El costo de vida en los barrios populares de Rosario durante el mes de junio trepó a $1.233.863, lo que significó un aumento del 291% en comparación al mismo mes del año pasado. El informe, realizado por la diputada provincial Lucila De Ponti junto al Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (Ceso), indicó que un hogar debió destinar un mínimo de $500.331 pesos para cubrir las necesidades básicas, mientras que un adulto rosarino necesitó $161.920 para no caer debajo de la línea de indigencia. Entre los productos que más aumentaron en el último año aparecen el arroz (1.447%) y los fideos secos (1.125%). Además, el estudio remarca que el salario mínimo, vital y móvil alcanza para cubrir apenas el 47% de la canasta familiar de alimentos. “Los alimentos que son fundamentales en términos nutricionales no están al alcance del bolsillo de la gente”, describió la legisladora santafesina en diálogo con Rosario/12. “La gran mayoría de los trabajadores no puede asegurar con sus salarios el costo de vida”, añadió.
El informe difundido este lunes da cuenta de la situación económica en los barrios populares de Rosario, relevando los precios en Mangrullo, Casiano Casas, La Sexta y Bella Vista. “Son barrios caracterizados por familias que compran en comercios de proximidad, muchos de ellos trabajadores informales y precarizados, cuya mayor proporción de ingresos va destinada a los alimentos, que son los que han presentado los mayores incrementos de precios”, se describe en el relevamiento.
En concreto, el estudio señala que durante junio el costo de vida en los barrios populares de la ciudad fue de $1.223.863, lo que implica una suba del 18% trimestral y del 291% en el último año, cuando el costo de vida estaba en el orden de los $315.279. Solo para cubrir los alimentos mínimos, y no caer bajo la línea de indigencia, una familia tipo debió contar con ingresos superiores a $500.331. En promedio, un adulto rosarino necesitó $161.920 para cubrir sus necesidades alimentarias.
En la comparación trimestral, el ranking de productos que más aumentaron lo encabezan los panificados (47%), la yerba (31%) y el arroz (30%), aunque también se destacan bajas en productos como el azúcar (-19%), el pollo (-9%) y los fideos (-8%). Pero si se amplía el registro y se analiza la evolución de precios durante el último año, el estudio da cuenta de aumentos significativos en el arroz (1.447%), los fideos secos (1.125%), la yerba (850%), los huevos (834%), los panificados (860%), la leche (772%) y las carnes (595%).
“Lo que nos permite ver este informe es cómo se cristaliza la enorme brecha entre costo de vida e ingresos, indicadores que después sirven para calcular el número de pobreza y de la indigencia”, evaluó De Ponti. “Si bien hay una desaceleración en los aumentos, es mentira que los precios generales hayan bajado. Por el contrario, seguimos teniendo un aumento anual que supera el aumento de los ingresos. Esto genera que los alimentos que son fundamentales en términos nutricionales no estén al alcance del bolsillo de la gente”, agregó la legisladora santafesina.
En el informe también muestra cómo los salarios fueron perdiendo capacidad de compra en relación a la canasta familiar. Así, mientras en junio de 2023 el salario mínimo, vital y móvil era de $87.987 y alcanzaba para cubrir un 69% de la canasta familiar ($127.846), un año después el salario mínimo ascendió a $234.315, pero apenas alcanza para cubrir un 47% de la canasta ($500.331). Además, un jubilado que cobra la mínima, más su bono correspondiente, alcanza los $276.931 que, descontando la parte alimentaria ($161.920), cuenta con solo $115.011 para vivir.
La medición también analiza el caso de los obreros de la construcción, que en junio de 2023 cobraban $201.825, contra una canasta familiar que costaba $127.846. Doce meses después, el salario del sector ascendió a $432.675, con lo que no llega a cubrir la canasta familiar que asciende a $500.311. “En este último trimestre fueron quienes más perdieron poder adquisitivo en relación a los otros salarios”, describe el estudio. En el caso de las empleadas de casas particulares, que en junio del año pasado cubrían un 79% de la canasta familiar, el mes pasado ese guarismo quedó en el orden del 63%.
Por su parte, los empleados de comercio son los que mejor se ubican en la comparación. En junio de 2023 cobraban un sueldo de $183.751 con el que podían cubrir casi una canasta y media (144%). El mes pasado, el salario fue de $661.171 y también quedó por encima de la canasta familiar, aunque permite cubrir menos que un año atrás (132%). “Si bien su sueldo ha mejorado, luego de alimentar a su familia un empleado de comercio dispone de $160.840 para vivir”, remarca el estudio.
“Los números muestran que a los trabajadores, sean formales o informales, jubilados, o beneficiarios de alguna asignación social, no les alcanza lo que están recibiendo todos los meses para poder cubrir el costo de la canasta básica alimentaria y de los servicios básicos. Ese es el principal problema que tiene hoy la economía argentina”, evaluó De Ponti. “Si no se recupera el valor del salario, si no se achica la brecha de los costos y los ingresos, Argentina va a ser todos los días una sociedad más pobre”, agregó.
Asimismo, la diputada señaló que la decisión de medir la evolución de precios en los barrios de la ciudad tiene que ver con las particularidades que están vinculadas no solo a los ingresos, sino a las formas de consumo: “En los barrios populares las compras se hacen fundamentalmente en comercios de cercanía o pequeños supermercados que suelen tener precios distintos, porque no pueden acceder a ofertas o la mejora de precios en compras por cantidades. Hay otra cultura de consumo. Ahí los precios terminan siendo un poco más elevados y nos interesaba conocer qué pasa en esos lugares”.