(Desde Córdoba)

Ya con la Ley Ómnibus XXS aprobada, desde las provincias “dialoguistas” apuran posiciones para reclamar devolución de gentilezas. Uno de esos polos en pugna es la poderosa Región Centro, integrada por Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Creada en 1998, se presenta como el “motor productivo” de Argentina, detenta “el 55% de la producción nacional de granos y el 38% de las exportaciones del país”, según reza en su página de presentación.

Con el paraguas de estos números, suele tratarse de una plataforma política. Ya sea para eventuales aspiraciones nacionales, como ocurrió hasta no hace mucho con el ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, o como fortaleza común para alambrar la región lo más posible ante las turbulencias nacionales.

En esta línea se inscribe la foto del mes pasado entre Martín Llaryora, Maximiliano Pullaro y Rogelio Frigerio. Pese a tener palos políticos distintos, todos comparten la equidistancia en torno al gobierno nacional. Más allá del otorgamiento de “herramientas” a la gestión de Javier Milei, los tres comparten el reclamo por cuestiones básicas como la reactivación de la obra pública y los fondos para las cajas de jubilaciones.

El pedido de Llaryora, reseñado por Página 12, es común a los tres mandatarios, que surfean la ola de la escasez de fondos para cuestiones básicas como los salarios estatales y el transporte urbano.

Hacer un puente

“Fortalecer la posición y mantener el bloque común”. La frase se escucha en cada reunión regional, lo que muestra la fluida relación existente entre los tres actores. De hecho, a fines del mes pasado, en Santa Fe, los tres mandatarios hicieron carne la exigencia de los fondos previsionales.

“Es un reclamo federal, por la construcción de una mejor Argentina, porque vamos a salir adelante cuando se respete el federalismo; y fundamentalmente cuando se mire a las provincias productivas, que generan riqueza en el país”, lanzó Pullaro mientras Llaryora y Frigerio asentían.

La jugada conjunta del trío tiene algunas particularidades a destacar. En primera instancia, como se señaló más arriba, se trata de tres gobernadores de distinto signo político: el cordobés juega en la cancha del peronismo “no kirchnerista o peronismo federal”, Pullaro es uno de los baluartes de la “nueva” Unión Cívica Radical, mientras que el nieto del Tapir se escuda en los restos de Juntos por el Cambio.

Además del reclamo previsional o por la reactivación de la obra pública, también comparten el resquemor por las retenciones agropecuarias. Pese a esto, los tres estarán hoy en Tucumán para rubricar el Pacto de Mayo. “Una cosa no quita la otra”, señalaron el pasado 27 de junio. “Somos provincias que nos estamos animando a darle gobernabilidad. Estamos pidiendo que se le aprueben las leyes (...) Acompañamos, pero este tema no resiste más”, bramó el cordobés.

Pacto de Mayo y después…

La fluida relación entre los tres actores tiene también otro tópico que comenzará a ganar enteros en las distintas acciones políticas: instalar una nueva agenda que coloque, ya definitivamente, a la Región Centro como un punto central del juego político nacional.

A sabiendas del rol que les cabió a los diputados en el largo trámite que desembocó en la sanción Ley Ómnibus, la cuestión pasará por esperar la manera en la que se retribuirá la colaboración a la gobernabilidad.

Parte de esa puesta en marcha pasa por la seguidilla de actos públicos que se sucedieron en la previa a la sanción de la ley en el Congreso y que, prometen, “continuará cada vez que sea pertinente”.

La otra acción, mucho más lenta pero a la postre con más poder de fuego, tiene que ver con el orden legislativo. Aunque se niegue por todos lados, no hay nadie que no esté mirando el 2025. La sintonía existente podría dar lugar a un escenario que incluso podría adelantarse a los comicios, con trabajos conjuntos entre los legisladores de las tres provincias. ¿Una especie de Hacemos Coalición Federal ampliada? Suena prematuro, pero no tanto. Por lo pronto, los objetivos son los mismos. Y los rivales, dependiendo la coyuntura, también.

Cada cual atiende su juego

Mientras tanto, ninguno de los protagonistas desatiende el juego interno. Saben que para salir a jugar afuera tiene que haber cierto orden en el rodeo propio. La escasez de fondos coparticipables, por ejemplo, o la caída en la recaudación pueden ser funcionales a la confrontación, más allá del desenlace incierto que puede darse en la confrontación a medias con el gobierno nacional.

Los tres actores en pugna saben que políticamente no es redituable activar de manera abierta acciones contrarias al presidente. Sus distritos fueron fuertes en la segunda vuelta y, pese a todo, Milei cuenta con buenos registros en torno a su imagen.

Sin embargo, también cuentan con el termómetro social, que observa caídas de manera constante de los registros de actividad industrial y la baja en el consumo de alimentos, más allá de la cuestión inflacionaria. Siendo el primer cinturón ante los efectos de las políticas nacionales, saben que su posición es central a la hora de liberar reclamos sociales.

Un dato no menor y que puede ser también favorable en la construcción de poder es la posibilidad de ampliar el eje de influencia de la región. En la disertación convocada por la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), Llaryora ensayó una especie de convocatoria/guiño al mendocino Alfredo Cornejo, al sostener que “tenemos muchas coincidencias y la necesidad de integrarnos como región”.

Un eventual acercamiento dejaría a la franja central del país como un núcleo de poder infranqueable para el gobierno nacional a la hora de negociar. Ésa es la cuestión.

Como hace 208 años, la rosca estará presente en la Casa Histórica de Tucumán. La vigilia tendrá mucho pasilleo y cabildeo, más allá del código de vestimenta y la inteligibilidad de la invitación cursada desde Casa Rosada.

El efecto, como siempre, se verá en los próximos meses.