Desde Barcelona

UNO Días atrás, delante suyo, en su pantalla, Rodríguez supo de la existencia de las "neuronas espejo". El nombre le intrigó lo suficiente como para googlear y enterarse de que se trata del tipo de neurona que se "enciende" cuando "un animal actúa al observar una determinada acción ejecutada por otro realizando así una acción de espejo: reaccionando, empatizando, emocionándose. Es decir: comprendiendo los actos y hechos realizados por otros a partir de su influencia en los propios. O algo así. Después, la larga entrada que le dedicaba al asunto la Wikipedia se complicaba mucho, se explayaba en polémicas científicas que les restaban importancia o, por lo contrario, consideraba a las neuronas espejo como "la fuerza determinante de todo gran salto en la evolución del hombre". En cualquier caso, lo explicado no causó gran reacción de parte de Rodríguez quien llegó allí porque se había encontrado lo de las neuronas espejo en un artículo acerca de esa suerte de video-subespecie-podcast en YouTube. Esa que se dedica a buscar reacciones en segundos y terceros a partir de la primera reacción de primeros y que, de un tiempo a esta parte, ha convertido a Rodríguez en el más primario de los reaccionarios.

DOS Y no es que Rodríguez pase mucho tiempo en internet; pero lo cierto es que se ha vuelto relativamente aficionado a eso de la voyeurística first reaction. ¿Por qué? Quién sabe... Tal vez porque le conmueva la inocencia ignorante de aquellos (mucho más jóvenes en su mayoría) descubriendo entre la total emoción y el casi pánico que existe algo llamado pasado. Y que se extiende mucho más allá y atrás de las fechas de su nacimiento. Y que contiene tanto que no sólo no conocen sino que no les preocupa mucho no conocer; porque para su conocimiento (y su reacción a ello) está esta tan graciosa y, suponen, emotiva para ellos y para los demás, oportunidad de grabarse reaccionando a todo eso para después, enseguida, subirlo a internet y que otros reaccionen con ellos. Otros como ellos y alguno como Rodríguez.

TRES O tal vez Rodríguez --un tanto miserable-- se haya aficionado a reaccionar a sus reacciones porque, de algún modo, el volumen cósmico de su ignorancia le hace sentirse tanto más informado y culto y experto y privilegiado y orgulloso de que en su juventud la música era mucho mejor que ahora mismo. Alguien que no reacciona con lo que ellos reaccionan porque ya reaccionó con todo eso en su momento, cuando correspondía y cuando le tocó. Alguien que sí reacciona como ellos, de vez en cuando, con las noticias en los noticieros. Con esas first reactions globales y planetarias. En cualquier caso, Rodríguez sigue reaccionando con ellos. Y hasta ya tiene grupito de reaccionadores en los que reincide porque, de algún modo, le parecen grandes intérpretes de la reacción. Esa joven pareja que teoriza desde el desconocimiento absoluto. El joven afroamericano hip-hop/rap/gangsta que no puede creer la genialidad de Pink Floyd y se la pasa descubriendo samplings/grooves de música vintage en los himnos de sus flamantes héroes. La abuela y la madre y la hija trenzándose en discusiones multi-generacionales, la muy borde de "Every Song Sucks". Ese freak Made in USA que se ha especializado en reaccionar a Charly García y que casi alcanza el orgasmo con "Eiti Leda" (Rodríguez la escuchó por primera vez en aquel adolescente viaje suyo a Buenos Aires mientras su prima Mirta le explicaba que "esta es la mejor canción jamás escrita sobre coger en dictadura"). Esos hermanos gemelos y centroeuropeos hablando un inglés muy dude-bro' que ellos suponen muy cool pero... El músico clásico analizando las progresiones atonales de King Crimson. Ese casi lugar común de volverse loco con "Bohemian Raphsody"... Y, por supuesto, todos lloraron con el video-clip de "Now and Then" de The Beatles porque si se llora, parece, hay más clicks. Y les gusta tanto reaccionar hasta las lágrimas... Y, claro, por supuesto, siempre interrumpiendo la canción en el peor momento para sollozar. Y, por supuesto, ya anda por ahí aquel que reacciona por primera vez a las primeras reacciones de reaccionarios primerizos.

CUATRO Y Rodríguez se entera de que ya hay cuestionamientos en cuanto a copyright (porque los reaccionarios hacen dinero sin pagar derechos por aquello a lo que reaccionan) y reproches raciales (se cuestiona que los reaccionarios exageren las características de sus respectivas etnias para ser más divertidos). Y que su génesis tuvo tiempo y lugar en una sección de shows de la televisión japonesa en los '70s/'80s. Y que esto de las first reactions se disparó pandémicamente durante el confinamiento y que su más o menos grande Big Bang tuvo que ver con la sorpresa provocada en unos hermanos escuchando por primera vez "In the Air Tonight" de Phil Collins y no viéndose venir/oír esa entrada bestial de batería ya bien avanzada la canción. En 1981, cuando Rodríguez se compró Face Value (para escuchar el l.p. entero y por orden, gesto hoy exótico) tampoco lo anticipó; pero, al escucharlo y disfrutarlo, no le sorprendió tanto. ¿Por qué? Fácil y complejo: porque ya sabía quién era Collins (y quién era Peter Gabriel y qué era Génesis) y de qué se trataba ese tipo de música. Es decir: Rodríguez tenía y sigue teniendo eso que alguna vez se conoció como cultura general y que hoy, general y culturalmente, tiende a desconocerse.

CINCO Y estos jóvenes reaccionarios no se han limitado a canciones y han añadido a sus reacciones a películas. Y así se asombran y emocionan por el blanco y negro de Casablanca y de Qué bello es vivir (sin tener la menor idea de quién fue Bogart o qué fue la influyente reinvención navideña by Charles Dickens). Y --sorpresa y duda y sospecha-- abren mucho los ojos cuando Darth Vader le dice a Luke Skywalker que es su padre o comprenden quién es el más fantasma de todos al final de El sexto sentido o lo de Rosebud en El ciudadano o por qué se titula Psicosis. Y Rodríguez se pregunta cómo es posible que alguien --en tiempos de la ultra-información-- haya podido mantenerse virgen y puro sin siquiera haber percibido un mínimo rumor al respecto. Y cómo es que, de pronto, todos los jóvenes reaccionarios parecen estar escuchando y viendo y reaccionando a las mismas canciones/películas. ¿Se espían y se copian las reacciones? ¿O será todo mentira? ¿Actúan? ¿Fingen? ¿Reaccionan a sueldo porque, sí, además son influyentes influencers que pueden volver actual a una vieja canción? ¿Y en serio ese chico que ve Rescatando al soldado Ryan cree que transcurre en otro planeta? Y Rodríguez se dice que esto de las first reactions --en tiempos en que la gente se la pasa mirando a gente mirando a gente mirando a gente-- es como si muchas viviesen su propia versión de El Show de Truman. Pero con un sorpresivo twist al que reaccionar: porque a diferencia de lo que ocurre en esa película, aquí, a este lado de la (ir)realidad son cada vez más quienes parecen felizmente convencidos de protagonizar un reality show. Y --pronto habrá reacciones a primer paso, a primera lluvia, a primer helado de limón, a primer baile, a primer beso, a primera enfermedad terminal, a primera última voluntad, a primera y definitiva no reacción de signos vitales-- lo único que desean es seguir siendo mirados (no vistos) y mucho menos salir de allí: del aire, esta noche (entra solo de batería), mientras con todas sus neuronas se miran ser mirados al espejo.