El historiador y periodista Daniel Balmaceda compartió una serie de datos poco conocidos sobre el Día de la Independencia a 208 años de las icónicas jornadas del 9 y 10 de julio en el Congreso de Tucumán.

Consultado por Víctor Hugo Morales en la 750, Balmaceda comenzó contando que en aquel entonces las jornadas de debate empezaban temprano por la mañana y finalizaban al mediodía, cuando todos los congresistas se iban a las casas o conventos donde paraban.

El menú del 9 de Julio

Allí almorzaban cada uno en su lugar. En esa época no había restaurantes y si se comía algo afuera del hogar era en la plaza central y al paso. Por ejemplo, alguna empanada de carne. Pero de tamaño más chico que las que se consumen en la actualidad. Empanadas para comer con la mano y en un solo bocado.

Pero hubo una excepción. Fue el 10 de julio de 1816, el día siguiente a la histórica gesta en la que se declaró la Independencia. Allí sí hubo una larga mesada, decenas de asistentes y hasta amores entre trago y trago.

“La gran excepción, fue el 10 de julio, porque se hizo un gran banquete en la casa histórica. Ahí participaron todos con mesas de comedia y con buenas bebidas”, explicó el autor del libro La comida en la historia argentina.

Otros, en cambio, conocieron en ese clima festivo y entre copa y copa que conocieron a sus parejas. Tal es el caso de José Mariano Serrano —quien sería luego presidente de la Asamblea General del Alto Perú que declaró la Independencia de Bolivia en 1826— quien conoció allí a la que iba a ser su pareja, Solanita Cainzo.

El menú, explicó Balmaceda, fue bien nacional: “Lo que más se consumían eran guisados. Todo tipo de guisos. Y en general el condimento principal era la carne. Porque la carne nos sobraba. Podíamos exportar la grasa, el cuero, pero no tenía mucho valor comercial la carne porque no se podía vender al exterior”.

De postre el dulce de leche estaba presente. Estaba presente el membrillo. Mucha fruta clásica como el durazno, pera, uva. Las preparaciones eran también bocados. Algo así como la preparación de una galletita. Se servían en bandejas. El dulce era un consumo muy alto en todo el norte”, finalizó.