudios, mientras que sus padres quedaban trabajando en la tierra, dividiendo así a las familias. Hasta ahora. Jóvenes y arraigo es un programa que busca darle lugar a las voces de los jóvenes para solucionar las problemáticas del territorio rural y luchar contra el desarraigo.
Marcelo Tello, uno de los coordinadores del programa, explica que los CEPT no solo brindan educación secundaria con orientación agropecuaria, sino que también fomentan la autogestión y la participación comunitaria a través de los Consejos de Jóvenes. Estos consejos, similares a los centros de estudiantes urbanos pero más inclusivos, permiten a jóvenes que no sean alumnos del CEPT, participar. Los consejos buscan la participación activa en la planificación y ejecución de proyectos que beneficien a sus comunidades.
Jóvenes y Arraigo surge en el 2021, pos pandemia, en colaboración con la SENAF (Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia), con el objetivo de acompañar integralmente a los jóvenes rurales. Andrea Mendiverri, consejera del CEPT nº9 en Colonia El Toro, destaca que el programa implementa la pedagogía de la alternancia, una metodología que facilita el estudio secundario combinando períodos en el centro educativo con períodos de trabajo en el campo. Esto permite a los estudiantes mantenerse arraigados mientras reciben una educación adaptada a sus realidades.
“Nosotros nos quedamos a dormir en el CEPT de lunes a viernes y después tenemos dos semanas de alternancia que son en los hogares. Nos llevamos tarea y durante esas dos semanas un profesor, que es nuestro tutor, nos va a hacer la visita. Esto facilita mucho lo que es el estudio secundario para nosotros, que estamos en el medio rural. Es complicado el tema de viajar todos los días”, afirma Ludmila.
El programa, que opera en los 35 CEPT distribuidos por la provincia, ha sido crucial para revitalizar los territorios y sus comunidades. Muchas se enfrentan a la falta de servicios básicos, oportunidades de empleo desiguales. Tello destaca que "los jóvenes no solo participan en la formulación de proyectos autogestivos, sino que también colaboran con sus ideas, con los municipios en iniciativas que van desde la cultura hasta la infraestructura local".
El programa aborda preocupaciones como las transformaciones en el sector agrícola, donde se han reducido los puestos de trabajo, que hace cada vez es más difícil acceder económicamente a tecnología y maquinaria. ”Las inquietudes que se manifestan tienen que ver con el financiamiento para la producción, las condiciones laborales en el campo, la falta de servicios básicos y la necesidad de acceso a la recreación y la cultura” afirma Tello.
En respuesta a estas necesidades, el programa ha desarrollado propuestas autogestivas y cogestivas en colaboración con el Ministerio de Desarrollo Agrario, como la creación de centros culturales. En estos centros, Marcelo Ponce Rodríguez, consejero de jóvenes del CEPT Pablo Acosta, cuenta que ha gestionado un taller de guitarra en el centro, que era una demanda que los chicos tenían.
Verónica Rossi, directora del Instituto Superior Tecnico Para la Producción Total y coordinadora general del FACEPT, enfatiza la importancia de adaptar las políticas públicas a las necesidades específicas de los jóvenes rurales. Señala que estos esfuerzos son fundamentales en un contexto donde las políticas suelen estar diseñadas desde perspectivas urbanas que no siempre consideran las realidades y desafíos de las zonas rurales. “Lo más significativo es que jóvenes de 99 distritos rurales profundos de Buenos Aires, a menudo invisibilizados, se han unido, organizado y están tomando un papel activo en la defensa de sus derechos y la construcción de bienes comunes. Esto en tiempos de “desprestigio” de la política es la más maravillosa música”, afirma.
“Los jóvenes tienen una gran visión de lo que es el campo. El campo es de los que vivimos ahí, para nosotros no es solo un negocio. Si fuese así, ya nos hubiésemos ido hace rato” acota Raúl Aramburú, Presidente de FACEPT.
Los jóvenes del CEPT de Pablo Acosta se organizaron a tal punto para mostrar su visión del campo que desde hace algunos años tienen un programa de radio. "Hablamos de temas que a nosotros nos interesan, que tengan que ver con el medio rural y con lo que nosotros vivimos. Los temas que hablamos en la radio los charlamos en las juntadas y después los llevamos al programa“ afirma Ludmila. Sus vivencias se escuchan en "Sencillito y de Alparguchas", que suena todos los miércoles de 15 a 16 en la 87.9, la Radio Pública de Azul.
“El campo es nuestra forma de vida, no es para el lucro, es para vivir y producir la comida para todos, para los que lo necesitan. Jóvenes y arraigo busca volver a traer a los y las jóvenes al campo. Abrazarlos nuevamente", afirma Verónica. "Nuestros jóvenes son hijos del trabajo rural y de la agricultura familiar. Para ellos, el campo no es solo un lugar de trabajo, es una forma de vida que desean preservar", concluye.
Con un alcance que involucra a aproximadamente 4.000 jóvenes rurales en diferentes niveles de participación, Jóvenes y Arraigo está transformando positivamente la realidad de la ruralidad bonaerense, promoviendo el desarrollo local, la sostenibilidad y la inclusión. Para más información sobre el programa y sus actividades, se puede contactar a través del correo electrónico: [email protected]