Javier Milei participó en Brasil de la cumbre de la ultraderechista CPAC (Conferencia Política de Acción Conservadora), organizada por Jair Bolsonaro, donde respaldó al ex mandatario-que enfrenta una nueva imputación, esta vez por supuesta apropiación indebida de bienes- al sostener que “es un perseguido judicial”. El presidente argentino venía tensando las relaciones con su par Luiz Inácio Lula da Silva y se especulaba con la posibilidad de un cortocircuito en el vínculo bilateral, pero ayer se contuvo en su discurso y evitó mencionar a Lula u ofenderlo. Sus críticas apuntaron de manera general contra "el socialismo de America Latina"  al que, prometió Milei, "lo vamos a sacar a patadas de todos los lados donde esté".

Milei de esta manera pisó el freno, y eludió llevar el conflicto con Lula a un nivel mayor, que pusiera la relacion Argentina - Brasil al borde de una ruptura -como ocurrió cuando viajó a Madrid, donde confrontó con el primer mandatario y secretario del Partido Socialista Obrero español, Pedro Sánchez- Pero el viaje en sí mismo implica un capítulo que empeora el vínculo entre los gobierno de los dos países: esta fue la primera visita al país vecino de Milei desde que es presidente y resultó todo un gesto que no se reuniera con Lula, con el que nunca se entrevistó -recordemos que Lula tampoco vino a su jura, a la que Milei prefirió invitar a Bolsonaro, dándole tratamiento de jefe de estado pese a que el ultraderechista había terminado su mandato. A esto se suman los pasos atrás dados en la inserción argentina en la región, ya que Milei tampoco asistirá a la Cumbre de Presidentes del Mercosur que tendrá lugar este lunes en Paraguay, con la excusa de que se lo impiden "cuestiones de agenda".

De hecho, el ideario de la derecha latinoamericana reunida en la ciudad balnearia de Camboriú incluye la postura de terminar con la integración regional para facilitar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, más aún si Donald Trump (un habitué en las citas de la CPAC) se impusiera en las elecciones de noviembre.

Golpismos

Se sabe que Milei ve socialistas por todos lados; al hablar ante la CPAC arrancó criticando “la receta económica y cultural del socialismo en América Latina” -término en el que incluye a los gobiernos kirchneristas- y lo que él les endilga como principal pecado, el aumento del gasto público. En esto estaba cuando planteó que los opositores a su gobierno (y en general, a la derecha) son “golpistas”: "los mismos que se llenan la boca hablando de la democracia, el pluralismo y la opresión son los que están dispuestos a torcer las reglas e incluso a interrumpir el orden constitucional”, aseguró.  Puso como ejemplo ,  “lo que está pasando en Bolivia, donde están dispuestos a montar un falso golpe de estado con tal de sumar un puntito más en una elección”.

Como parte de los mismos movimientos supuestamente golpistas enlistó “la persecución judicial” que sufriría Bolsonaro, que acaba de ser imputado por la policía federal brasilera por la supuesta apropiación indebida de una serie de joyas con diamantes, que le regalaron en un viaje a Arabia Saudita cuando era presidente y  que debió haber devuelto al dejar el gobierno.

Finalmente, también la manifestación contra la Ley Bases fue catalogada por Milei como producto de todo este entramado contrario a la libertad de mercado -es sorprendente la cantidad de socialistas que resultó haber también en la Argentina- que, según el presidente, "están dispuestos a tomar el camino de la violencia y la extorsión para obstruir los cambios que reclama la sociedad”.

Aseguró que “por eso, hace unos días enviaron a un pequeño ejército a sembrar el caos en las puertas del Congreso, incendiando autos y vandalizando la ciudad, en busca de extorsionar a los legisladores para que rechazaran nuestras reformas”.

Y se felicitó de haber logrado hacer aprobar, pese a todo, la Ley Bases con la que “hemos hecho la reforma laboral y económica más importante de la historia argentina”, una reforma "cinco veces más grande que la de Menem”. “O si le sumamos el decreto de necesidad y urgencia de cuando asumimos, ocho veces más grande que la reforma más grande de la historia argentina”.

Las figuras de la Cumbre 

En el encuentro de la CPAC se juntaron referentes de la ultraderecha como el chileno José Antonio Kast y el mexicano Eduardo Verásategui. El armado de la cumbre estuvo a cargo del hijo de Bolsonaro, Eduardo, su virtual "canciller" personal y con  quien Milei tiene una relación cercana. 

 Milei agradeció a Jair Bolsonaro y a su hijo Eduardo por la bienvenida y declaró: "Realmente me hacen sentir como en casa y es siempre un placer estar entre amigos".

Había viajado junto a su hermana y secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, el ministro de Defensa Luis Petri, el vocero Manuel Adorni y el documentalista presidencial, Santiago Oría

En otros tramos de su intervención, Milei cargó contra Venezuela y la gestión de Nicolás Maduro, que calificó de "dictadura sanguinaria".

Al cerrar su discurso hizo un llamado a la acción y la resistencia contra el socialismo. Subrayó la necesidad de mantener la libertad económica y política, y animó a sus seguidores a luchar por estos valores. "Vamos a salir de la miseria, les guste o no les guste a los socialistas, con su apoyo o sin su apoyo", proclamó . 

"La gente sabe que el socialismo es un fenómeno empobrecedor y violentamente asesino. Por eso se están extinguiendo y los vamos a sacar a patadas de todos lados donde estén. El viento de cambio que empezó en la Argentina y hoy recorre el mundo llegará a cada rincón donde la libertad esté reprimida".