La saga de portazos en el Gobierno sumó un nuevo capítulo con la renuncia de Gustavo Rodríguez, quien hasta esta semana fue vicepresidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). La salida se produjo en medio de los despidos masivos y el desguace del organismo, que quedó prácticamente al borde de no poder seguir funcionando luego del paso de la motosierra de Javier Milei.
La renuncia de Rodríguez se produjo en un contexto de conflictividad interna del INTI pero también de acefalía: el presidente del organismo, Daniel Afione, se encontraba en una curiosa gira por Japón la semana pasada, cuando el Gobierno anunció la poda de miles de empleados públicos, incluídos unos 288 del propio organismo. Rodríguez fue quien tuvo que ponerle la cara al ajuste, y terminó yéndose por la puerta de atrás por dieferencias en la forma en que la administración libertaria encaró el desguace.
Según había difundido ATE al tiempo de los despidos, “Afione era jefe de Recursos Humanos en una automotriz y, según versiones, desautorizó que viajen los especialistas del INTI en la materia, para hacerlo él solo. Quien quedó a cargo del INTI, el vicepresidente, no se presentó a trabajar en los últimos días y se presume que renunció al cargo”, algo que terminó de confirmarse este lunes.
“La Asociación Trabajadores del Estado (ATE) repudia enérgicamente la detención de dos trabajadores durante las protestas pacíficas en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) contra los despidos en la Administración Pública Nacional”, había dicho el gremio tras los despidos y la represión.
Desguace y acefalía
Sumando los retiros voluntarios, los contratos que vencen y los despidos, en ATE INTI estiman que la sangría total podría alcanzar a unos 600 trabajadores.
Los despidos en el INTI se produjeron la semana pasada en medio de un fuerte clima represivo, con dos trabajadores detenidos y los patrulleros dentro del edificio que el organismo tiene en el Parque Tecnológico Migueletes, en Villa Maipú. Los delegados denunciaron que hubo efectivos filmando a los afiliados.
“Se equivoca el Gobierno si cree que a los estatales nos va a frenar a los palazos. No nos van a frenar con represión. La única manera de garantizar la paz social es brindando respuestas a las justas demandas que tenemos los trabajadores", dijo Rodolfo Aguiar tras la represión.
“Estamos en una situación límite, generaron daño a propósito y se fueron de viaje. Estamos ante el fin de la institución”, dijo Cecilia Tórtora, delegada de ATE.
Desde ATE siguen advirtieron que el organismo quedó en una “virtual acefalía” y denunciaron el cierre de “al menos doce sedes del Interior del país”, que brindaban asistencia tecnológica a PYMES y emprendedores a nivel federal.