Mauricio Macri fue el único ex presidente de peso que aceptó el convite de Javier Milei para asistir a la celebración del Pacto de Mayo. Lo hizo después de una serie de maniobras con las que el ex mandatario empezó a poner distancia con el oficialismo, pero con el objetivo de subirse el precio para una negociación el año que viene para una eventual alianza electoral. Por eso, Macri jugará este juego de tira y afloje, elogio y critica, alejarse y acercarse. Un día le critica la falta de avance con la coparticipación porteña, pero al siguiente asiste al acto y dice que es el rumbo correcto para la Argentina. En el entorno del mandatario, negaron que le hayan tenido que insistir demasiado para que hiciera un retorno exprés de Londres, donde estaba viendo el Wimbledon. Sostienen que fue decisión propia estar presente.

Ya sea por protocolo o una pequeña venganza oficial por el suspenso, tanto sacrificio no se vio en la foto principal del acto, porque no fue invitado al salón donde los gobernadores y el presidente pusieron su firma al Pacto de Mayo y tuvo que esperar junto al resto de los invitados tomando frío en la calle. 

Macri pasó buena parte de la semana pasada dando gestos de distanciamiento con respecto al Gobierno de Milei, para romper con la idea de que su partido está regalado y no tiene otra que convertirse en el furgón de cola de La Libertad Avanza (claro está, hay que ver si esos esfuerzos dan fruto o si termina, de todas formas, subsumido por Milei). Entre otras acciones, Macri en una sola semana:

  • Cuestionó a Milei por no acatar el fallo de la Corte Suprema que indica que tiene que subirle la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires.
  • Sus diputados sacaron un proyecto de resolución para que esto mismo ocurra, con lo cual -de paso- dejaron expuestos a los legisladores de Bullrich que no quisieron firmar.
  • La Fundación Pensar -el think tank del PRO- sacó un informe con los primeros seis meses de Milei: sobre 10, le puso una nota de menos de 3. Su titular, María Eugenia Vidal, repite que es todo culpa del Gobierno de Alberto Fernández, para aminorar el impacto.
  • Impidió que Bullrich asumiera en un cargo partidario. También desplazó a su gente del PRO bonaerense, donde asumió Cristian Ritondo, que también le dedicó varias criticas al Gobierno por falta de gestión, por no levantar el cepo cambiario ni avanzar con algún mecanismo de obra pública o privada.

Invitado especial

Todo esto llevó a que algunas dudas surgieran sobre si Macri iba realmente a asistir al acto del Pacto de Mayo de Milei. Pero pensar que no lo iba a hacer es no entender el juego de tira y afloje que está jugando el ex presidente. Macri no cerró en ningún momento la posibilidad de una alianza electoral con La Libertad Avanza el año que viene, lo que no quiere es hacerla desde el lugar de sumisión que -a sus ojos- eligió Bullrich.

Por eso, mandó a que la Asamblea del PRO -además de impedir que Bullrich fuera su presidencia y poner allí a Martin Yeza, leal a Macri- emitiera un comunicado donde rechazaba la "fusión" del PRO con LLA que Milei propuso esa misma semana. Fusión, para Macri, implica la desaparición del PRO. Lo que el ex presidente quiere es un acuerdo de partes donde los que se sientan a la mesa tengan las mismas prerrogativas.

Claro que del otro lado se puede encontrar con una Karina Milei que quiere manejar ella la lapicera y esperar que el PRO agradezca por los pocos lugares en las listas que les ofrezcan. Hasta el más mileizado de los integrantes del PRO dice que en ese escenario no habrá acuerdo electoral.

Es en función de esto que Macri está jugando el viejo juego de subirse el precio, de hacerse desear. Para muestra basta lo que le ocurrió al Gobierno con su asistencia. Para el oficialismo era importante que la concurrencia de ex presidentes no fuera nula. Por eso, según trascendió, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, hizo gestiones especiales para que Macri se tomara el trabajo de volverse desde Londres, donde estaba muy cómodo viendo el Wimbledon.

Luego de mantener el suspenso toda la semana sobre si iría o no -con lo que eso implicaba para el gobierno- , Macri finalmente dejó trascender que iba a estar. Y ahora mandó a decir que no hizo falta ninguna gestión especial, que él siempre estuvo decidido a estar presente. 

Quien quiera ver allí una muestra de lo que será el próximo año de relaciones entre Macri y Milei, bien puede hacerlo.